El toque manual de campanas, una antiquísima práctica que en España está en peligro de extinción, ha sido incluida en la lista del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad elaborado por la UNESCO. La tradición, extendida por todo el país y que mantienen viva grupos de voluntarios y vecinos, es la manifestación cultural número dieciocho que España suma en dicha nómina. Según la candidatura presentada por el Ministerio de Cultura, se trata de parte de la identidad colectiva de sus comunidades y se usa para marcar acontecimientos de la vida diaria, así como fiestas, funerales, incendios o inundaciones.
Así lo ha decidido este miércoles el Comité del Patrimonio Inmaterial de la UNESCO durante su reunión en Rabat, Marruecos. El embajador español ante este organismo, el exministro José Manuel Rodríguez Uribes, ha asegurado que este reconocimiento representa "ese gran legado histórico que es el toque manual de campana, que [las asociaciones] han sabido mantenerlo en el tiempo y trasladarlo a los jóvenes. Es un ejemplo de memoria, de historia, de tradición y comunicación".
En la actualidad perviven en España más de treinta modos diferentes de toque manual de campanas, un lenguaje sonoro que se ha mantenido a lo largo de los siglos como un medio de comunicación comunitario. Con un amplio repertorio de formas y técnicas, tanto en el ámbito religioso como en el civil, los toques de campana han regulado multitud de aspectos de la vida festiva, ritual, laboral y cotidiana en todo el territorio español.
[Hallada una mano de bronce con la inscripción más antigua en lengua vasca que se conoce]
La protección de este lenguaje por la UNESCO supone, según ha valorado el Ministerio de Cultura en un comunicado, "poner en valor y asegurar la continuidad de esta tradición común, compartida entre los diversos pueblos de España". Además, contribuye a "proteger unos sistemas de comunicación, casi siempre únicos, al borde de la extinción por la falta de campaneros, figura fundamental para salvaguardar esta práctica ancestral".
Las impulsoras de la protección del toque manual de campanas fueron las asociaciones culturales Hispania Nostra, Campaners d’Albaida (Valencia) y el Museu Internacional del Toc Manual de Campanes, MitMac. En 2018 organizaron, con motivo del Año Europeo del Patrimonio Cultural, un gran concierto en aquellos lugares de la geografía española donde se había conservado o recuperado esta práctica. La iniciativa contó con el respaldo de miles de campaneros y campaneras y hoy al fin ha visto recompensado todo el esfuerzo. Este sábado se celebrará un gran toque de campanas en aquellos lugares donde la tradición pervive.
Antonio Berenguer, coordinador de Campaners d'Albaida, ha afirmado en la sala donde se reunió el comité que "el toque manual de campanas es un lenguaje rico y diverso con características propias de cada región, es un código sonoro que se ha transmitido en el tiempo de los campaneros jóvenes a los mayores". También ha añadido que este sistema "siempre comunica algún mensaje, es inmediato y objetivo", y hace saber a los lugareños "el transcurrir del día, la alerta, la fiesta, la devoción, la pena, la despedida". Se trata, según sus palabras de "un lenguaje universal que une pueblos, países y continentes y a la vez marca una identidad propia".
En el documento de la candidatura se detallaba que personas de todas las edades, géneros, procedencias y niveles socioeconómicos se identifican con el sonido de las campanas, que están asociadas a las fiestas de más de 8.000 municipios españoles. "Es un lenguaje musical de comprensión universal, donde el campanero es fundamental para preservar la función de comunicación social de las campanas. La relación de entendimiento entre el campanero y la campana es imprescindible para salvaguardar esta práctica ancestral", se defendía.
España podría sumar este jueves una nueva representación a la lista del Patrimonio Cultural Inmaterial de la UNESCO. Se trata del Timber Rafting, transporte fluvial de madera, un proyecto internacional liderado por Polonia y que cuenta con la representación de portadores de cinco comunidades autónomas (Aragón, Cataluña, Castilla-La Mancha, Navarra y Valencia). Con esta propuesta se persigue reconocer la importancia que tuvo el transporte de este material por los ríos desde un punto de vista cultural, económico, medioambiental y social.