Abre Natalia Menéndez la temporada de la CNTC con El vergonzoso en palacio, de Tirso de Molina, un montaje para el que ha contado con la versión de Yolanda Pallín, la escenografía de Alfonso Barajas y las interpretaciones de Bernabé Fernández, José Luis Alcobendas, Nieves Soria, César Camino, María Basant y Anna Moliner, entre otros.
Menéndez considera que Tirso es un autor poco representado. Por eso se ha dedicado a indagar en los recovecos de su obra. “Es un autor que apuesta por la libertad, el amor y la bonhomía. Esto es lo que me interesa. Elegí El vergonzoso en palacio por su clara apuesta por la comedia, sus mujeres extraordinarias y sus hombres atrevidos y vergonzosos. También me llamó la atención la relación entre España y Portugal”.
Con una puesta en escena atrevida, rítmica y detallista, y un vestuario barroco que hace guiños a los siglos XX y XXI, Menéndez ha querido homenajear también a Adolfo Marsillach y Carlos Cytrynowski, director y escenógrafo del último montaje de la obra que pudo verse en la CNTC en 1989. En esta ocasión, la videocreación de Álvaro Luna consigue rematar, según la directora, la magia, los ecos, los reflejos y las pasiones de los personajes: “Apostamos además por la delicadeza de los azulejos portugueses y el lenguaje de las flores”.
Un prodigio de ingenio
Junto a Yolanda Pallín, con la que ya trabajó en El curioso impertinente en 2007, Menéndez ha realizado una versión en la que se valora más a la mujer. Ha eliminado tramas anecdóticas para ir claramente hacia la idea del amor y evitar imágenes demasiado rebuscadas. “Es una hermosa y ágil versión”, sentencia. “La obra —tercia Pallín— es un exponente de la comedia palatina, un prodigio de ingenio y gracia, una exploración en torno a la identidad personal y social y una fiesta del deseo con unos personajes femeninos desbordantes de vitalidad, como suele ocurrir en Tirso. Con todas las modificaciones que hemos hecho pretendemos honrarle y mostrar respeto al público, mujeres y hombres contemporáneos que, esperemos, harán propio este diálogo con el pasado”.
La historia de El vergonzoso en palacio nos anima, apunta la directora, a que encontremos nuestra identidad y que no nos asuste la búsqueda por extraña que esta nos parezca: “Seguimos siendo clasistas y racistas. Preferimos la seguridad. Tirso apuesta por la libertad, el juego, la insegu- ridad, el crecimiento personal. Llevar a cabo el deseo...”.
La obra debería haberse estrenado esta primavera. El parón de la pandemia ha hecho que se retrasara al inicio de la temporada de la CNTC. “Hay muchas ganas de teatro. Los espacios escénicos son seguros, cumplen todas las normas de higiene. Solo queda que el público disfrute y que pueda volar con las historias que contamos”, aclara Menéndez, que el 26 de noviembre estrenará en Las Naves El salto de Darwin, de Sergio Blanco (autor del que ya montó en 2017 Tebas Land en el Pavón Kamikaze). “El público quiere teatro en vivo, compartir un hecho artístico. Sentir empatía, catarsis o, sencillamente, entrar en comunión con los actores. Es verdad que las redes sociales están ofreciendo otros lenguajes aunque por ahora son un complemento, no compiten con las representaciones tradicionales”.