Además de las numerosas víctimas mortales provocadas por el terremoto de Marruecos —en el momento de redactar este texto, la cifra oficial es de 2.497 muertos— y los cuantiosos daños causados en importantes edificios históricos de la medina medieval de Marrakech, declarada patrimonio mundial por la Unesco en 2009, el seísmo ha arrasado otro importante monumento del país.
Se trata de la mezquita de Tinmel, construida en el siglo XII en la localidad homónima ubicada en las montañas del Alto Atlas, en la provincia de Al Hauz, a unos 100 kilómetros por carretera al sur de Marrakech, muy cerca del epicentro del terremoto. Según ha declarado a The Art Newspaper Eric Falt, director regional de la Unesco para el Magreb, el edificio ha sido “casi completamente destruido”.
Según se ve en las imágenes tomadas por diferentes medios y las que circulan por las redes sociales, el minarete colapsó y varias paredes también se han derrumbado.
La mezquita de Tinmel tiene un gran valor histórico. Fue construida en el año 1148 por la dinastía almohade, un año después de la toma de Marrakech. Se levantó por orden de Abd al-Mumin —españolizado como Abdelmumén—, el primer califa del imperio almohade, para conmemorar al fundador del movimiento, Muhámmad ibn Túmart, que inició una reforma política y religiosa contra el dominio almorávide. Entre sus postulados destacaba la defensa de la unicidad de Dios, que da nombre al movimiento almohade: al-Muwahhidun, “defensores de la unicidad”.
El líder de los almohades, Ibn Túmart, fue perseguido por sus ideas en Marrakech, ciudad que había sido fundada por los almorávides apenas unas décadas antes, hacia el año 1070, y se refugió en Tinmel. Este lugar recóndito de las montañas del Atlas fue el punto de partida de las campañas militares almohades contra la dinastía de los almorávides. En menos de un siglo consiguieron instaurar un imperio que se extendió hacia el norte hasta Al Andalus, hacia el este hasta Trípoli, la actual capital de Libia, y hasa el África subsahariana por el sur.
La construcción de la mezquita de Tinmel coincidió con la época en la que los almohades se extendieron también por la mitad sur de la península ibérica, tras su desembarco en Cádiz en 1146, y consiguieron unificar las taifas de Al Andalus para hacer frente a la Reconquista cristiana. Cuando el imperio almohade entró en declive, sus líderes se replegaron de nuevo a Tinmel, donde resistieron hasta que fueron derrotados en 1275 por los meriníes.
El templo, con apariencia exterior de fortaleza, fue construido siguiendo el estilo de la Gran Mezquita de Taza, y a su vez sirvió de modelo para la icónica mezquita Kutubía, uno de los principales monumentos de Marrakech, que también ha resultado dañada por el terremoto, aunque sigue en pie. Esta cadena de influencias arquitectónicas tuvo continuidad en la Giralda de Sevilla o la Torre Hassán de Rabat.
La de Tinmel era una de las dos únicas mezquitas marroquíes abiertas a los no musulmanes, junto con la de Hassan II en Casablanca, y fue históricamente un lugar de peregrinación. Desde 1995 formaba parte de la lista de lugares y monumentos candidatos a ser declarados Patrimonio Mundial por parte de la Unesco. En 1997 fue objeto de una importante restauración, después de que otras campañas de restauración sin el adecuado rigor científico y las lluvias torrenciales llevasen el edificio a una situación crítica, con peligro de derrumbe.
Hace siete meses el Ministerio de Asuntos Islámicos inició un nuevo proyecto de restauración que contemplaba además la construcción de un museo junto a la mezquita. Desafortunadamente, el terremoto de 6,8 grados Richter del pasado viernes ha truncado el futuro del edificio, y será necesaria una intensa y costosa labor de restauración para tratar de levantar de nuevo la mezquita.
Según el director regional de la UNESCO, este organismo prevé enviar próximamente un equipo para evaluar los daños sufridos por la mezquita. “Constituye una inestimable pérdida para el patrimonio nacional de Marruecos”, señala Falt. Por su parte, una fuente del ministerio de cultura marroquí ha declarado a Reuters que “el ministerio ha decidido restaurarlo y preparará un presupuesto para ello”.
En una entrevista con el medio marroquí Medias24, la conservadora del lugar, Nadia El Bourakkadi, ha declarado: “La mezquita ha resistido durante siglos. Es la voluntad de Dios”.