Hablar de cultura en 2020 es sinónimo de hablar de medidas de contención, reducción de aforos y desinfección de emplazamientos. Enmarcada en todos esos protocolos sociosanitarios, arranca la vigésimo tercera edición de la Feria de Teatro de Castilla y León, que se prolongará hasta el 29 de agosto y cuyo programa tiene un sabor más regional que nunca. “Este ha sido un año difícil. No solo pretendemos contribuir a la dinamización económica del territorio, también deseamos devolver la confianza a los ciudadanos en la realización de actividades culturales”, asegura Manuel González, director del evento, quien se muestra preocupado por el futuro de las artes escénicas. “Todas las medidas para combatir la pandemia pasan por establecer barreras comunicativas, pero el teatro es esencialmente una actividad de socialización. No sé cómo podrá evolucionar esta situación”.

Con 33 formaciones (un 25% menos que la edición pasada) la feria actúa como escaparate de la escena del occidente peninsular. A las 16 compañías de Castilla y León (Nao d'Amores, Perigallo Teatro, La Chana o Teloncillo, entre otras) se suman tres propuestas desde Extremadura (Crash, un planeta emocionante, de Asaco Producciones; El carro de los cómicos de la legua, de Amarillo Producciones y Comedia en negro, de Suripanta Teatro), una desde Galicia (Mai Mai, de Baobab) y otra portuguesa (única participación internacional, que presentará la obra El relato de Alabad). “Hemos intentado compensar la reducción del número de formaciones con la programación de varias funciones. También hemos intensificado las representaciones a cielo abierto (plazas, patios monumentales, jardines etc.) y modificado los horarios con la misma finalidad: conseguir que el público disfrute de la experiencia manteniendo el distanciamiento social. Va a ser una feria distinta, los aforos oscilarán entre los 50 y los 250 espectadores. No queremos ningún tipo de aglomeración”, aclara el director.

Montajes multidisciplinares, teatro de actores, gestual, de títeres, circo, danza… Las líneas de programación de la feria priorizan la calidad, variedad y novedad intentando poner el foco en formatos donde encontrar nuevos nichos de mercado. “Buscamos proyectos singulares y versátiles que puedan representarse tanto en espacios escénicos como en localizaciones poco convencionales. Hablamos de teatro documental, performances, teatro foro… espectáculos que encajen en los protocolos de la era postpandémica”, explica González.

'Nise, la tragedia de Inés de Catro', de la compañía segoviana Nao d'Amores

Además de su dimensión de festival, la cita mirobrigense cuenta con una vertiente profesional que facilita el encuentro entre compradores (programadores culturales, agentes, gestores…) y vendedores (distribuidores, compañías…) del sector. Gracias a la Feria Virtual, los comerciantes podrán acceder a un directorio con información de todos los montajes programados y a un catálogo de compañías de Castilla y León, que permanecerá posteriormente en la página web.

Tras el pistoletazo de salida con Nise, la tragedia de Inés de Castro (una propuesta producida por la compañía segoviana Nao d’Amores en colaboración con el Teatro de la Abadía que recupera, a partir de dos textos de Jerónimo Bermúdez, la singular peripecia vital de la amante del rey don Pedro de Portugal) el público podrá deleitarse con más de medio centenar de representaciones de formaciones andaluzas (Bric a Brac ,de Locamotiva), valencianas (La invasión de los bárbaros, de Arden producciones), madrileñas  (Amor médico, de Ensamble Bufo), navarras (Kimera , de La Banda Teatro-Circo ), cántabras (De Paseo, de Ruido Interno), asturianas (Cita en el marco, de Zig Zag Danza) o vascas (¡Qué pájara!, de Sarini Zirco).

@zulheika