Un espectáculo con Miguel Hernández, Alberti, José Hierro, Gil de Biedma, Celaya o García Lorca, entre otros muchos poetas, ya abre por sí solo todas las puertas de los sentidos. Mario Gas reúne a sus “amigos” en el Teatro Español (después de varias temporadas en el Teatre de La Gleva de Barcelona) para construir un montaje en el que dialoga con el piano de Bárbara Granados y con las canciones de Boris Vian, Facundo Cabral, Stephen Sondheim y Astor Piazzolla.
"La cultura no debe ser evasión. Es connatural al ser humano y debe penetrar en la esencia de las cosas". Mario Gas
A partir de este 6 de abril, la sala Margarita Xirgu del escenario que regenta Natalia Menéndez mostrará una cara distinta del director teatral, más íntima, más reflexiva y, si se quiere, más abierta. Veremos el rostro sincero de un amante de la cultura que intenta acercar al público algunos de los referentes culturales que han formado su particular educación sentimental.
“Es un espectáculo de agit-prop, pero no en el sentido propagandístico sino de “agitación cercana” -explcia Gas a El Cultural recurriendo al concepto “prop” que en catalán significa “cercano”-. Mi propuesta es compartir con el público algo que nos afecta a todos, cosas que están incrustradas en la vida. Es un espectáculo que nace del deseo y de la necesidad”.
La generación de los 50
Un lugar amable, una gramola eléctrica, varios libros, alfombras… Gas reconoce que no asistiremos a una puesta en escena en el sentido convencional. Además de estar en constante transformación, la lista de temas y de referentes no siempre es la misma aunque, desvela, “hay un cordón umbilical de canciones y poemas que las conecta y que seguimos siempre, aunque si me permite prefiero no desvelarlos”. Aún así logramos sacarle nombres como Cristina Fernández Cubas, Vila-Matas o la generación de los 50 en pleno. “Es que me gustan mucho”, señala Gas con su voz profunda y melancólica.
En este espectáculo directo, concebido para realizarlo sin máscaras, sin intermediarios, Gas realiza una declaración de amor a la cultura, “algo connatural al ser humano que te hace sentir confortado pero también experimentar cierta inquietud”. El director del reciente Los secuestradores del lago Chiemsee afirma que la cultura no debe hacer evasión “sino penetrar en la esencia de las cosas”.
La sombra de Granados
Bárbara Granados, inseparable pianista de Ángel Pavlovsky, reconoce su incondicional confianza y compenetración con Mario Gas: “Creo que si me recitara un prospecto de una medicina le acabaría encontrando el encanto. Bromas aparte, algunos son textos de obras de teatro que ha montado y se nota que conoce cada palabra de memoria. Curiosamente, no siempre lo recita igual. Tiene una capacidad de interpretar que no te deja indiferente. No te cansas de escucharlo”.
La bisnieta de Enrique Granados (del que aparecen también algunas composiciones en Amici miei) considera que esta propuesta escénica es un buen pretexto para salir de casa y compartir las ganas de leer, de escribir, de estar con los amigos y hablar de las emociones que te han impactado: “Decía Brecht que el arte no es un espejo para reflejar la realidad sino un martillo para darle forma. La cultura ayuda a despertar la conciencia, a mirar las cosas dede puntos de vista diferentes y eso solo puede tener resultados positivos para el conjunto de la sociedad. No conozco a nadie que se haya convertido en peor persona por consumir cultura”.