La vida diaria de los habitantes de la ciudad romana de Pompeya sigue saliendo a la luz. Las nuevas excavaciones en la zona norte del yacimiento, en la famosa Regio V, donde en los últimos años se han registrado sensacionales hallazgos como un termopolio, un restaurante que servía comida para llevar, han descubierto un par de pequeñas estancias amuebladas que guardaban las pertenencias de los miembros de las clases media y baja: platos de cerámica, ánforas y objetos de vidrio o terracota que quedaron abandonados y sepultados tras la erupción del Vesubio en el año 79 d.C.
Las investigaciones se están llevando a cabo en la Casa del Larario, excavada parcialmente a principios del siglo pasado y que en 2018 desveló un espectacular altar doméstico que da nombre actual a la estructura: un precioso larario pintado de unos cinco metros de largo y con dos serpientes protectoras al pie del nicho, donde se colocarían las estatuillas sagradas.
La primera de las dos estancias aledañas estudiadas por el equipo del Parque Arqueológico de Pompeya escondía los restos de una cama muy sencilla, con solo dos travesaños con cuerdas trenzadas que los enlazan para poder dormir encima. Este catre, muy similar al identificado el año pasado en la "habitación de los esclavos" de la villa suburbana de Civita Giuliana, se podía desmontar, no tenía colchón y conservaba parte del tejido de la almohada.
Junto a la cama, los investigadores han identificado una pequeña mesa auxiliar circular de madera de tres patas con varios platos de cerámica y vidrio y un arcón rectangular del mismo material —su forma se ha preservado gracias a la técnica de los calcos de yeso empleada con los cuerpos de las víctimas, que consiste en rellar con yeso el hueco que deja la materia orgánica al descomponerse— que tenía la tapa abierta. Probablemente así lo dejaron sus propietarios al huir apresuradamente de la lava y la nube de ceniza del volcán.
[Hallazgo excepcional y único en Pompeya: un carro ceremonial intacto con escenas eróticas]
En el interior del baúl se han descubierto restos de las vigas y los tablones del techo del piso superior, con los que se derrumbaron varios cuencos y jarras de bronce y hasta un curioso quemador de perfumes con forma de teja, con su policromía casi intacta, y dos objetos en gran estado de conservación: un plato de cerámica de mesa terra sigillata y una preciosa lucerna con dos bocas y la representación de Júpiter montado sobre el águila y sobre un rayo, un tipo de decoración común en el mundo romano.
En esta estancia también ha aparecido un conjunto de siete tablillas de madera dobles almacenadas juntas y atadas con una cuerda, que quizá pudieron formar parte del archivo del propietario de la domus. Lamentablemente, su contenido se ha perdido. Los arqueólogos han señalado en un comunicado que se trata de un descubrimiento "único" porque les ha permitido crear el primer molde de esta suerte de libro, seguramente guardado en una estantería.
La segunda de las habitaciones excavadas, un pequeño almacén sin decoración en sus paredes y con un sencillo suelo de tierra batida, ha arrojado todavía más sorpresas: la estructura, en parte carbonizada, de un armario de madera con al menos cinco baldas hundidas unas sobre las otras. El estante, de unos dos metros de altura, estaba plagado de objetos como pequeñas ánforas, contendores y platos de vidrio. El estudio de su parte inferior se encuentra todavía en marcha.
Gabriel Zuchtriegel, director de Pompeya, ha explicado en el comunicado que estos hallazgos ofrecen información sobre las clases medias y bajas de la antigua ciudad, "la mayor parte de su población pero poco representada en las fuentes". "En el Imperio romano había una amplia franja de la población que luchaba por su propio estatus social (...), una clase vulnerable en las crisis políticas y en los momentos de hambruna pero ambiciosa a la hora de escalar socialmente", ha añadido.
Los investigadores suponen que los propietarios de la Casa del Larario vivían con esa misma ambición de prosperidad: la decoración de algunas de las habitaciones y los objetos más lujosos no esconden sus muebles de madera de "extrema simplicidad". "No conocemos a los habitantes de la casa, pero seguramente la cultura del ocio en la que se inspira la maravillosa decoración del patio representa un futuro que soñaban más que una realidad vivida", ha apuntado Zuchtriegel.
El ministro de Cultura italiano, Dario Franceschini, también ha querido celebrar la última gran sorpresa del yacimiento: "Pompeya no deja de asombrarnos y es una bellísima historia de recuperación, la demostración de que si Italia trabaja en equipo e invierte en los jóvenes, la investigación y la innovación alcanza resultados extraordinarios".