Misterio resuelto. El mayor depósito de materiales de embalsamiento del Antiguo Egipto ya tiene dueño. Los investigadores de la misión arqueológica del Instituto Checo de Egiptología, que hallaron el año pasado en un pozo funerario del yacimiento de Abusir, a unos 30 kilómetros al sur de El Cairo, el conjunto de 370 recipientes cerámicos con evidencias de haber contenido materiales y utensilios que se empleaban en el proceso de momificación de los cuerpos, han logrado identificar durante la última campaña de excavaciones en el sitio al propietario de la gran tumba.
Se trata de un noble llamado Wahibre-mery-Neith, que vivió hacia comienzos del siglo V a.C., entre los últimos compases de la Dinastía XXVI y las primeras décadas de la XXVII, cuyo principal cargo, según aparece documentado en la estructura del enterramiento, fue el de "comandante de los mercenarios extranjeros", es decir, jefe de los soldados reclutados en las islas del mar Egeo y en Asia Menor. Fue esta la época de "la inicial y verdadera globalización del mundo antiguo", han destacado los arqueólogos.
En un comunicado, los investigadores checos han explicado que el gran pozo funerario (14x14 metros) documentado en la necrópolis de Abusir, en la orilla oeste del río Nilo y cerca de Saqqara, escondía otro más pequeño (6,5x3,3m) en su centro, excavado en la base de la roca y a unos seis metros de profundidad. En el fondo de todo, se descubrió un doble sarcófago, aunque la momia de Wahibre-mery-Neith no estaba en el interior: la tumba fue saqueada en la Antigüedad. De hecho, se le ha podido poner fecha al crimen gracias al hallazgo de varias vasijas coptas abandonadas y datadas entre los siglos IV y V d.C.
El ataúd exterior, situado directamente sobre la arena a 16 metros de profundidad, estaba formado por dos grandes bloques de piedra caliza blanca. El sarcófago interior antropoide se hizo en basalto, tiene unas dimensiones de 2,30m de largo y sobre él se inscribió el capítulo 72 del Libro de los Muertos, que narra la partida del difunto hacia el más allá. Los ladrones lo rompieron en la zona de la cabeza y por ahí probablemente extrajeron la momia y los objetos con los que habría sido sepultado el noble egipcio. Solo se ha recuperado un amuleto en forma de reposacabezas y un escarabajo de corazón delicadamente tallado.
Algo más abundante en materiales ha sido la zona de alrededor del ataúd. Los arqueólogos han documentado dos cajas de madera con 402 ushebtis de loza, las figurillas que acompañaban al difunto en su viaje al más allá, dos vasos canopos sin inscripciones, una decena de copas de alabastro, un ostracón con fragmentos de textos religiosos en escritura hierática y una maqueta en loza de una mesa para realizar ofrendas.
A pesar de que el enterramiento no ha arrojado el descubrimiento de un rico equipamiento funerario, los investigadores checos han señalado que la tumba de Wahibre-mery-Neith, que probablemente murió joven y de forma inesperada, es "única e importante porque ofrece nuevos datos sobre el turbulento periodo del inicio del dominio persa en Egipto". Además, han destacado que el diseño de la sepultura "no tiene un paralelo exacto" en lo hasta ahora conocido sobre la civilización de los faraones, aunque guarda alguna similitud con la tumba de Udjahorresnet, el jefe de los médicos, tesorero y comandante de la marina real, entre otros cargos, durante el periodo de la invasión de los persas, también localizada en Abusir.
La estructura funeraria del comandante de los mercenarios extranjeros muestra también, según los investigadores, "cómo los antiguos egipcios adaptaron la cultura material de sus creencias religiosas en los tiempos de crisis e incertidumbre cuando el carácter indígena de su civilización comenzó a desvanecerse".