Constantinopla sigue viva en 'Tirant lo Blanc', la adaptación del clásico valenciano que llega al Teatro de la Comedia
El director Joan Arqué se atreve con la novela de Joanot Martorell, que cuenta la historia de un caballero que es coronado en Bizancio y que se estrena este jueves.
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Caía Constantinopla el 29 de mayo de 1453 en manos del sultán otomano Mehmed II y Occidente se echaba las manos a la cabeza. Desastre sin precedentes para la cristiandad, fue un síntoma más del divorcio irreconciliable entre la iglesia ortodoxa y la católica, que fue duramente criticada por no hacer lo suficiente para salvar del avance del Islam a uno de los principales faros de la civilización occidental.
Si preguntáramos a los libros de historia, estos nos dirían que aquella derrota supuso el fin irrevocable de un imperio. No nos contestaría lo mismo Joanot Martorell, escritor valenciano del siglo XV que pocos años después arregló en la literatura lo que en la realidad se había derrumbado. Su héroe, Tirante el Blanco, que da nombre a su novela de caballerías, se corona como César del Imperio Bizantino tras salvarla del asedio otomano ante el que la ciudad sí había sucumbido fuera de la ficción.
“Es una de las ucronías más antiguas y perfectas de la historia de la literatura”, afirma Joan Arqué (Badalona, 1974), director de Tirant lo Blanc, la adaptación de esta historia que llega a las tablas del Teatro de la Comedia del 16 al 26 de enero. “Con este método se nos dice mucho del miedo al otro que había entonces. Es interesante porque seguimos marcando las fronteras de nuestros temores casi en los mismos lugares, en esa misma ciudad que Martorell quiso recuperar para Occidente en la literatura”.
Tirant lo Blanc es una producción del Teatro Romea que se estrenó originalmente el pasado 25 de junio durante el Festival Grec de Barcelona. Consiste, nos detalla Arqué, en una “puesta en escena sobria pero cuyos escasos elementos cuentan con una importantísima carga simbólica que apelan a la religiosidad y al orden preestablecido”. Contraponiéndose a esta frugalidad, el director y su equipo han apostado por “la interpretación, la palabra, otorgándole importancia a la gesticulación y la expresión corporal, además de a la riqueza del propio texto, con una participación importante de la música en directo.
De mil a 36 páginas
De las casi mil páginas de las que se sirviera Joanot Martorell para contar su historia originalmente, Màrius Serra, encargado del texto de la adaptación, las reduce a 36. “Por lo extenso de la novela original –confiesa Arqué– nos hemos visto obligados a encontrar lenguajes distintos, contando lo esencial para que la historia no se perdiera, pero obviando algunos episodios que, si bien se cuentan, no se muestran”.
Se mantiene inalterada, eso sí, la vigencia del personaje y su historia, “su universalidad, aquello que nos atraviesa de él y nos hace sentirlo más humano que otros protagonistas de novelas de caballerías”. El mismísimo Cervantes, en boca del cura de su Quijote, nos ofrece una de las claves del Tirant, donde, afirma, los caballeros “comen y duermen y mueren en sus camas con otras cosas de que todos los demás libros deste género carecen”.
Concuerda con esto Arqué, para quien, en definitiva, “Tirante es un hombre detrás de una armadura, ni más ni menos. Es el miedo, la duda, un ser humano frente a los retos de la vida y del destino”.