Plauto este año es el ‘jefe’ en el Festival de Mérida. El Brujo le hizo un guiño con su libérrima versión de Anfitrión. Luego vino Eduardo Galán refundiendo tres de sus comedias (Asinaria, Cásina y El mercader) para hilvanar la psicalíptica pieza Mercado de amores y a partir del próximo jueves, 29, llega Golfus de Roma, un musical histórico, cuyo libreto, firmado al alimón por Burt Shevelove y Larry Gelbart, también se nutría de un tridente de títulos del dramaturgo latino: Pseodolus, Miles Gloriosus y Mostellaria. La partitura, por otro lado, es nada menos que de Stephen Sondheim. El montaje nace de la productora Focus y su ideólogo escénico es Daniel Anglès, un entusiasta de esta joya de Broadway (estrenada en 1962) que acabó en la gran pantalla de la mano de Richard Lester en 1966, con una ya enfermo Buster Keaton en el reparto. “Siempre ha estado en mi lista de ‘musicales que me gustaría dirigir algún día’. Es una de las mejores comedias que se han escrito nunca, con una música maravillosa”, explica a El Cultural.



Golfus de Roma (título escogido en español para sintetizar el original inglés: A Strange Thing Happened on the Way to the Forum) narra la historia de Pseoudolus (Carlos Latre), un esclavo que aprovecha el enamoramiento del hijo de su amo para granjearse la ansiada libertad: pacta con él ayudarle a conquistar a la cortesana por la que bebe los vientos a cambio de su manumisión. Como consecuencia de ese acuerdo, arranca una trama salpicada por las clásicas confusiones de identidad, juegos de palabras, chistes picantones, venablos satíricos sobre la estratificación social en castas, puertas por las que entran y salen personajes sin parar, enredos, engaños… “Lo que nos lleva haciendo reír desde hace siglos”, concluye Anglès, que tiene debilidad por la versión que protagonizó Nathan Lane en Broadway.



Otros precedentes valiosos para él han sido los cristalizados por Mario Gas y el el National Theatre de Londres. “He tenido la suerte de disfrutarlos en directo. Las dos me gustaron tanto que tenía claro que debía hacer algo completamente distinto. Tocaba reinterpretar para que el musical siguiera siendo tan potente”, explica el regista barcelonés, muy curtido en el teatro musical. Anglès ha huido del cartón piedra, situando la historia en un contexto atemporal, inserto dentro del mundillo de los cómicos y del circo. “Desde ahí, viajamos a Roma. Rompemos la línea que separa a los músicos de los actores gracias a una compañía multidisciplinar y talentosa. También hemos trabajado, sin autocensurarnos, el tema del género: hemos cambiado el sexo de algunos personajes y la lectura de algunas letras. Para quien conozca la función, nuestras cortesanas van a ser la sorpresa de la función”. Advertido queda.



@alberojeda77