Los relatos de grandes islotes más allá de Islandia, hacia el oeste, llevaban varias décadas circulando entre los vikingos. Empujado al destierro en el año 982 tras ser acusado de asesinar a varios vecinos como venganza, el forajido Erik el Rojo decidió comprobar la veracidad de esas historias y zarpó con un pequeño grupo de seguidores en busca de esa misteriosa tierra que exploraría y bautizaría como Groenlandia, la "tierra verde", nombre que escogió, según su saga, porque la gente querría ir si tenía un nombre bonito. Él fue el principal artífice del primer asentamiento nórdico en la gran isla, establecido en 985 y formado de aventureros seducidos por la posibilidad de colonizar una zona virgen.
La ocupación vikinga de Groenlandia, descubierta accidentalmente por unos viajeros a los que una tormenta desvió de su rumbo, se prolongó hasta el siglo XV. La última evidencia escrita al respecto es el documento de un enlace matrimonial celebrado en 1408 en la iglesia de Hvalsey entre el capitán Thornstein Ólafsson y una joven llamada Sigrídur Björnsdóttir. Los análisis de radiocarbono de materiales arqueológicos retrasan hasta mediados de la centuria el abandono definitivo de la isla.
Pero los motivos sobre ese final resultan todavía discutibles. Los investigadores han propuesto una variada serie de razones que incluyen cambios ambientales como el inicio de la Pequeña Edad del Hielo (1250-1900), trastornos económicos como la caída del precio de un producto de lujo como el marfil debido a la competencia de los nuevos mercados africanos y asiáticos o conflictos sociales como sus disputas con los inuit, los grupos de habitantes de las regiones árticas de América del Norte.
Un nuevo estudio publicado este lunes en la revista PNAS por investigadores de universidades de Estados Unidos y basado en análisis paleoclimáticos y de geomorfología glaciar sugiere una nueva hipótesis: el aumento del nivel del mar provocado por el crecimiento de la capa de hielo de Groenlandia hacia el océano en su zona más meridional, y las consecuentes inundaciones de las granjas y asentamientos vikingos más cercanos a la orilla atlántica, desempeñaron un papel relevante en el abandono de la isla.
En concreto, el equipo liderado por Marisa Borreggine, de la Universidad de Harvard, ha logrado demostrar que el nivel del mar creció hasta 3,3 metros fuera de la zona de glaciación durante el periodo nórdico, provocando un retroceso de la costa de cientos de metros. Según sus cálculos, la zona inundada por este fenómeno entre los años 1000 y 1450 fue de 204 kilómetros cuadrados. Todos los poblados o granjas incluidos en esta zona habrían sido abandonados.
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La colonización vikinga de Groenlandia se dividió en dos zonas: una occidental, más al norte y cerca de la actual capital, Nuuk, y otra oriental, al sureste de la isla, que se extendió desde el cabo Farewell hasta el actual municipio de Sermesoq. Los asentamientos en este territorio —se han documentado cerca de 500 sitios nórdicos con una población media aproximada de 2.000 personas— se concentraron en las orillas de fiordos tallados por los glaciares, donde los valles permitían la agricultura y el pastoreo. El centro político y social se encontraba en Brattahlíð, donde se erigió el complejo de la granja de Erik. De hecho, se han encontrado los vestigios de la casa del forajido: una imponente estructura con suelo de losas y rodeada por edificios auxiliares, incluidos establos para animales.
En su estudio, los científicos dividieron el área del asentamiento oriental en tres zonas geográficas en base a su distancia de la costa atlántica: de 0 a 20 kilómetros, de 20 a 40 kms y más allá de 40 kms. Durante el periodo de ocupación, el 70-75%, 17-22% y 9% de las inundaciones tuvieron lugar en estas zonas respectivamente. Este fenómeno climático obligó a los vikingos a moverse hacia lugares más interiores. Incluso algunos de los sitios que no fueron afectados directamente por la crecida del mar habrían sido abandonados por los pobladores. El duro entorno ya les obligó desde el primer momento a adaptar su modo de vida para la supervivencia: hicieron construcciones específicas para incrementar la retención del calor o utilizaron algas marinas como fuente de sal para conservar los alimentos.
Según los investigadores, el aumento del nivel del mar, hasta ahora una explicación "ignorada" sobre el abandono vikingo de Groenlandia, pudo haber estado acompañado por otras consecuencias, como el incremento en la posibilidad de tormentas, la erosión de la costa, la interrupción del drenaje o una alteración en la conexión con el medioambiente.
"Algunos de estos factores pudieron haber influido en los recursos que caracterizaron la dieta nórdica, que evolucionó para depender más de productos marinos que terrestres", escriben en sus conclusiones. "Cualquier pérdida de tierras bajas fértiles se habría visto agravada por una tendencia contemporánea de secado a largo plazo en el asentamiento oriental, así como por la erosión cotinua del suelo. La omnipresencia del cambio del nivel del mar, inundase o no los sitios nórdicos, se sumó a las vulnerabilidades acumulados que sintieron los colonos vikingos a medida que las condiciones climáticas se deterioraban en el contexto de la Pequeña Edad de Hielo".