Los paleoantropólogos estadounidenses Thomas Plummer y Rick Potts se interesaron por la península de Homa, situada en Kenia, en la orilla oriental del lago Victoria, al tener constancia de la aparición de grandes cantidades de una especie fósil de primate llamada Theropithecus oswaldi, a menudo relacionada con la presencia de restos de antepasados humanos. Tras visitar la zona en varias ocasiones, un miembro local del equipo llamado Peter Onyango sugirió a los investigadores que debían excavar en un yacimiento cercano llamado Nyayanga, como una playa adyacente. Allí habían salido a la luz interesantes herramientas de piedra erosionadas.
Los trabajos arqueológicos efectuados en el sitio desde 2015 confirmaron su singularidad: se documentaron 330 artefactos, casi dos millares de huesos de animales y dos molares de homínidos pertenecientes al género Paranthropus, el pariente evolutivo más cercano de la especie Homo. Las dataciones han desvelado que estos dientes son los restos fosilizados más antiguos de un Paranthropus descubiertos hasta ahora. Sin embargo, su presencia en un sitio lleno de herramientas de piedra utilizadas para descuartizar hipopótamos y machacar plantas ha abierto un nuevo interrogante en la historia de la evolución humana: ¿qué especie fue la primera en crear este tipo de utensilios?
"La creencia general entre los investigadores durante mucho tiempo ha sido que solo el género Homo, al que pertenecen los humanos modernos, era capaz de fabricar herramientas de piedra. Pero encontrar restros de Paranthropus junto a estas herramientas abre un misterio fascinante", analiza el paleoantropólogo Rick Potts, uno de los autores principales de un estudio liderado por investigadores del Museo Nacional de Historia Natural del Instituto Smithsoniano y la Universidad Queens College de Nueva York que se ha publicado este jueves en la revista Science.
Los artefactos han sido datados de forma conservadora entre hace 2.6 y 3 millones de años, aunque los paleoantropólogos señalan que "múltiples evidencias" sugieren que tienen una antigüedad de 2.9 millones años. Son el conjunto de herramientas de piedra de la llamada industria olduvayense más antiguo —hasta ahora el ejemplo más remoto de esta tecnología, de hace 2.6 millones de años, se había descubierto en Ledi-Geraru, Etiopía, y no se había podido relacionar con ninguna función o uso particular—, lo que expande su área conocida de desarrollo.
El análisis de los patrones de desgaste de una treintena de herramientas y de los huesos de animales descubiertos en Nyayanga —se han documentado al menos tres hipopótamos con marcas de cortes profundos— confirma que estos objetos de piedra fueron utilizados por los primeros ancestros humanos para procesar (cortar, raspar, golpear) una amplia gama de materiales, incluidas plantas, carne e incluso para extraer la médula ósea de un antílope.
Como los homínidos todavía no habían logrado domesticar el fuego, los alimentos se habrían consumido de forma cruda. "Quizá machacaron la carne y la convirtieron en algo así como un tartar de hipopótamo para que fuese más fácil de masticar", valoran los investigadores. También señalan que esta es probablemente la evidencia más antigua de homínidos consumiendo animales muy grandes.
Adaptación y evolución
El conjunto olduvaynse o industria de modo 1 incluye tres tipos de herramientas de piedra: percutores que se pueden usar para golpear otras rocas y crear herramientas o aplastar otros materiales; núcleos que suelen tener una forma angular u ovalada; o lascas, usadas como filo para cortar o raspar. "Con estas herramientas puedes triturar mejor que con las muelas de un elefante y cortar mejor que con los caninos de un león", destaca Potts. "La tecnología olduvayense fue como desarrollar repentinamente un nuevo juego de dientes fuera de tu cuerpo y abrió una nueva variedad de alimentos en la sabana africana para nuestros antepasados".
El grupo de útiles de piedra más antiguo de la historia se ha descubierto en un yacimiento llamado Lomekwi 3, al oeste del lago Turkana, también en Kenia, y data de hace 3.3 millones de años. La industria olduvayense, comparado con este kit más rudimentario y tosco que le antecedió, supuso una mejora significativa en la sofisticación y la necesidad de desplegar una mayor destreza y habilidad a la hora de fabricar las piezas. Se expandió a lo largo de África y hasta los territorios modernos de China y Georgia. Hace unos 1.7 millones de años fue reemplazada por la achelense o industria de modo 2 y sus hachas de mano.
"Este es uno de los ejemplos más antiguos, si no el más antiguo, de tecnología olduvayense", subraya Thomas Plummer. "Esto demuestra que el conjunto de herramientas se distribuyó más ampliamente en una fecha anterior de lo que se pensaba, y que se utilizó para procesar una amplia variedad de tejidos vegetales y animales. No sabemos con certeza cuál fue el significado adaptativo, pero la variedad de usos sugiere que fue importante para estos homínidos".
Los resultados del estudio, destacan los científicos, ofrecen una instantánea del mundo que habitaron los antepasados de los humanos y ayudan a ilustrar las formas en que la tecnología de la piedra permitió a estos primeros homínidos adaptarse a diferentes entornos y, en última instancia, dar lugar a la especie humana.
"África oriental no fue una cuna estable para los antepasados de nuestra especie", concluye Rick Potts. "Se asemejaba más un caldero hirviendo de cambios ambientales, con aguaceros y sequías, y un menú de alimentos diverso y en constante cambio. Las herramientas de piedra olduvayenses podrían haberlo cortado y machacado todo y haber ayudado a estos primeros fabricantes a adaptarse a nuevos lugares y oportunidades".