1. Operación recuperar público
En 2022, los niveles de asistencia, más allá de títulos puntuales que fueron como un tiro en taquilla, estuvieron por debajo de los prepandémicos. Las alarmas han saltado en algunos puntos, sobre todo por lo que respecta al estrato juvenil. En este 2023, habrá que estar muy atentos a las butacas que se quedan libres. Algunos datos aportados a final de año dan pie a cierta esperanza para los próximos meses. El festival Temporada Alta alcanzó casi un 90% de ocupación (50 mil espectadores). Y los Teatros del Canal se quedaron en un porcentaje alentador también: 77%. Es decir, cerca de 200 mil asistentes.
2. Blanca Li, fin de mandato
Esos buenos números los anunció Blanca Li en una rueda de prensa con morbo por ser la primera que se pronunciaba sobre la polémica en torno a la obra sobre Teresa de Jesús de Paco Bezerra, descabalgada de la programación. Un hecho que trajo cola porque el autor imputaba su eliminación de la cartelera a motivos ideológicos, dado el perfil rompedor –punki, para ser más precisos– que ofrecía de la santa. Desde el teatro, siempre se dijo que la causa era económica, extremo que confirmó la directora artística de la institución cuando salió al fin a la palestra. Su mandato, marcado por el revés de la pandemia y por una decidida apuesta por las danzas urbanas (véase su Cascacueneces hiphopero de estos días), expira a finales de junio. La pregunta es si seguirá –renovación mediante– al frente del transatlántico escénico madrileño. Con elecciones autonómicas de por medio, es más difícil todavía hacer vaticinios.
3. Nueva hoja de ruta en Almagro
Donde ya se ha consumado la sucesión ha sido en la dirección del Festival de Almagro. Ignacio García, que también tuvo que navegar sobre las tempestuosas aguas víricas, se negó a renovar por un año más. Alegó la precarización en las condiciones laborales de su equipo y la falta de suficiente implicación por parte de la Compañía Nacional de Teatro Clásico. Veremos cómo afronta su sucesora, Irene Pardo, estos escollos y qué rumbo le marca a la cita manchega, hábitat privilegiado para nuestro repertorio áureo. Ella, curtida en la Red Española de Teatros, lo conoce bien. Un punto de partida pues que la favorece. Ilusión y ganas tampoco le faltan.
4. Mayorga, viento en popa
Juan Mayorga, por su parte, está sumergido de lleno en su labor al frente de La Abadía, que parece que va resultando de nuevo un reclamo sugerente para el público, después del difícil mandato de Carlos Aladro, que no terminó de conectar con los tendidos, acaso por falta de tiempo. Era un desafío complejo sustituir a José Luis Gómez, que se complicó además con el embate de la Covid. Mayorga, que ha llenado el teatro de poesía, tiene buenas cartas para el futuro inmediato: Berkoff, Conejero, Rosal... Aparte, estrenará María Luisa y, en las Naves del Español, Amistad.
5. Vuelve Lucía Carballal
Otra gran representante –perteneciente a una generación más joven– de la dramaturgia española es Lucía Carballal, que nos viene regalando grandes momentos de teatro en los últimos años. Una vida americana, La resistencia, Las bárbaras... A esta estimulante lista sumará el estreno de Los pálidos, ambientada en un terreno que conoce a fondo: el de los escritores de guiones para series. De su estajanovismo y de su clausura da cuenta el título.
6. El proceso de Kafka
En el CDN, donde Alfredo Sanzol, su director artístico, presentará obra propia (Fundamentalmente fantasías para la resistencia), también tendremos una enjundiosa entrega del repertorio. Lo cual no abunda, por cierto. Muy, muy apetecible se nos antoja la inmersión de Ernesto Caballero en El proceso, núcleo del universo torturado de Franz Kafka.
7. Vallé-Inclán y Gómez de la Serna
Otro gigante del repertorio –español en este caso– tendrá su hueco asimismo en el Español. Hablamos de Valle-Inclán. Pero no por una obra de su fecunda e inspirada cosecha sino por el ‘retrato’ que hizo de él su tocayo Gómez de la Serna. Un acercamiento a su intimidad creativa donde retratista y retratado se funden. ¡Vaya par de Ramones! Pedro Casablanc, consignemos, dará carne y voz al chivo.
8. Buero, nueva oportunidad
Y, ya que estamos, sigamos con los grandes nombres. A Buero Vallejo apenas le dieron cancha en su centenario. El CDN salvó la papeleta con El concierto de San Ovidio, que llegó a las tablas un poco tardío. El sueño de la razón, en el Español y con el sello de autoridad de José Carlos Plaza, subrayará su fascinación por Goya. Contra la censura, contra la guerra, contra la estupidez humana.
9. Los nadadores con 10 años más
Hace casi una década, el tándem José Manuel Mora/Carlota Ferrer se destapó como uno de los focos de creación escénica contemporánea más genuinos de nuestro país. Con Los nadadores nocturnos, una parábola surreal y onírica sobre la soledad en la grandes ciudades, se alzaron con un Max al mejor espectáculo revelación. Ahora conmemoran aquel hito con Los nadadores diurnos.
10. Una 'étoile' española en París
A José Carlos Martínez lo seguían adorando tanto en el Ballet de la Ópera de París que al final han tenido que nombrarlo director. Como un hijo pródigo llegó a la capital parisina, ovacionado por los los integrantes de la prestigiosa formación. Este 2023 tiene un mayúsculo reto por delante: dejar atrás las tensiones generadas por su predecesora y mantener en la cumbre a la instititución. alberto ojeda