Los titos fueron un grupo étnico de los celtíberos de los que los investigadores conocen muy pocos detalles. Se sabe que eran vecinos de los belos y que se habían refugiado de los invasores romanos en el oppidum de Segeda (Poyo de Mara, Zaragoza), que fue destruido en el año 153 a.C. También se han registrado hallazgos de monedas acuñadas en una ceca llamada Titiakos. Pero nada más. Ahora un equipo multidisciplinar de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de la Universidad Politécnica afirma haber descubierto esta "importante" ciudad celtibérica, asociada a un campamento romano de carácter defensivo y datado en el contexto de las guerras sertorianas (82-72 a.C.).
El descubrimiento se ha registrado en la localidad soriana de Deza gracias a la documentación de una cantera de caliza que fue explotada de manera rápida y de una sola vez para la construcción de un gran campamento militar a fin de mejorar la defensa de la ciudad de Titiakos durante el conflicto civil romano. Ambos sitios llevaban unos 2.000 años olvidados, según se explica en un estudio publicado en la revista Archaeological and Anthropological Sciences.
"Seguramente los celtiberos (titos) de Titiakos eran aliados de Sertorio y querrían defenderse de los partidarios de Pompeyo, que es el que finalmente gano la guerra civil en Roma", explica Eugenio Sanz Pérez, catedrático de Geología de la UPM y uno de los directores de las investigaciones. "Aunque Deza se sitúa sobre un altozano que se eleva 50 metros sobre el valle del rio Henar, en caso de guerra era vulnerable de un ataque con catapultas desde la altiplanicie situada 100 m por encima al noreste. Resultaba necesario un campamento militar para dar protección a la ciudad celtíbero-romana por este lado más vulnerable. La elección de la situación del emplazamiento campamental fue cuidadosamente estudiada".
Los expertos señalan que se trata de un proyecto de ingeniería militar romana muy eficaz. Además de la explotación selectiva del yacimiento de piedra, "el material pétreo fue transportado mediante pequeñas carretas por un camino de cuidadoso y estudiado trazado de unos 600 m de longitud y de clara adscripción romana", detalla Antonio Arcos, profesor del mismo centro. "De esta cantera se extrajeron unos 12.000 m3 de piedra caliza que corresponden con el volumen y tipo de roca de los restos de los muros que todavía se conservan in situ, y de las lindes de piedra reutilizada de las fincas de labor del entorno".
"Pese a su relevancia, este yacimiento nunca ha sido estudiado y ha permanecido ignorado. Hasta la fecha no se había realizado ningún estudio sistemático que haya tratado de descubrir su importancia histórica", destaca por su parte Vicente Alejandre, alcalde de Deza e integrante del equipo de investigación.
[Hallazgo excepcional en Córdoba: un poema de Virgilio grabado en un ánfora romana]
Álvaro Sanz de Ojeda, ingeniero de Energía y Minas por la UPM, desvela que "la clave para la identificación de la cantera ha sido la comparación en fotografía aérea de la geomorfología de las laderas de esta hoz con las hocecillas del resto de los arroyos que atraviesan la altiplanicie de la falda de la Sierra de Miñana". Y añade: "Todas las hocecillas presentan un relieve idéntico, con laderas muy regularizadas hasta una superficie de erosión, excepto esta que tenía en su salida unas oquedades relativamente grandes en su ladera izquierda".
Esta anomalía geomorfológica se podría explicar con la explotación de una cantera, según indica Sanz de Ojeda: "El camino quedaba entonces justificado, ya que era el camino de la cantera por el que se sacaba la piedra. Uno de los elementos secundarios de una cantera, como es un camino, ha sido otra de las claves para identificarla".
¿Una batalla?
Sin embargo, el camino no iba a la ciudad de Titiakos, sino que subía inexplicablemente y con pendientes suaves recorriendo unos 700 metros hacia aguas arriba de la hoz hasta alcanzar el altiplano. Allí se extendía un laberinto de largos y gruesos muros, y en los campos de labor inmediatos, fuera del recinto militar, se habían encontrado monedas celtíberas y proyectiles de plomo.
"Se trata de un campamento romano", afirma Vicente. "La mayoría de las monedas correspondan a la ceca de Titiakos acuñadas en el periodo de las guerras sertorianas, lo que nos presupone que Deza era esa ciudad celtibérica, aunque no es seguro; también los proyectiles nos hablan de una batalla". Las piezas del puzle encajaban: la cantera se abrió para construir un recinto defensivo romano.
La cantera de caliza está situada en una pequeña hoz junto a la localidad soriana de Deza, que se encuentra a la salida de esta garganta. "La explotación ha pasado totalmente desapercibida porque el lugar y la roca están de tal manera naturalizados después de más de 2000 años, que los frentes de la cantera pasaban por ser accidentes naturales del terreno. Por lo tanto, no era conocida ni había tradición oral sobre la misma", desgrana Sanz Pérez.
No obstante, se han conservado algunos tramos de un camino excavado en roca y con roderas por el paso de carretas que accedía a la cantera por la parte de aguas arriba de la hocecilla. "Estos son fácilmente identificables y terminan en un precipicio de 40 metros donde hay un gran bloque de piedra de 2,5 toneladas, visible desde el pueblo. Este camino estaba rodeado de misterio ya que no se comprendía por qué se había construido, y alimentaba leyendas e historias locales".
Ángela Moreno, profesora en el departamento de Ingeniería y Morfología de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería e integrante de la investigación, informa que "para cuantificar todos estos aspectos, ha sido muy útil el uso de vehículos no tripulados": "Se trata de un proyecto de ingeniería militar romano muy bien hecho: el yacimiento geológico fue explotado de manera selectiva, diferenciándose las zonas de extracción de bloques de piedras grandes y pequeñas, según las necesidades de la obra".