El cuadro de Delacroix 'La libertad guiando el pueblo'

El cuadro de Delacroix 'La libertad guiando el pueblo'

Historia

El origen monárquico de la República francesa: los fieles a Napoleón III la levantaron masacrando la Comuna

Tras la tregua olímpica, Francia retoma la actividad política con la constitución de su nuevo gobierno, cuya forma es republicana desde 1870. Paradójicamente, fueron afines a la realeza quienes consolidaron el régimen.

14 agosto, 2024 01:43

"Libertad, Igualdad, Fraternidad" es la divisa de Francia. Pero si nos planteasen escoger una sola palabra que defina al país vecino, muchos no la buscarían en el lema, sino en el nombre que inicia su denominación oficial: República. Aunque quizá no pocos optaran por una voz menos institucional y a todas luces relacionada con la historia francesa: revolución.

Este término nos hace viajar a 1789 y la toma de la Bastilla, y a los años inmediatamente posteriores, cuando revolución y república caminaban de la mano. Sin embargo, no se puede ocultar que la forma republicana de gobierno tardaría ocho décadas en asentarse en Francia. Ni que lo hizo aplastando a otra revolución, la de la Comuna de París en 1871. Ni que quienes dirigían aquella república nacida en 1870 -desde entonces, nadie ha vuelto a reinar allí- eran monárquicos.

Hasta esa fecha, la república había sido más paréntesis que narración, más excepción que regla durante el XIX francés. Un siglo que comenzó aquel 14 de julio de 1789, cuando Luis XVI aún continuaba en el trono.

Permanecía con la corona ceñida en 1791, al aprobarse la primera Constitución de la era revolucionaria, pero la perdería definitivamente en 1792 -y la cabeza, el año siguiente-, al proclamarse la I República tras el asalto al Palacio de las Tullerías. Ese primer ensayo republicano duraría hasta 1804, cuando Napoleón Bonaparte, cónsul vitalicio, posaba la corona imperial en sus propias sienes en Notre Dame.

Más monarquía que república en el XIX francés

El Imperio napoleónico se mantuvo hasta 1814, o 1815, si incluimos su retorno antes de la derrota final en Waterloo. De 1815 a 1830, restauración borbónica; de 1830 a 1848, reinado de Luis Felipe de Orleans; de 1848 a 1852, II República, y de 1852 a 1870, II Imperio, con Napoleón III, sobrino de Bonaparte, como último monarca de los franceses.

Aclaraciones sobre dos revoluciones: la de 1830 cambió una monarquía por otra. Del absolutismo de los Borbones al liberalismo (pronto sería conservadurismo) de Luis Felipe de Orleans. Y es la que Delacroix plasmó en su célebre La Libertad guiando al pueblo.

La de 1848 sí trajo la II República, pero triunfó durante la primavera y murió en verano. En febrero, las barricadas derribaron a Luis Felipe I, mas en junio el gobierno republicano, al contrario que la calle, había perdido el fervor revolucionario.

Lo explica Daniel Aquillué, doctor en Historia Contemporánea por la Universidad de Zaragoza e investigador especializado en el siglo XIX: "En junio estalla una revolución más popular y obrera". Ese movimiento será reprimido sin miramientos con "unos dos mil muertos a manos del propio gobierno republicano".

Tras esta masacre -"que cerró la puerta a cualquier revolución social", subraya Aquillué- se instaura una república conservadora y burguesa que a finales de 1848 elegirá a su primer presidente, Luis Napoleón Bonaparte. Será también el último de aquel periodo republicano, pues en 1852 el príncipe-presidente seguirá los pasos de su tío y se erigirá en emperador maquillando el nuevo cambio de régimen con un plebiscito.

En 1870, Napoleón III se aventuraría a una guerra contra Prusia que le costaría el trono. En Sedán, el emperador perdió una batalla, la libertad -apresado por el enemigo- y la corona. La guerra franco-prusiana continuaba y el vacío de poder en Francia se solucionaría de una forma tan apresurada como las circunstancias exigían.

Mientras los prusianos avanzaban hacia París para someterla a asedio, se proclamaba en el ayuntamiento de la capital la III República francesa. Un republicano, Leon Gambetta, asumía el protagonismo, pero pronto sería desplazado en el gobierno provisional de defensa nacional por afines al emperador destronado.

La III República masacra a la Comuna

El cerco prusiano a París duró meses, con grandes penurias para la población civil. Finalmente, el gobierno provisional francés firmaría la rendición a finales de enero de 1871, lo que los defensores de la capital entendieron como una humillación a su resistencia frente al invasor.

Bismarck, el canciller de Prusia, exigió en la capitulación que en Francia se convocaran elecciones para negociar la paz con un gobierno legitimado por las urnas. Ahora se comprobará el poder que aún retenían los monárquicos franceses.

Los comicios celebrados el 8 de febrero otorgaron la mayoría en la Asamblea a diputados realistas, aunque divididos en tres facciones, las de las tres últimas dinastías de Francia: bonapartistas, orleanistas y legitimistas de la Casa de Borbón. Sería el parlamento de esa "república de monárquicos" el que acordara el armisticio con Bismarck y su recién proclamado Imperio alemán, algo que el pueblo de París no estaba dispuesto a aceptar y desencadenaría la insurrección de la Comuna el 18 de marzo de 1871.

Varias razones, aparte de la mayoría parlamentaria, permiten llamar "república de monárquicos" al gobierno provisional. Lo presidía Adolph Thiers, quien había ejercido importantes cargos con Luis Felipe de Orleans.

Dirigiría la represión de la Comuna el general bonapartista Mac Mahon, cuya liberación, y la de decenas de miles de soldados franceses apresados por los prusianos en Sedán, ordenó Bismarck para que aplastasen a los communards. Y el gobierno de esa naciente III República tenía su sede en Versalles, el mayor símbolo de la monarquía francesa.

Miles de cadáveres dejaron en las calles de París los bombardeos y el asalto final de los versalleses en mayo de 1871. Daniel Aquillué escribe en su libro España con honra. Una historia del siglo XIX español (que también mira a nuestro entorno europeo): "Ganó la reacción y se estableció la Tercera República francesa tras un baño de sangre. Una república conservadora, autoritaria y militarizada que sólo a partir de 1880 empezó a liberalizarse".

Como prueba, el sucesor de Thiers en la más alta magistratura republicana: el propio general Mac Mahon. Fue al terminar su mandato cuando la Asamblea contó con una mayoría de republicanos que "votaron la amnistía para los comuneros deportados a Nueva Caledonia", destaca Aquillué.

Otras repúblicas europeas

Lo que hace excepcional a la república en Francia es el largo tiempo que tardó en asentarse. En otros países europeos antaño regidos por monarquías, la república llegó para quedarse a las primeras de cambio. Y el motivo, el mismo que el francés: una derrota militar de la monarquía.

Ocurrió tras la Primera Guerra Mundial en Alemania, en Austria y, en circunstancias equiparables, en Turquía y en Rusia. Y después de la Segunda Guerra Mundial, en Italia, Rumanía, Bulgaria y Hungría (aliados de la Alemania de Hitler), y también en Yugoslavia, aunque su monarca se enfrentara a las potencias del Eje.

La excepción ibérica: Portugal... y España

Si la monarquía en Francia cayó definitivamente en 1870, la siguiente sería la de Portugal, y la causa de su caída y proclamación de la república no se debió a ningún conflicto armado externo, sino a la revolución que en 1910 destronó al rey Manuel II. ¿Y España? La I República llegó en febrero de 1873. El caso español es otra excepción, pues el reinado de Amadeo de Saboya concluyó con su abdicación y el Congreso y el Senado, reunidos en sesión conjunta, aprobaron por abrumadora mayoría (258 votos a favor y 32 en contra) el nacimiento de la república.

Los vaivenes en los que estuvo inmerso el nuevo régimen causaron el golpe del general Pavía en enero de 1874. Y es aquí donde la situación empieza a parecerse a la de la aún incipiente República francesa, que hasta entonces no había reconocido a su homónima española. El general Serrano es nombrado presidente y gobierna de forma dictatorial -su régimen sí fue reconocido por Francia y otros países-.

Según Daniel Aquillue, "la idea de Serrano es asentar una república autoritaria al estilo francés. Pero se le atragantan la guerra carlista y la de Cuba". Los hechos concluirán con el pronunciamiento del general Martínez Campos a favor de Alfonso XII en Sagunto en diciembre de 1874, levantamiento que sorprendió a Serrano en Navarra, en el frente contra los carlistas. Así terminó la primera experiencia republicana en España.

En la segunda, iniciada en 1931 y disuelta en 1939, tras la derrota del bando republicano en la Guerra Civil, también hay cierto protagonismo de la III República francesa. Mientras el apoyo de la Alemania nazi y la Italia fascista resultaba esencial para la victoria de los sublevados del general Franco, el gobierno francés miraba para otro lado y abandonaba a la II República española a su suerte. Una conducta que tendría consecuencias letales para esta... y para la propia Francia en 1940. Pero esa es otra historia.