Nuria Espert en 'La isla del aire'. Foto: David Ruano

Nuria Espert en 'La isla del aire'. Foto: David Ruano

Teatro

Nuria Espert: "Pensaban o que me iba a suicidar o que iba a hacer calceta"

En medio de la duda de si se retira o no, Nuria Espert, 'prima donna' de nuestra escena, llega al Teatro Español con 'La isla del aire', texto de Alejandro Palomas

9 diciembre, 2023 02:15

Llega Nuria Espert (Hospitalet del Llobregat, 1935) al Teatro Español con La isla del aire, la obra de Alejandro Palomas dirigida por su viejo amigo Mario Gas. Lo hace tras una gira intensa y prolongada, que arrancó hace meses en el Teatro Romea de Barcelona, donde debutó, por cierto, con 16 años. Y con una pregunta que envuelve todas las funciones de esta obra de mujeres enfrentadas a la soledad: ¿será el último espectáculo en que encabece un reparto? No está claro. Ella no se pronuncia. Mide las palabras: por momentos parece que sí; en otros, deja la puerta entornada. La tournée, en cualquier caso, va más allá de Madrid, donde estará hasta el 14 de enero. Antes de su estreno en el templo de la plaza de Santa Ana, la prima donna de nuestra escena atiende a El Cultural. Su halo legendario no es óbice para mostrar una senectud amable, lúcida y risueña.

Pregunta. ¿Qué le atrajo de esta historia de soledades y secretos familiares?

Respuesta. La sorpresa. Fue un texto que vino justo después de que se cayera otro proyecto. Yo no había leído nada de Alejandro Palomas, pero fue un encuentro maravilloso y nos lanzamos con Mario. El resultado ha sido muy superior a lo que podíamos esperar. Como decían los antiguos flamencos, el éxito ha sorprendido a la propia empresa. Es emotiva, divertida… Tiene todos los ingredientes que otras veces se juntan y no cuajan pero esta vez sí. El público sale feliz.

P. Dice Palomas que cuando la mira a usted metida en la piel de Mencía ve a su propia abuela.

R. [Risas] Bueno, si eso sirve para que la función salga bien… Me encanta que le traiga recuerdos dulces.

P. Es un obra que, a pesar del drama, tiene también humor. Algunos dicen que el texto tiene un poso muy chejoviano. ¿Lo comparte?

R. Pues sí, creo que eso está muy bien visto. Es clavadísimo. Es muy buena definición de lo que estamos haciendo. Quizá en lo burlesco va un poco más lejos de Chéjov, pero, sí, es muy atinada la comparación. Es lo que se respira entre estas cinco mujeres.

P. Palomas la escribió a modo de duelo tras la pérdida de su madre. ¿A usted La isla del aire le ha puesto de alguna manera en contacto con la suya?

R. No, esta señora que yo interpreto, un personaje genial, de los que quedarán en la historia del teatro español, no tiene nada que ver con mi madre ni con mi vida.

[Nuria Espert y Lluís Pasqual, fiebre por Lorca]

P. Su madre trabajaba en un telar, ¿no?

R. Sí, y ponía todo su amor sobre mí, protegiéndome de lo dura que es la vida en el teatro.

P. De hecho, el apoyo de su madre le permitió subirse al escenario pocos días después de dar a luz a sus hijas.

R. Claro, claro… Lo que me ayudó es mucho más de lo que le podría contar en toda la tarde. No podría haber hecho ni el 5% de lo que he hecho si no hubiera tenido a mi lado a esa mujer generosa, trabajadora, inteligente, que sabía querer. Lo suyo no era solo de ‘ay, mi niña’. Las pocas cosas que pueda tener que valgan la pena se las debo a ella.

"Creo que soy mejor actriz que cuando era joven. no he parado de trabajar y dejarme la vida en los escenarios"

P. Se llegó a publicar que este era el último proyecto teatral que iba a aceptar. ¿Eso es así o se tergiversó?

R. Ay, esta cosa tan importante, tan gorda, tan definitiva, ¿verdad? [Ríe y luego titubea un poco] Me da que creé una confusión, no sé en qué estaba pensando. Yo dije que después de esta obra, cuando terminara, no iría corriendo detrás de otro texto. Y de ahí sacaron o que me iba a suicidar o que me iba a poner a hacer calceta. Para bien o para mal, esto nos ha acompañado toda la gira. La gente me pregunta con tantísimo cariño y respeto que qué hay de verdad en esto, y yo les digo eso: que fue una frase que no fue feliz porque abrió dudas. Parecía que había un gran titular pero no había nada.

P. De todas formas, la gira se prolonga un tiempo largo.

R. Sí, sí, no se acaba nunca. Pero está muy bien pensada y cuidada. Y estamos muy contentos de que se interesen nuevas ciudades. Disfrutamos de este descubrimiento que he tenido mucha suerte de hacer en esta época de mi vida.

P. Entonces la puerta no está cerrada para nuevas aventuras teatrales, ¿no?

R. ¡Aaaay! [Ríe y suspira, algo agobiada con el tema] No sé, no sé, no sé… Aquello fue un error de frase que ha hecho que la gente me mostrase un gran afecto. A todo se le puede sacar su lado bueno.

P. Mario Gas es un viejo cómplice suyo. Es el cuarto espectáculo que hace bajo su dirección.

R. Sí, él hacía un papel en Doña Rosita la soltera o el lenguaje de las flores y de ahí pasó dirigirme en Salomé, que yo quería representarla y a él también le apetecía. Luego vino Masterclass, la de Callas, con la que hicimos una gira casi tan larga como esta, y después Incendios.

P. ¿Y qué es lo que más le gusta de trabajar con él?

R. Mario defiende de una manera muy generosa los textos. Estos ocupan un plano especialísimo en sus montajes. Se centra en la manera de recitarlo, que se acerque a la vida lo más posible y, como le conozco bien y sé cuando está feliz y contento, con La isla del aire lo veo así: feliz y contento.

P. Aparece flanqueada por Claudia Benito y Candela Serrat. ¿Cree que su legado como actriz está en buenas manos?

R. En buenas manos, sin duda. Sus papeles son igual de complejos o quizá más que el brillante de esa abuela que encarno yo. Son jóvenes pero tienen ya escuela y saben lo que quieren. En esta obra me dejan con la boca abierta, son expresivas, frescas, diferentes, con una disciplina enorme y una entrega total. Y por eso, a su lado, la vida es más fácil y más agradable.

P. ¿Y usted, se siente mejor actriz que cuando era joven?

R. [Risas] Debería decir que sí, ¿no?

P. Bueno, se lo digo porque de joven ya era muy buena.

R. Sí, sí, ya iban bien las cosas [Más risas]. Y después no he parado de trabajar y dejarme la vida en los escenarios. Algo habré aprendido. Lo que tengo claro es que para cada papel hay una persona idónea. Es clave elegir bien.

P. ¿Qué futuro le augura al teatro? El último anuario de la SGAE era poco alentador.

R. La pandemia hizo mucho daño. Hemos retrocedido en estos años. Pero no dudo de que esto pueda solventarse. La gente también está harta de pantallas y quieren ver a un actor vivo latiendo delante. Yo veo muchos teatros llenos. Nosotros estamos abarrotando allá donde vamos.