El cartógrafo Kiko Sánchez ha comprobado que la investigación que sirvió para avalar la hipótesis de que el mítico templo fenicio-púnico de Melqart-Hércules había sido localizado en una zona bajo el agua en Sancti Petri (Chiclana) se basó en un uso erróneo de la tecnología LiDAR, por lo que sus resultados han quedado en cuestión.
El hallazgo de los supuestos restos de este templo, algo que habría resuelto una de las grandes incógnitas de la arqueología, fue hecho público hace un mes en una rueda de prensa celebrada en el Centro de Arqueología Subacuática de Cádiz (CAS) que presentó la delegada en Cádiz de la Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico de la Delegación Provincial en Cádiz, Mercedes Colombo.
Colombo ha insistido este lunes en que en aquella rueda de prensa "siempre se dijo que era una hipótesis", que debía confirmarse con costosos sondeos submarinos que confirmaran el hallazgo de una plataforma que sería la base del buscado templo de Hércules, como se llamaba en época romana.
La supuesta estructura del templo, de 300 metros de largo y 150 de ancho, había sido localizada a una profundidad de entre cinco y tres metros bajo el agua en una zona entre Sancti Petri (Chiclana de la Frontera) y Camposoto (San Fernando).
Habría sido descubierta durante las investigaciones que Ricardo Belizón Aragón realizaba para su tesis doctoral de las Universidad de Sevilla gracias a un método de teledetección llamado LiDAR (acrónimo de Laser Imaging Detection and Ranging) que habría obtenido datos, luego interpretados por un software libre para convertirlos en un mapa en el que se visualizaba la importante plataforma.
"Cuando salió la noticia recibí inmediatamente cinco mensajes de colegas que me preguntaban lo mismo: ¿sirve LiDAR en el agua?", explica a la Agencia Efe Kiko Sánchez, que durante quince años ha sido jefe de Cartografía de la Junta de Andalucía y actualmente realiza precisamente una tesis doctoral sobre el uso de la tecnología LiDAR en arqueología.
Conclusiones erróneas
Este sistema trabaja enviando a la tierra desde la altura (un avión) pulsos de luz y mide después el tiempo que la superficie tarda en rebotarlos, con lo que se hacen cálculos de alturas. El sistema no funciona cuando se trata de superficie de agua, porque la información retorna con errores, por lo que cuando se vuelca en el software que dibuja con esos parámetros un mapa, el resultado es irreal.
Ante la idea de que la nueva investigación sobre el templo Melqart le diera información sobre una nueva posibilidad de uso del LiDAR, el cartógrafo se acercó a sus datos y mapas. Comprobó así que en realidad los investigadores no habían tenido en cuenta que este sistema de teledetección no puede trabajar sobre el agua, por lo que sus conclusiones eran erróneas.
"Lo que en realidad veían era una estructura a 63 centímetros sobre el nivel del mar. Y si no se ve, es que es un error, no existe". Asegura que varios colegas suyos han llegado a su misma conclusión, una información que ya ha trasladado al Instituto Geográfico Nacional, cuyos datos públicos fueron usados; al Instituto de Patrimonio Histórico Andaluz y al autor de la investigación, que no ha contestado a los requerimientos de Efe para obtener su versión.
Kiko Sánchez cree que "ha debido de haber mucha premura política" para presentar en una rueda de prensa "una hipótesis" sin haber realizado antes una mínima comprobación, saltándose las normas de todo método científico. "No se han podido sustraer a un pedazo de titular. Las columnas de Hércules están en la bandera de Andalucía, es un símbolo. Este descubrimiento sería lo que para Galicia descubrir el cadáver del apóstol Santiago", bromea.
Segundo proyecto
El cartógrafo no entiende que se haya podido caer en un error tan "de bulto" en una investigación enmarcada en la Universidad de Sevilla, la misma que ampara la tesis doctoral que él realiza sobre esta tecnología. En España hay además "cuatro equipos de arqueología con LiDAR en cuatro universidades distintas. Podían haber contactado y haber hecho alguna comprobación antes de lanzarse a una rueda de prensa", insiste.
Y eso que en aquella rueda de prensa el director del Departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Sevilla, Francisco José García, alabó la "discreción", la "meticulosidad" y la prudencia de la investigación: "Soy reacio a la arqueología-espectáculo que está en boga ahora, pero en este caso el hallazgo es espectacular", subrayaba sobre un trabajo del que destacó su "enorme importancia histórica", que ahora parece desmoronarse.
La investigación de la Universidad de Sevilla se hizo pública unos meses después de otra realizada por expertos de las universidades de Córdoba y Cádiz, coordinada por el catedrático de Historia Antigua Lázaro Lagóstena, que ubicaron el más viejo y famoso santuario de Occidente en el Cerro de los Mártires en San Fernando, a apenas unos cuatro kilómetros de distancia.
En este caso, explica el cartógrafo, los investigadores no cometieron el mismo error, ya que utilizaron la tecnología LiDAR para realizar la altimetría de la superficie terrestre de la zona y un sonar, que usa la propagación del sonido bajo el agua para detectar objetos sumergidos, para escudriñar los fondos marinos del área en el que se busca el mítico templo, cuya ubicación concreta seguirá aún siendo un misterio.