Image: Leonora

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Letras

Leonora

Carmen Torres

19 abril, 2000 02:00

Emecé. Barcelona, 2000. 259 páginas, 2.200 pesetas

Esta novela ofrece dos poderosas razones: la recreación de un interesante momento histórico y el intento de lograr la comunión entre disciplinas artísticas

Y a en su mismo planteamiento esta novela ofrece al lector dos poderosas razones para leerla: la siempre difícil aunque atractiva recreación de un interesante momento histórico y el intento de lograr la comunión -o la comunicación, que no es poco- entre distintas disciplinas artísticas. Así, la acción se centra en la fascinante Viena de los primeros años del siglo XX -los de la efervescencia y la locura, y ahí hay mucho que novelar- y aborda la vida de una mujer a medio camino entre la historia, la leyenda y la ficción.

Quiere hacernos creer la autora que Leonora Mildenburg es la modelo pelirroja que a menudo frecuenta los lienzos de Klimt, una mujer humanista y luchadora, vagamente emparentada también con Virginia Woolf y con las primeras feministas, a cuya historia de pasiones y luchas se añade la banda sonora de Mahler y un fondo pintado por Klimt. Estamos, sin embargo, ante un libro que es mucho más que el homenaje de su autora a sus acreedores culturales -todo primer libro suele serlo, al cabo-, es también una historia contada desde la seguridad de un estilo sobrio, desde las varias focalizaciones de sus distintos narradores, desde la variedad de "tempos" y registros.

Pululan por sus páginas personajes como Anaïs Nin, Franz Werfel -el que fuera primer marido de Alma Mahler-, Walter Gropius, Shündberg o Wagner, además de Mahler, su esposa Alma, o el controvertido Gustave Klimt. Entre ellos se teje no sólo la crónica social de la intelectualidad vienesa, también la intensa pasión entre el pintor y Leonora, y el no menos exagerado amor de ella por la música. Con este motivo reflexiona Torres acerca del papel de la mujer en el arte o de la finalidad del arte en sí -¿para qué sirve la música, la pintura, la literatura?, cuánta literatura ha abordado esta cuestión- o incluso del papel redentor que la creación puede jugar en la existencia humana.

Un libro así ha de ser por fuerza el producto de años de trabajo -no está datado, nos quedamos con la duda- y, sobre todo, como es el caso, de varios años de peregrinaje literario. De hecho, su autora lo publica después de algunos coqueteos con el periodismo cultural y con los premios literarios.

A este respecto, me pregunto quién habrá redactado esa ficha biográfica que aparece en la solapa del libro, y en la que se insiste sobre aspectos que, a mi modo de ver, carecen de interés, como las veces que Torres ha obtenido puntuación en el premio Planeta -sin llegar jamás a ganarlo, claro- o el hecho de que Leonora Mindelburg sea, un "personaje imaginario inventado por la autora". ¿A qué esta obvia aclaración? ¿A qué la reiterativa redacción?

Otro de los datos aportados sí parece más relevante: el hecho de que esta novela ya fuera publicada hace algún tiempo por editorial Olalla, y en una edición limitada. Parece que los responsables de Emecé gustan, últimamente, de rescatar para el gran público libros ya editados por sellos menores (ahí están los casos de Félix Romeo y Carlos Castán). Bien.