Image: Víctor García de la Concha

Image: Víctor García de la Concha

Letras

Víctor García de la Concha

“Con el español aún padecemos el síndrome del corral”

18 julio, 2001 02:00

Escurridizo pero cordial, Victor García de la Concha, director de la Real Academia Española, semeja un cardenal del idioma con algo de príncipe renacentista. Prudente, amistoso y sabio, parece capaz de conciliarlo todo y de fulminar elegantemente con un adjetivo. O por él. Por ejemplo, ahora que la Academia está "en el nivel de la política de Estado", se niega a calificar la situación del Instituto Cervantes o a valorar la política cultural del PP. Para acentuar esta correción política, la Academia aparece hoy parapetada de coches blindados. Dentro, un ejército de guardaespaldas pulula por los pasillos mientras se firma un convenio con la Fundación Carolina y el grupo Planeta. Porque, aunque media España está de vacaciones y otra media las planea, García de la Concha sigue trabajando. Revisa las pruebas del nuevo Diccionario de la Academia, prepara el curso sobre "La generación del 27 y el arte nuevo" que se celebra esta semana en la Menéndez Pelayo de Santander, remata los últimos detalles del II Congreso sobre el Español de octubre y los de la boda de una de sus hijas. Y lo confiesa: a pesar de trabajar de diez a doce horas en la Academia cada día, "ya no llego".

Para eso, para llegar, va a llevarse "a la playa" las pruebas del Diccionario. Además, hace años sus hijas le suplicaron que trabajase en vacaciones porque después de cinco días sin hacer nada "estaba insoportable".
Como no podía ser menos, la mesa de su despacho está cuajada de libros de consulta y de diccionarios (los dos tomos del Español Actual de Manuel Seco, el Sohez, un diccionario de Internet, el de Dudas de Seco, la Ortografía de la RAE, el Anuario del Cervantes...) A pesar de su cautela, desborda entusiasmo al hablar, por ejemplo, del convenio que acaba de firmar con la Fundación Carolina y el grupo Planeta para subvencionar a veinte becarios, uno de cada país hispanoamericano, para que se formen en lexicografía.

-Hace unos días, en la presentación del anuario del Instituto Cervantes, se ha dicho que Estados Unidos "será la lanzadera o el cementerio del español". ¿Es un buen diagnóstico?
-Me parece que esa frase sólo busca un titular de periódico escandaloso. Hace ya un siglo que Rubén Darío escribió la Oda a Roosevelt. Quien la leyera pensaría que Estados Unidos iba a devorar al mundo hispánico, y ya ve, hay 35 millones censados de hispanohablantes en Estados Unidos, el comercio en msnos de hispanos mueve entre 350.000 y 450.000 millones de dólares al año, los candidatos a la Presidencia se esfuerzan en decir que hablan español, hay 558 emisoras hispanas, 102 periódicos, y dos de cada tres estudiantes eligen el español como segunda lengua. Eso de la lanzadera no responde en modo alguno a la realidad de los 370 millones de hispanohablantes.

El español es un condominio

-¿Y en esa realidad, España desempeña un papel secundario?
-Bueno, el español es un condominio de 370 ó 400 millones de hablantes, no es propiedad de España porque sólo somos una décima parte de todos los hispanohablantes. Y no es sólo un problema cuantitativo, está el hecho correlativo de la fuerza de la literatura en español en todos los países hispanohablantes. Como historiador de la literatura le recuerdo que la poesía de España del siglo XX ha ido siempre estimulada por la iberoamericana, por Rubén, Vallejo, Paz. Y qué decir de la novela... La conciencia de la Real Academia viene de hace un siglo, cuando al producirse la emancipación de las colonias tiene la genial intuición de crear allí academias correspondientes y una formidable red de la Asociación de Academias que nos envidian muchos países.

-¿Cuántos viajes ha hecho a América como director de la RAE?
-He visitado 18 países y Academias. Mis viajes, gracias a la colaboración del Ministerio de Asuntos Exteriores y a las propias Academias, son verdaderos viajes de Estado en los que me he entrevistado con presidentes, con ministros de Educación, de Cultura.

-¿Cómo es recibido, como el "comisario" (así lo llamaban en una entrevista mexicana) que va a imponer la ley y el orden lingöísticos?
-Es verdad que en México existía hace años una tendencia ligeramente "secesionista" que ha quedado absolutamente superada. Cuando a mí en una conferencia en el Colegio Nacional de México me dijeron que el Diccionario de la RAE es eurocéntrico expliqué que la próxima edición del Diccionario, la vigésimosegunda, va a triplicar el número de americanismos -esos 12 ó 13 mil que estaban registrados- después de haberlos revisado uno a uno para compobar su vigencia.

Englishpañol, mejor que spanglish

-¿Puede el español enfrentarse al inglés, ahora que la globalización e internet parecen uniformizarlo todo, teniendo en cuenta además que está en desventaja en la red?
-Empezando por lo último, éste es un asunto del que se van a ocupar especialistas en el Congreso de Valladolid. Tengo la convicción de que es superior el número de páginas y sobre todo de visitas que tienen las páginas en español en internet. En relación con el problema de la globalización y el inglés, hay que distinguir tres cosas. Una es que el inglés es la lingua franca de hoy, como antes lo fueron el latín o el francés. Otra es que el inglés, por la potencia de la ciencia, de la técnica y las finanzas sajonas, está facilitando hoy muchos préstamos al español. Y un tercer asunto es el problema de las lenguas en contacto. Se habla mucho de que está naciendo una lengua nueva que es el spanglish, pero yo me pregunto si hay que hablar de spanglish o hay que hablar de englishpañol, y no estoy haciendo un juego de palabras. No es cierto que hoy esté naciendo una lengua, atendiendo a la Sociolinguística. De eso va a hablarse mucho también en Valladolid. Porque no es lo mismo Los ángeles, con 7 millones de hispanos en una población de 17, que Miami, donde casi la mitad es hispana, o Nueva York.

-¿El futuro del español pasa por México y Brasil?
-Pasa por muchos sitios, pero es clarísimo que México y Brasil son dos polos muy importantes en el mundo comercial de Iberoamérica. México es hispano por los cuatro costados, mientras que Brasil siente la necesidad de impartir enseñanza de español. A mí me decía el presidente Cardoso, con motivo del premio Príncipe de Asturias, que la obligatoriedad del español no era un problema de leyes sino de necesidad vital porque si Brasil quiere expandirse en su entorno, necesita el español.

El síndrome del corral

-¿Y cómo se explica el sentimiento de decepción de tantos profesores de español que pensaron que Brasil era su futuro?
-Es que padecemos el síndrome del corral, porque no es sólo España la que tiene que tratar ese asunto con Brasil.El español no es nuestro. Verá, hace poco leí que dos mil profesores argentinos iban a Brasil estableciendo cabezas de puente para las Universidades argentinas. ése es uno de los grandes errores de la política de corral, no de la política del gobierno, sino de muchos españoles...

-Fue elegido director de la Academia hace casi tres años: ¿qué balance hace de su gestión?
-No me corresponde a mí hacerlo. Al ser elegido entendí que debía continuar el programa de renovación que había impulsado Fernando Lázaro Carreter. Lo que yo he hecho, sirviendo a la Academia, ha sido rematar la construcción del Banco de Datos, que tiene ya 270 millones de registros; rematar la XXII edición del Diccionario, que entregamos el día 31 a la editorial para su impresión; continuar la nueva redacción de la Gramática Oficial de la Lengua, que ya está ahora por su mitad y es un trabajo lento y delicado; el nuevo tesoro Lexicográfico. En esa línea, de los proyectos anteriores han nacido proyectos como el Diccionario Panhispánico de Dudas.

Al cabo, de lo que más orgulloso está es de "la política panhispánica", es decir, del reforzamiento de la colaboración con las Academias de la Asociación reconocido con el premio Príncipe de Asturias "y que ha superado con mucho la mera palabrería y se ha instalado en la realidad de la cooperación". Por eso, ahora que sólo le falta visitar Cuba ("voy en otoño"), se felicita por la ayuda a las Academias que carecen de sede (El Salvador, Uruguay, Costa Rica y Guatemala), gracias a la Cooperación Internacional del Ministerio de Asuntos Exteriores. "No sólo eso, también hemos dotado a las Academias de infraestructura informática con el apoyo de Telefónica; vamos a dotarles de estos lexicógrafos, gracias a la Fundación Carolina y al Grupo Planeta. Esa política trasciende el interés específico de lo lingöístico para situarse en la cultura y la política de la comunidad iberoamericana".

-Creo que es la segunda o tercera vez que menciona el apoyo del Ministerio de Asuntos Exteriores...
-Es de justicia. Ya desde la etapa del gobierno socialista, los gobiernos han entendido que la Academia está en el nivel de Estado. En esto la figura clave es el Rey, que por mandato constitucional es patrono de la RAE. A poco de ser elegido, la primera vez que me recibió sólo me pidió que atendiese a América. En el último almuerzo que tuvimos en la Academia, además de agradecernos que le pusiéramos lentejas, volvió a insistir en ello. Clave, pues, la figura del Rey en situar a la Academia en el nivel de política de Estado. Esto lo entendió el gobierno socialista, que duplicó el paupérrimo presupuesto de la Academia, y lo ha entendido el PP, que ha duplicado de nuevo el presupuesto.

-¿Cuál es el de este año?
-Mil millones de pesetas.

-¿El cambio de imagen de la RAE de los últimos diez años es sólo cuestión de dinero?
-Creo que la Academia ha estado, una vez más, a la altura de las circunstancias. En esta década se ha dado cuenta del signo de los tiempos y ha percibido que había que entrar en la informatización, que había que crear el banco de datos al servicio de todos los usuarios del español, que había que entrar por el camino de la lingöística computacional, a través de grandes centros como Microsoft, que ya estamos o con IBM, que vamos a estar de manera inmediata. Eso supuso un esfuerzo de búsqueda de medios, y allí vino el Rey en nuestra ayuda con la creación de la Fundación Pro Real Academia. Ahora, si necesito revisar los americanismos y eso supone subvencionar a las academias americanas, acudo a Endesa, que sé que tiene intereses en Hispanoamérica. O vamos a Telefónica para que subvencione el Diccionario Panamericano. Sabemos sacarle brillo a la peseta.

75 pesetas al trimestre

-¿Tan bien como para seguir pagando a cada académico setenta y cinco pesetas al trimestre?
-No, ése es el sueldo del director. Mire, los académicos, desde la Fundación de la Academia, siempre dijeron que el gran honor era servir al honor de la nación. Siempre suelo poner el ejemplo de Eduardo García de Enterría, el gran jurista, que viene los jueves a las 4,30 de la tarde, se marcha a las 8.30 y que, a parte de participar en las comisiones comunes y en los plenos, realiza la revisión del léxico jurídico, y se lleva trabajo a casa. Y quien dice Enterría dice Cela, Mario Vargas Llosa...

-No parece que eso arredre a los que hoy se dan bofetadas por entrar (y pienso, por ejemplo, en un ex presidente de breve gobierno). ¿Qué políticos, escritores, rectores se ofrecen como candidatos?
-No son tantos como la gente cree, pero desde luego son más de los que caben en los cuarenta sillones. A la Academia no se entra llamando a la puerta y mucho menos pegando patadas, es ella la que toma la iniciativa. Claro que hay quien se postula, pero no le voy a dar nombres porque mi madre me enseñó que eso está muy feo.
-Estupendo, pero ¿qué piensa cuando un Valente muere sin haber sido académico?

-Pues que el cáncer nos ganó por días y no es una salida fácil.
-¿Y Marsé?

-Bueno, hay escritores que no quieren estar en la Academia. Fue el caso de Carmen Martín Gaite. Lapesa, que había sido profesor suyo en Salamanca, tenía gran empeño en hacerla académica, pero ella, que iba de Maricoletas, le dijo que no. También a mí, cuando asumí la dirección, me dijo que no, a pesar de nuestra amistad. Me cita a Marsé. Cuando algunos compañeros se lo comentaron, vino a decirles que siempre había ido de lobo estepario, que no iba a la televisión, ni a congresos, que respetaba nuestro trabajo, pero que no.
-Otro caso: Umbral.

-Usted me cita a Umbral, pero le puedo enseñar cartas que me preguntan que cuándo Sánchez Ferlosio, y cuándo Mendoza, cuándo Pombo. Además, ahora la Academia tiene que pensar en científicos porque han fallecido Pedro Laín, Alvarado, Juan Rof, y en otras ramas del saber.

Pero sin cuotas. Por eso, asegura, no hay más mujeres en la Academia: "Deben entrar, igual que los hombres, por la valía en la relación con la plaza que se convoca. Si en el último caso hemos hablado de un lingöista especialista en historia del español, cíteme nombres de mujeres que hubiesen podido ser presentadas junto a Pascual o Quilis. El anterior fue Brines. Bueno, pues cíteme una poeta en esa generación. Son los que hay."

Prisa y la Fundación

-¿Por qué existe la idea generalizada de que la Academia siente una predilección por todo lo que tenga que ver con el grupo Prisa?
-Es una idea generalizada en muy concretos ambientes, en aquellos que tienen fijación con el grupo Prisa. Es verdad que hace unos días he firmado un convenio con el grupo Prisa y por tanto con Jesús de Polanco, por el cual Prisa ampliaba la colaboración que venía prestando para el Banco de Datos, pero antes lo había firmado con Prensa Española. Acudimos a Prisa como al grupo Correo, a Zeta, El Mundo, al grupo Clarín. Prisa ha ayudado económicamente a la Fundación, ha hecho un convenio de ayuda específica para investigación en lingöística computacional y lo último ha sido la ampliación de los derechos de uso de los textos de la sección informática de todas sus publicaciones.

-Hace unos meses, Juan Goytisolo aseguraba que culturalmente en España "vamos a menos".
-El artículo de Goytisolo era muy crítico, certero en algunos puntos e injusto en otros. Por ejemplo, sus críticas a los medios universitarios eran infundadas, pero coincido en sus denuncias de que la creación literaria hoy está muy condicionada por la presión de las editoriales, que necesitan sanear la cuenta de resultados como sea. Por eso existe una enorme competencia y una gran presión sobre el limitado cuerpo de escritores que están en el canon de la popularidad, que no en el de la valía, que nos abruman con obras "poco cocidas".

-¿A día de hoy, cómo va el Banco de Datos de la Academia en su sección diacrónica (CORDE) y en la sincrónica (CREA)?
-Estamos en 270 millones de registros globales, 130 del español de los últimos 25 años, y el resto del español diacrónico, pero ese banco sigue creciendo. Para la parte histórica tenemos un proyecto de ejecución inmediata para que en el 2003 tenga 250 millones de registro por sí solo. Pero lo importante no es sólo que crezca cuantitativamente, sino que lo haga cualitativamente.

Se detiene en uno de sus proyectos más queridos, el Diccionario Panhispánico de Dudas: "Verá, el que las 22 academias de la Lengua registren todas las dudas que se plantean a los hablantes y consensúen una solución única para todos ellos, que además los grupos de comunicación lo asuman como propio y todo esa se difunda, y no sólo en papel, sino en internet... Imagínese lo que esto es al servicio de la unidad del idioma. Por eso digo que es el proyecto que es la joya de la corona. ¿Y sabe lo más hermoso? Que es un proyecto que ha surgido de cero, sentados los directores de las 22 academias en torno a una mesa, y que es un producto no nuestro, sino panhispánico.

-¿En qué situación está?
-Hay dos grandes bloques, que podremos situar en internet, anticipándolo, a finales de año. Pensábamos que estuviera terminado a fines del 2002 o que poco después aparezca la construcción básica. Luego se actualizará día a día.

-¿Y el Diccionario Histórico?
--Es una de las grandes deudas de la Academia con la sociedad y la cultura hispánica. Cuando el Corde tenga 250 millones de registros en el 2003. Se puede elaborar en un horizonte de diez, quince años, en colaboración con las universidades y con las academias hispanas.

-¿La Gramática?
-Ya estamos hacia la mitad. ¿Lentos? Minuciosos, porque ha de servir para la norma panhíspanica de 400 millones de hablantes. Debemos terminar en dos años, agilizando el trabajo.

Lorca, Bach y los flamencos

-Cuando fue elegido director, estaba preparando un libro sobre uno de sus temas más queridos, al que dedica además una semana en la UIMP: "La joven literatura en el arte nuevo". ¿Ha podido avanzar algo en su investigación?
-Como ve (y muestra el manuscrito, más de 500 páginas) tengo mucho redactado, pero falta rematarlo. En el libro, como en el curso de la UIMP, estudio ese movimiento de renovación general de la estética, en el que música, literatura, arte estaban tan profundamente imbricadas. Por ejemplo, las Bodas de sangre de Lorca tienen mucho que ver con Bach e incluso, como señaló Juan Ramón, con los pintores flamencos.

-¿Ha elegido ya sus lecturas de verano?
-Todavía no, tengo sobre la mesilla de noche de Salamanca muchos títulos. Desde luego, me llevaré las pruebas del Diccionario, remataré el prólogo, y también algo de Steiner y poesía.

Los imprescindibles. No en vano, García de la Concha clasifica los libros en prescindibles, interesantes y de obligada lectura. Como el último libro que ha leído, Otoños y otras luces, de ángel González. Lo demás, las toneladas que le esperan en la mesilla de Salamanca, son otra historia.