Javier Lara, Beatriz Melgares (al fondo) y Roberto  Enríquez, en un ensayo de 'Coriolano'

Javier Lara, Beatriz Melgares (al fondo) y Roberto Enríquez, en un ensayo de 'Coriolano'

Teatro

'Coriolano', el Shakespeare más político regresa a Mérida

Protagonizada por Roberto Enríquez, Antonio Simón dirige esta versión entre espadas del clásico que trata sobre el descontento popular con el gobierno.

24 julio, 2024 02:00

Perteneciente al conjunto de dramaturgias ambientadas en Roma que escribió Shakespeare –Julio César, Antonio y Cleopatra Tito Andrónico–, Coriolano fue, además, una de sus últimas tragedias y una de las más políticas.

Considerada por T. S. Eliot como el mejor de todos sus dramas, fue prohibida en Francia durante la década de los 30 por supuesto uso de elementos fascistas. No en vano, desde su escritura entre 1606 y 1608, la obra “ha pasado por varias vicisitudes, según los diferentes contextos políticos del momento. Por ejemplo, Bertolt Brecht le dio una lectura política en las antípodas del fascismo”, señala Antonio Simón a El Cultural.

El director de escena viaja al Festival de Mérida del 24 al 28 de julio con esta obra que trata sobre el descontento popular con el gobierno y tiene como protagonista a un antihéroe de manual.

Coriolano plantea un momento muy convulso, de cambio, con una gran crisis social y económica. Hay hambre, hay una guerra inminente y todo eso genera unas reivindicaciones por parte de la plebe, representada por los tribunos, que exige reformas a los patricios que tienen el poder. En ese contexto, emerge una figura extremista como Coriolano, que es un popular héroe de guerra”.

Basada en la historia real de Cayo Marcio Coriolano, que Plutarco narró en sus Vidas paralelas, a partir de este planteamiento Shakespeare muestra dos conflictos muy actuales. “Uno sería la ética de la responsabilidad política. ¿Puede uno tomar decisiones según sus principios sin tener en cuenta qué con secuencias generarán?”.

El otro es una paradoja. “El personaje de Coriolano es reprobado y amado al mismo tiempo. Mientras, los que consiguen el triunfo de la República, liberándola de un posible régimen tiránico a lo Julio Cesar, son los tribunos, que son de todo menos honestos”.

Fiel al texto y a la trama, Simón adapta esta obra a una compañía de nueve actores –Roberto Enríquez, Carmen Conesa, Manuel Morón, Álex Barahona, José Luis Torrijo, Juan Díaz, María Ordóñez, Beatriz Melgares y Javier Lara– para acercar al público de hoy la historia.

“Es un espectáculo como los de antes, pero pensado desde la contemporaneidad. Teatro de texto con grandes actores pero con una lectura próxima, que emocione y que haga también pensar”, comenta.

Con una puesta en escena atemporal, esta propuesta utiliza un vestuario contemporáneo y reproduce ciertos anacronismos. “Fundamentalmente lo que hay es una poética del espacio –defiende su director–. Estamos en Mérida, que es un espacio que en sí mismo ya tiene mucha fuerza, y es muy difícil intentar poner allí una escenografía”.

Una gran mesa de dimensiones gigantescas en pendiente ocupa el escenario. “Es la metáfora de las grandes mesas de debate político y al mismo tiempo de una encrucijada de caminos, como sucede en muchas tragedias”. Por lo demás, la puesta en escena juega con el espacio vacío. “Es una obra de actores. Se necesita mucho talento actoral para asumir este tipo de montajes, que son catedrales. Además, hay todo un trabajo físico, hay una lucha de espada romana que creo que va a impactar muchísimo al público, porque se ha trabajado con bastante antelación”.