El falso documental del youtuber Jaime Altozano Por qué Mozart no usaba el Si bemol es uno es un fenómeno viral que ha dado muchísimo juego. Ya va camino de los cinco millones de visitas. Una de sus 'visitantes' fue Denise Despeyroux, que se trago la bola de que el genio de Salzburgo jamás echó mano de este recurso en sus partituras y que, en realidad, fue un añadido posterior. Aquel juego con la construcción de la verdad (Altozano le daba a su teoría fuste con entrevistas a músicos) le pareció muy sugerente. Más en estos tiempos pandémicos, cuando esta cuestión (¿en qué y en quién diablos creer?) nos acucia a todos más que nunca. Despeyroux lo utiliza como base inspiradora de una obra, La omisión del Si bemol 3, que estrena este sábado en el Teatro Quique San Francisco de Madrid.



La autora de origen uruguayo encontró asimismo en el mockdocumentary un paralelismo concreto con su propia dramaturgia que le alentó a aliarse con Altozano: “Me refiero al hecho de partir de una invención descabellada y tratar de llevarla tan lejos como la imaginación permita, sosteniendo que es verosímil en todo momento”, explica a El Cultural. “Hay además en él un coqueteo con elementos esotéricos que también me resulta familiar y fecundo”, añade. Despeyroux presenta a dos padres obsesionados con hacer de su hijo un ser extraordinario. Para alcanzar el objetivo siguen los consejos de un gurú de la pedagogía que aconseja exponer al feto, primero, y al bebé, después, a la música mozartiana. Pero la cosa no funciona. Más bien lo contrario. Lo cual origina tensiones conyugales, una frustración galopante entre los progenitores y un final oscuro del que, por supuesto, no vamos a decir nada más.

Tragedia con risas



Antes de llegar ahí, hay mucha situación desopilante, marca de la casa, con el propio Altozano apareciendo en vídeo como el doctor J. Atila, que enuncia su propio bulo sobre Mozart. Pero Despeyroux se resiste a calificar la obra de comedia, dado que la acción –decíamos– avanza hacia terrenos en los que la risa se congela. “No tiene nada de extraño. ¿Acaso no está la historia del teatro llena de tragedias con muchísimo espacio para el humor?”, apunta. Ciertamente así es. Su historia, por otra parte, conecta por partida doble con Mozart. Aparte del enredo musical de los bemoles, hay que recordar que el compositor también fue víctima de la fijación de su padre por hacer de él un ‘niño prodigio’. Despeyroux conoce bien el fenómeno porque en 2011 escribió un libro de encargo sobre la infancia de artistas e intelectuales y se encontró casos espeluznantes. “Recuerdo haberme planteado hasta qué punto el concepto de infancia nace apenas en la Modernidad y atraviesa actualmente una crisis. Durante una época los niños fueron prácticamente adultos en miniatura. Luego se conquistaron para ellos derechos propios como el de la escolarización y un estatus, pero hoy en día la separación entre el mundo infantil y el adulto encuentra zonas donde amenaza con diluirse”.



La difuminación de esta frontera es uno de los temas de fondo de La omisión del Si bemol 3, que se anuda con la dificultad de identificar la verdad en lo que la autora de Un tercer lugar define como el “imperialismo de la opinión”. “Prevalece el juicio rápido, el creerse informado con muy poco, el sentirse fácilmente más listo que nadie. Me parece una locura”. Un contexto en el que, a su juicio, “el diálogo se vuelve imposible, la razón obtusa y el corazón ofuscado”. Pésima deriva.

@alberojeda77