Juan Mayorga. Foto: José Verdugo

Juan Mayorga. Foto: José Verdugo

El Cultural 25 años

En compañía

Juan Mayorga recorre su fructífera trayectoria, que ha dado a luz obras tan extraordinarias como 'Himmelweg', 'El chico de la última fila' y 'Reikiavik'.

10 diciembre, 2023 02:09

El 8 de noviembre de 1998 compré el primer número de El Cultural en un quiosco camino de la Resad, a cuyo claustro acababa de incorporarme como profesor de dramaturgia y filosofía después de haber enseñado matemáticas durante cinco años en institutos de secundaria. Solamente había estrenado dos piezas, Más ceniza y El sueño de Ginebra, en la sala alternativa Cuarta Pared. Mi mujer, Coté, estaba embarazada de nuestro primer hijo, Miguel.

El joven El Cultural – que no ha dejado de acompañarme e instruirme– dio cuenta, unos meses más tarde, del estreno en el María Guerrero de Cartas de amor a Stalin, dirigida por Guillermo Heras. Fue un montaje importante para mí, y no solo porque en ese lugar maravilloso yo hubiese descubierto, en mi adolescencia, el teatro como arte de la reunión y la imaginación.

La misma pieza se puso en escena poco después en Zagreb, lo que me permitió por primera vez escuchar a mis personajes en otro idioma. Asistir a la representación de mis obras en otras lenguas, interpretadas por actores formados en otras tradiciones y ante espectadores de otras sociedades, ha sido decisivo para darme a entender esas obras y para entenderme.

"La voluntad de compañía me llevó a la formación de jóvenes. Ojalá haya conseguido hacerles alguna buena pregunta"

En Cartas, igual que antes en El traductor de Blumemberg y El jardín quemado y luego en Himmelweg, Animales nocturnos, Hamelin, El chico de la última fila, La tortuga de Darwin o La paz perpetua, buscaba, ahora lo sé, convocar acción, emoción, poesía y pensamiento. Me alegra que esos textos hayan servido para que, en lugares distantes –algunos de los cuales nunca visité–, unos actores se reuniesen y luego abriesen su reunión a la ciudad.

Aprendí mucho de los procesos de montaje en los que pude participar, y en 2012 decidí dirigir yo mismo La lengua en pedazos. Para un autor, llevar a escena su obra – tarea en que lo más importante es el diálogo con los actores– es una oportunidad incomparable de conocerla. Así lo he vivido poniendo en pie Reikiavik, Intensamente azules, El cartógrafo, El MagoSilencio María Luisa. Sé que mi trabajo en la dirección ha influido en la escritura de textos como El Golem, La intérprete, Amistad, La colección o Los argumentos y que ya nunca abandonaré la sala de ensayos.

Blanca Portillo en 'Silencio'. Foto: Javier Mantrana

Blanca Portillo en 'Silencio'. Foto: Javier Mantrana

En esos caminos me acompañaron personas sabias que fueron conmigo pacientes y generosas. ‘Compañía’ es mi palabra preferida entre las de la jerga escénica, y este artículo podría consistir en una relación de buenos compañeros. Al hacer ahora recuento, pienso sobre todo en quienes, además de a Guillermo, he perdido: Franco Quadri, José Monleón, Dunham Kim, Carla Matteini, Gerardo Vera, Josep Maria Benet i Jornet, Jorge Silva Melo, Gigi Dal’Aglio, Jorge Lavelli… Siempre estaré en sus compañías.

Creo que ha sido precisamente la voluntad de compañía lo que me ha llevado a dedicar una parte no menor de este tiempo a la formación de jóvenes creadores con los que he compartido experiencias e incertidumbres. Ojalá haya conseguido hacerles alguna buena pregunta. Ellos me han ayudado, desde luego, a pensar y repensar el teatro. Desde esa misma voluntad, asumí la dirección de La Abadía, que me permite acompañar el trabajo de otros artistas e imaginar con ellos ocasiones de reunión.

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También me siento en compañía en la RAE, en la que ingresé en el 2019 con una meditación sobre el silencio en el arte del actor. Por cierto, el título de la portada de aquel primer El Cultural del 98 era La Academia publica la ortografía del siglo XXI.

Estos años han estado llenos de momentos hermosos. Qué suerte he tenido de vivirlos en compañía de Coté y, conforme fueron llegando, de Miguel, de Beatriz y de Raquel. Afronto con muchas ganas los próximos veinticinco. El viernes iré al quiosco a comprar El Cultural y me meteré en la sala de ensayos para hacer el próximo espectáculo. Lo llamamos La gran cacería.

Juan Mayorga (Madrid, 1965) es director artístico de La Abadía y miembro de la Real Academia Española. Premio Princesa de Asturias de las Letras en 2022 y Nacional de Literatura Dramática en 2013 por La lengua en pedazos. El chico de la última fila (2006) y Himmelweg (2023).

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