Inmersa en la festividad de la 78.ª edición, Aviñón se vuelca estos días con su emblemática fiesta de teatro en una edición particular que tiene al español como idioma invitado.
Entre las calles empapeladas con carteles de las obras y espectáculos a pie de calle, aquí todos somos figurantes y cada rincón parece un escenario más. Quien más y quien menos busca nuevas formas de destacar su propuesta. Desde un quinto, una joven con una caña de pescar lanza su propaganda enganchada al cebo, mientras los integrantes de Les Petits Chanteurs à la Gueule de Bois, un grupo francés que mezcla música con teatro, hacen volar desde otra ventana sus flyers con forma de avión de papel.
En medio de este ambiente callejero, el Centro Dramático Nacional ha estrenado por primera vez en el festival francés una de sus producciones. Se trata de una versión muy libre e inclusiva de La gaviota de Antón Chéjov, dirigida y versionada por la dramaturga peruana, Chela de Ferrari (Lima, 1956), con la particularidad de que casi la totalidad del reparto está compuesto por un grupo de actores ciegos o con baja visión.
Considerada hoy como una de las obras maestras de dramaturgo ruso, La gaviota no siempre tuvo esa fama. En octubre de 1896, cuando se estrenó por primera vez, fue recibida por el público con abucheos y consiguió que su autor se replanteara su retirada de la escritura teatral.
Una imagen que se aleja mucho del actual bautizo escénico de Chela de Ferrari en el L’Autre Scéne du Grand Avignon de Vedéne, a pesar de que las condiciones no eran del todo favorables. Con lleno absoluto en un espacio de 400 butacas, en lunes y en una sesión matinal, el público francés ha acogido la obra con un más que caluroso aplauso.
Una metáfora contundente
A la directora y dramaturga peruana ya se la conocía en Francia por su anterior montaje, Hamlet, donde trabajó con actores con síndrome de Down. Una obra aún en activo –viajará hasta el festival de Edimburgo y a Barcelona próximamente–, que tiene, en parte, cierta relación con esta última propuesta.
“Con Hamlet vi que era muy poderoso poner un texto icónico de gran valor en manos de un colectivo de personas a las que, generalmente, no se lo damos –cuenta la directora después del estreno de la obra, entre las butacas del espacio–. Con La gaviota pasa un poco lo mismo. Es una obra icónica del siglo XX, uno de los grandes textos del teatro contemporáneo y poner en manos de personas ciegas algo así me parecía que era más contundente que usar un formato más actual”.
“Los personajes de Chéjov son personajes que no ven la realidad que habitan –explica la directora sobre la elección de esta obra–. En ese sentido, me resultaba interesante que fueran los actores ciegos quienes los vieran con humor, irreverencia y compasión”. Pero ¿por qué La Gaviota en particular?, se cuestiona. “Porque habla del sentido del teatro y quería hablar de ese propósito con este elenco: dónde estamos nosotros en ese universo, qué teatro queremos y cómo lo ve el mundo”.
Entre todos ellos, mención especial para su particular 'gaviota', Belén González del Amo (Madrid, 2019). “Ella nació ciega. Solo el uno o dos por cierto de las personas ciegas del mundo lo son de nacimiento. Todos los demás tienen referencias, pero ella no tiene ninguna. Nunca se ha visto en un espejo ni en el espejo que somos los demás. Cuando hice el casting me quedé muy emocionada por su inteligencia y por esta forma diferente de mover su cuerpo. Hay algo que me parecía que podía resonar muy bien con el famoso texto de ‘soy una gaviota’, que podía decirnos algo nuevo en esos textos tantas veces escuchados y llevarnos a otros lugares”.
Tipos de ceguera
Todavía exultante, la emoción de González del Amo se siente en el aire cuando nos saluda. Actriz aficionada, es la primera vez que la joven intérprete lo hace de forma profesional. “Nunca me habían pagado por ello”, bromea sobre esta experiencia que asume como un reto, pero también como un regalo. “He aprendido muchísimo y he ganado seguridad en mí misma –confiesa–. Moverme por el escenario era una cosa que me causaba, y me sigue causando, mucho agobio, pero he aprendido a superarlo y hacerlo pasar por natural. Esto es algo que jamás pensaba que pasaría. ¿Cuándo en mi vida voy a volver yo a Aviñón a estrenar nada?”.
Ilusionada, González del Amo irradia una sonrisa en cada respuesta. “En La gaviota los personajes no ven la realidad que tienen delante y hay algo bonito en juntar la ceguera de las cosas que no vemos, aunque las tengamos delante, con la ceguera de verdad. Creo que le da un poder diferente y lo hace más real”, reflexiona la actriz sobre el texto de Chéjov.
Acompañada sobre el escenario por Patty Bonnet, Paloma de Mingo, Miguel Escabias, Emilio Gálvez, Antonio Lancis, Domingo López, Eduart Mediterrani, Lola Robles y Agus Ruis, bajo el lema de “hacer visible lo invisible”, estribillo que se repite a lo largo de la obra, esta bonita propuesta de Chela de Ferrari juega, además, con todo el espacio del teatro, butacas y un escenario, cuidadosamente medido y coreografiado para que sus intérpretes consigan sentirse cómodos en su vacío, al tiempo que rinde homenaje al viejo oficio del teatro en todos sus aspectos. “El teatro es el 4 k definitivo”, dice uno de sus personajes, mientras juegan a mezclarse con el público, cambiar la escenografía y concluir en una especie de mesa de ensayo.
Sin olvidar a la música (Nacho Bilbao) y a la fantástica regidora, interpretada por Macarena Sanz. “Me siento una privilegiada –señala Sanz desde el otro lado de la moneda–, porque es la primera obra que veo que hay actores ciegos en el reparto que están haciendo todos los papeles. Formar parte de este proyecto pionero es un privilegio absoluto”.
"Creo que vivimos en una sociedad muy capacitista, que pensamos que hay muchas cosas que podemos hacer y gente con alguna discapicidad no, y es una gran mentira. Este tipo de proyectos sirven para cambiar estas creencias", comenta la actriz.
Con un despliegue de más de diez técnicos que han viajado también a Francia, y un equipo de más de 50, el CDN puede presumir de ser hoy uno de los centros comprometidos con la inclusión que dan ejemplo al resto de Europa. La obra de Chiara de Ferrari que estará hasta el 21 de julio en el Festival Aviñón, apenas acaba de echarse a volar. A Madrid llegará el 9 de octubre.
De momento, y tras finalizar su estreno, sobre el escenario solo quedan los restos del confeti y las marcas sobre el suelo y entre bastidores, para que sus intérpretes puedan situarse y moverse con cierta soltura por las tablas. Por suerte, La gaviota tampoco fue la última obra de Chéjov.
Aviñón en español
La presencia de Chela de Ferrari forma parte de la apuesta de Tiago Rodrigues, director del festival, porque este año se hable español en Aviñón, idioma oficial de su segundo mandato después de que en 2023, el idioma invitado fuera el inglés. Inaugurada el pasado 29 de julio con polémica por Angélica Liddell, después de que la dramaturga señalara con nombre y apellidos a algunos críticos franceses en el estreno de Dämon. El funeral de Bergman, la 78.ª edición ha acogido obras como la maravillosa Historia de un jabalí o Algo de Ricardo de Gabriel Calderón, con un impresionante Joan Carreras, interpretada absolutamente en catalán. Una proeza maravillosa que también se ha podido ver en estos días.