En un pequeño pueblo danés llamado Vindelev, un joven detectorista de metales desenterró hace un par de años un extraordinario conjunto de una veintena de objetos de oro datados en el siglo V d.C. Los investigadores, que excavaron después el lugar del hallazgo y lo relacionaron con una estructura donde probablemente fue enterrado un hombre importante, bautizaron a todas estas piezas —varios medallones ornamentales, monedas romanas y otras joyas— como "el tesoro más grande, rico y hermoso de la historia de Dinamarca". Fue un hallazgo sorprendente cuyo estudio a fondo acaba de proporcionar un nuevo sobresalto histórico.
Uno de los bracteatos —finos discos de oro que servían como adornos de la élite— del conjunto escondía la inscripción más antigua conocida sobre el dios Odín. Este descubrimiento, según han explicado los investigadores del Museo Nacional de Dinamarca, permite situar la primera evidencia sólida sobre el culto del dios más importante de la mitología nórdica en el siglo V, un momento bastante anterior al inicio de la época vikinga y unos 150 años antes de la que hasta el momento era la prueba más antigua, un broche encontrado en un yacimiento en Nordendorf, Alemania, y datado en la segunda mitad del siglo VI.
En la mencionada pieza se puede leer la frase "es el hombre de Odín" en referencia un rey o señor desconocido, cuyo nombre (o apodo) puede haber sido "Jaga" o "Jagaz". Las fuentes no dicen nada de este personaje, pero los científicos daneses creen que fue alguien relevante por la gran cantidad de oro del conjunto, que pudo haber sido sepultado hace unos 1.500 años como ocultamiento ante un ataque enemigo o como ofrenda a los dioses. La inscripción documentada en el bracteato tiene 34 runas.
"Es la primera vez en la historia del mundo que se menciona el nombre de Odín", ha explicado la runóloga Lisbeth Imer. "Esto significa que la mitología nórdica puede remontarse ahora hasta principios del siglo V. Esto hace que el tesoro de Vindelev sea aún más espectacular. Desde los cuernos de oro, nunca se habían visto runas tan bien realizadas y un texto tan largo. Puede que nos ayude a entender otras inscripciones rúnicas prehistóricas que todavía no hemos sido capaces de descifrar".
Krister Vasshus, especialista en la historia de las lenguas antiguas en Escandinavia, ha señalado que "este tipo de inscripción es extremadamente rara": "Es un gran avance, un descubrimiento increíble, que nos brinda nuevos y fundamentales conocimientos sobre la historia de Dinamarca para matizarla y reescribirla". El investigador ha matizado que pese a ser el primer registro escrito sobre Odín, eso no significa que su culto empezase en el siglo V. Existen indicios de su presencia como deidad conceptual desde bastante antes.
[La revolución genética que los vikingos provocaron en Escandinavia]
La inscripción ha sido difícil de descifrar porque el bracteato está bastante desgastado y en algunos tramos las runas casi han desparecido. El texto fue escrito sin espacios entre las palabras. "En general, encontramos inscripciones rúnicas cortas con un contenido bastante comprensible, pero esta vez el texto es largo y consiste casi en su totalidad en palabras nuevas. Eso hizo que fuera extremadamente difícil de interpretar", ha detallado Vasshus.
En el norte de Europa se han hallado unos mil bracteatos, de los que más de 200 contenían inscripciones. La mayoría de ellas, sin embargo, no tienen sentido lingüístico y cuentan con muy poco espacio por la mayor presencia de imágenes. Las runas, explican desde el Museo Nacional de Dinamarca, tienen unos 2-3 milímetros de altura y conforman palabras breves y sagradas.
La utilidad científica de este hallazgo ya ha sido comprobada. El "tesoro de Vindelev" contiene otro disco ornamental con una inscripción que es una copia del de Odín, realizada por alguien con escasos conocimientos en runas ya que la mayoría aparecen distorsionadas. Lo llamativo es que este bracteato tiene un gemelo: una pieza hallada en 1852 en las afueras de la ciudad de Odense. Ha estado expuesta en el Museo Nacional de Dinamarca durante casi dos sin que su texto fuese descifrado... hasta ahora.