Cruzar teatro y danza es, en estos momentos, una de las labores más arriesgadas que cabe realizar encima de un escenario. Ha de forzarse, necesariamente, el sentido del equilibro y tener muy claro el ritmo del montaje si no se quiere caer en el artificio. Sharon Fridman (Pardes Hanna, Israel, 1989) y Luis Luque (Madrid, 1973) estrenan, el próximo 24 de mayo, en la sala Max Aub de las Naves del Español, un claro ejemplo de este sincretismo escénico homenajeando a este “paradigma de luz y de sombra” que es Europa.
“Europa nace como un pensamiento acerca de la figura de Juana de Arco y el lugar icónico que ocupa la heroína europea –explica Luque a El Cultural–. A partir de esa exploración entramos en el mito de Europa, princesa fenicia raptada por Zeus convertido en un toro blanco. Nos interesó la figura de la mujer que es secuestrada. El mito comienza como un acto violento frente a la mujer”.
Anna Benedicte, Joan Ferré, Cristian González, Julia Kayser, Melania Olcina y Beatriz de Paz interpretan así la historia de una mujer que ha sido sustraída de su espacio para llevarla como objeto a otro territorio. Allí sufrirá una vida que no ha sido elegida por ella. “Europa es un rapto. Europa es una forma de asumir el poder y la proyección hacia fuera. Europa no es (solo) un continente. Europa no es una alegoría política. Europa es extranjera. Europa se siente trasplantada en este huerto. Europa es algo que se repite una y otra vez hasta que se revela, un invernadero de símbolos. Europa no es una certeza. Europa es el punto en el que varios relatos convergen y se separan, o una pregunta sobre lo que nos une y nos separa, o nada de eso. Europa es un poema escénico a partir de una pérdida tan honda que solo puede rondarse”, señala el director de obras como El señor YE ama los dragones y en la actualidad director adjunto del Teatro Español.
“Descubrimos otra manera de ver el mundo. El teatro vive en constante evolución. El público postpandemia ya no es el mismo. Hay un público que ya no ha vuelto”. Luis Luque
La puesta en escena de Europa, comandada por Monica Boromello, se muestra a través de varias capas superpuestas. Según el tándem formado por Fridman y Luque, “muy conceptual y minimalista, donde la luz tiene un carácter tecnológico y el sonido y el movimiento funcionan como claros signos poéticos”. Primero, reconocen, “vino el movimiento de los bailarines y, a partir de sus dinámicas, llegó la interpretación. En Europa, quería experimentar cómo es ceder el espacio que normalmente ocupas tú”.
Para Luque, director adjunto del Teatro Español y las Naves del Matadero, que prepara una obra sobre un personaje “primordial” de Lorca para la próxima temporada, con trabajos como Europa empiezan a diluirse los géneros, pero no solo en el teatro, también en el resto de las artes: “Es un fenómeno que empezó hace tiempo. Hoy, nuestros guionistas y dramaturgos nos ofrecen unos textos donde juegan con varios géneros. Descubrimos, a través de lo heterogéneo, otra manera de ver el mundo. Lo vemos en el teatro, en el cine y, por supuesto, en las artes plásticas. En ese sentido, el teatro vive en estos momentos en constante evolución. El público postpandemia ya no es el mismo. Hay un público que ya no ha vuelto”.
[Luis Luque, director adjunto del Teatro Español y las Naves del Matadero]
Luque, quizá espoleado por su faceta de programador, detecta en el teatro un interés especial por obras del gran repertorio atravesadas por la mirada contemporánea y en la danza un exceso de precariedad: “En el teatro, seguimos queriendo reflejarnos en los grandes textos, pero contemplarnos con una imagen renovada. El teatro también ha construido la historia de lo que somos. Hay deseo de saber, de conocernos. Respecto a la danza, diríaL que le hace falta admiración, recursos y teatros abiertos. Y le sobra sacrificio”