Las fuentes históricas enumeran una variopinta serie de motivos que empujaron a los peregrinos medievales del siglo IX en adelante a cruzar la Península Ibérica para adorar las reliquias del apóstol Santiago: el deseo de curación física y espiritual, cumplir penas canónicas o civiles, hacer promesas o juramentos, experiencia personal, espíritu aventurero e incluso peregrinaciones en nombre de una persona muerta. Hasta el siglo XI, solo los miembros del clero o la nobleza, acompañados de un numeroso séquito, se podían permitir los costes de completar el Camino de Santiago. Pero a partir de ese momento las distintas rutas se hicieron más accesibles y seguras para todo el mundo, incluidas las mujeres, gracias a la aparición de las órdenes militares, los albergues y los hospicios.
El mayor análisis científico multidisciplinar de restos humanos de peregrinos jacobeos ha revelado que casi la mitad de los devotos cristianos que viajaron a Santiago eran mujeres que lograron sobreponerse a las adversidades sociales y culturales. No obstante, el estudio internacional, publicado esta semana en la revista Journal of Archaeological Science: Reports, señala un matiz importante: estos sujetos femeninos debían ostentar un estatus social y/o económico más alto, tal y como reflejan las diferencias en la dieta —principalmente un mayor consumo de proteína de origen animal— con sus compañeros varones, que tenían un perfil más variado, desde gente humilde a acomodada.
"Reconozco que tenía una idea errónea y preconcebida de que el hombre sería el que principalmente peregrinase rutas tan largas como el Camino de Santiago. Ha sido una gran sorpresa para mí descubrir una presencia tan grande de mujeres", confiesa a este periódico Patxi Pérez-Ramallo, investigador del Max Planck Institute for Geoanthropology (Jena, Alemania) y la Facultad de Medicina de la Universidad del País Vasco y autor principal de un artículo científico que incluye más hallazgos singulares.
En total, se han analizado por medio de técnicas osteológicas, isótopos estables y datación por radiocarbono 82 individuos adultos identificados en ocho yacimientos arqueológicos situados en Navarra y Aragón, como las necrópolis en torno a las catedrales de Pamplona y Jaca, y relacionados con la ruta primitiva, el llamado Camino Francés. La cronología de los cadáveres abarca del siglo XI al XV. Todas estas personas fueron enterradas según el rito cristiano en tumbas rectangulares, antropomorfas o pozos irregulares con paredes de cista, cubiertas con losas de piedra. Como mínimo, 20 eran peregrinos al hallarse en su lugar de entierro la representativa concha de vieira, un objeto de gran valor religioso.
"No sabemos las razones exactas por las que se decidió el uso de este símbolo, pero sí podemos decir que como mínimo se empleaba desde al menos el siglo XI, tal y como muestran los resultados de radiocarbono", confirma Pérez-Ramallo. Y añade otra cuestión relevante: "Los peregrinos identificados con la concha de vieira eran seguramente del mismo norte peninsular. Esto quiere decir que un gran número de peregrinos retornaban a casa y eran enterrados con sus conchas después de hacer el Camino. La mayoría no perecía en el camino de regreso, sino en su lugar de origen. Eran, por lo tanto, gente de la propia Península Ibérica, aunque no podemos descartar una geografía similar, como el sur de Francia".
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Fenómeno urbano
Pamplona es un ejemplo significativo para visualizar algunas de las conclusiones de la investigación. Los individuos hallados en la Plaza de San José, en torno a la catedral, encajan con el perfil de habitante local que completó el Camino de Santiago y regresó a su ciudad de origen; mientras que los documentados en la Plaza del Castillo, donde se han descubierto los vestigios del cementerio del convento de Santiago, que funcionó como hospital, podrían ser potenciales peregrinos foráneos que perecieron en su camino de ida o de vuelta —este caso "excepcional" se ha documentado en la Iglesia de Santa María de Arlas, en Peralta—. Jaca, por otro lado, mostró un número relevante de hombres peregrinos de estatus humilde, algo no tan abundante en otros yacimientos.
Cuatro individuos identificados con la concha de vieira en las necrópolis de la Plaza del Castillo y las iglesias de Arlas, Santa María de Ujué y San Saturnino de Artajona presentaban dietas con alto contenido de proteínas animales y marinas. Estos valores son próximos a los observados en otras investigaciones en personajes de la élite social ibérica del momento. En el estudio se apunta que estos sujetos tenían un estatus socioeconómico alto en las poblaciones donde fueron sepultados. Desde el siglo IX en adelante, la participación de obispos, reyes y nobles en el Camino de Santiago fue constante. De hecho, Alfonso II "el Casto" está considerado como uno de los primeros peregrinos jacobeos de la historia.
Patxi Pérez-Ramallo detalla que el estudio, que también sugiere que la peregrinación fue un fenómeno principalmente urbano —a partir del siglo IX surgieron las ciudades medievales en el norte peninsular y apareció una nueva masa social (la burguesía), compuesta por artesanos, comerciantes u otras profesiones no relacionadas con el campo pero con mayor independencia individual y económica—, se ha complementado con el análisis de individuos coetáneos también enterrados en los mismos lugares, permitiendo comparar a los peregrinos con potenciales locales, o identificar potenciales individuos foráneos (migrantes o peregrinos) que no tenían ningún resto arqueológico de las poblaciones.
"Esto nos mostró y sugirió que el perfil de los peregrinos encajaba con los individuos urbanos", argumenta el investigador. "Por otro lado, los isótopos de oxígeno, que nos ayudan a saber si eran locales o foráneos, muestran que la mayoría de los individuos de poblaciones urbanas (ciudades o villas) eran locales. Por otro lado, los resultados de los peregrinos analizados en poblaciones rurales como en Arlas, Peralta, sugieren que podrían ser no locales y observamos una dieta diferente a la de los otros individuos locales analizados en esta población rural". Además, cabe señalar que la gran mayoría de los sujetos enterrados con concha fueron descubiertos asentamientos urbanos.
Que el estudio se haya circunscrito a las regiones de Navarra y Aragón responde a la necesidad de ofrecer un contexto similar desde el punto de vista geográfico y climático, facilitando así su análisis e interpretación. Pérez-Ramallo invita a otros investigadores españoles compartir sus hallazgos de peregrinos para confirmar las hipótesis y poder trazar un escenario más amplio. "Aún se puede profundizar más en estos estudios, ampliando individuos y regiones, además del tipo de análisis. De hecho, actualmente, estamos realizando análisis de ADN antiguo en colaboración con la Universidad de Estocolmo y el Dr. Ricardo Rodríguez Varela", concluye.