'Hernani', cauterizar el horror de ETA con risa

Todavía está encendido el rescoldo de Maixabel, la película de Icíar Bollaín basada en el encuentro de Maixabel Lasa con el etarra que asesinó a su marido, Juan María Jáuregui. Aquella iniciativa pudo consumarse gracias a la que se dio en denominar como ‘vía Nanclares’, diseñada para reforzar la reinserción de los presos etarras que querían romper con la banda y, a la vez, dar la oportunidad a los familiares de las víctimas de mirar a los ojos a quienes les habían destrozado la vida (algunos sentían esa necesidad). Una opción que en ciertos casos tuvo efectos ‘paliativos’. Fernando Erre, en su obra Hernani, que estará en el Teatro Lara hasta el 7 de abril, ha puesto el foco también en ese capítulo. Pero en clave humorística. Lo cual, sí, puede provocar de entrada un chispazo de estupefacción, como pasó con Burundanga de Galcerán.

Frente a ella, Erre se explica: “Tengo tendencia a observar la realidad a través del catalejo del humor, fijándome en lo ridículo del comportamiento humano. Me parecía un desafío abordar un asunto tan serio desde una óptica menos convencional y tratar de poner en evidencia ese absurdo. En ningún momento mi intención ha sido abrir heridas, sino en todo caso aportar un par de puntos de sutura”. Este esfuerzo por distender contextos enquistados por la violencia y el terror lo ejercitó en su día como guionista del programa de ETB Vaya semanita, ganador del Premio Ondas en 2006 y cuyos sketches continúan circulando masivamente por internet.

“El humor –apunta el autor donostiarra– es una de las grandes expresiones de la inteligencia humana. Sirve para enfrentarnos al mayor horror que tenemos en el horizonte, la muerte. La risa nos ayuda a restarle dramatismo, a sobrellevar el miedo al inevitable final. Por eso pienso que cualquier tema es susceptible de ser tratado desde la comedia. La clave es el cómo, la manera desde la que se aborda. ¿Humor y conflicto vasco? Se puede. Espero…”. Hernani plantea una situación llamativa, que no parece haberse dado en la realidad: la víctima acude a la cita con el terrorista con la intención de vengarse. “No recurriendo al ojo por ojo, sino orquestando un plan en apariencia absurdo, pero que tratara de atacar la línea de flotación ideológica del adversario. Y hasta aquí puedo leer…”.

Los dos personajes (interpretados por Josean Bengotxea y Daniel Ortiz) han sido esculpidos con cincel realista. Erre trasciende los estereotipos acuñados en Vaya semanita y el humor, admite, “es aquí más sobrio”. En la puesta en escena, confeccionada por Juanma Gómez y en la que también participa poniendo su voz (en off) Carlos Hipólito, se huye de lo que Erre dice detectar con demasiada asiduidad en la comedia española: “una propensión a lo estrambótico e histriónico”.