Image: Sabina, Cien de catorce

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Letras

Sabina, Cien de catorce

El cantautor reúne en Ciento volando cien sonetos inéditos

5 septiembre, 2001 02:00

Joaquín Sabina ha vuelto a salirse con la suya. Tras pasar en el hospital mucho menos de diecinueve días y quinientas noches, está a punto de descubrir su cara más transgresora: la de sonetista, la de poeta. Que Sabina es un poeta lo sabemos desde que comenzó su merodear por La Mandrágora, o antes incluso, desde esos primeros versos publicados en Granada. Pero ahora, sin renegar de las masas que lo aclaman en cada concierto, publica un libro de sonetos: Ciento volando. De catorce (Editorial Visor). Cien sonetos escritos a lo largo de cuarenta años, desde los sesenta a nuestros días, cuajados de nostalgia y amistad, de macarras, derrotas y princesas. Un puñado de versos verdaderos -"Mi infancia era un cuartel, una campana/ y el babi de los padres salesianos"-, que presenta el propio Sabina en una breve entrevista y de los que ofrecemos una selección así como parte del espléndido prólogo de Luis García Montero que acompaña al libro. Sabina, que de todas las vidas dijo escoger la del pirata cojo, ha dejado en estos poemas testimonio de su vida, que, como todas las vidas, algo tiene de galeón pirata y algo de barco abordado a traición.

Doble o nada

Doble o nada a la carta más urgente
sin código, ni tribu, ni proyecto,
mi futuro es pretérito imperfecto,
mi pasado nostalgia del presente.

No tengo más verdad que la que arrasa
corrigiendo las lindes de mis venas.
Por diseñar castillos sin almenas
perdí, otra vez, las llaves de mi casa.

Veranos de buen vino y mala sombra,
de confundir enanos con molinos,
de viajar al abismo con alfombra.

Es hora de volver a la autopista
por donde van, burlando sus destinos,
el zángano, el adúltero, el ciclista.

Sotanas y coturnos
(Para Joaquinito Curbelo, con caballitos de cartón)

Mi infancia era un cuartel, una campana
y el babi de los padres salesianos
y el rosario ocho lunes por semana
y los sábados otra de romanos.

Marcado por sotanas y coturnos,
con sangre, para que la letra entrara,
párvulo fui, de ardores taciturnos,
con tutores de mármol de Carrara.

Y el picón del brasero por las tardes,
y el acné y el catón y las primeras
hogueras a la vera de la nieve.

Y los adultos fieros y cobardes
y los tricornios por las carreteras
y escapar al cumplir los diecinueve.

Así estoy yo sin ti
(Para Luis Alberto, Pichi y sus malitos)

Como Buster en el apartamento,
con más miedo que Fredo en el padrino,
como el marido fiel de lo que el viento
se llevó, con guión de Tarantino,

como helado de fresa y chocolate,
como el acorazado Frankesteïn,
como un primate en el empire state,
como el magnate de citizen Kane,

como el ángel azul sin escolares,
como Harpo sin arpa ni bocina,
mister president call me Norma Jean,

como polvos de arroz sin calamares,
como Tarzampanó sin Gelsomina,
como el bastón de Charly sin Chaplin.

Cuando tengas frío
(Para la seño)

Usa mi llave cuando tengas frío,
cuando te deje el cierzo en la estacada,
hazle un corte de mangas al hastío,
ven a verme si estás desencontrada.

No tengo para darte más que huesos
por un tubo y un salmo estilo Apeles
y páginas anémicas de besos
y un cubo de basura con papeles.

Ni me siento culpable de tu lejos,
ni dejo de fruncir los entrecejos
que usurpan de tus ojos la alegría,

si quieres enemigos ya los tienes,
pero si socios buscas ¿cuándo vienes
a repartir conmigo la poesía?

Elígeme

La noche de Madrid firma postales
de ventanas con tedio en cada ojera,
zarcillos de bananas tropicales,
fulanas de canana en bandolera.

La noche de Madrid, a san Vicente
Ferrer enreda en su tisú de araña,
la noche de Madrid, bella durmiente
que no puede dormir en Malasaña.

La noche de Madrid, cuando está seca,
se pide en el Elígeme otra copa,
harta del chun da chun de discoteca...

Los dedos de un cupido tabernario
le quitan los tacones y la ropa
cuando se sube en pedo al escenario.

Sirva de precedente

Por una vez hice lo que tenía
que hacer sin contrabando de etiquetas,
por una vez viajé donde debía
viajar sin doble fondo en las maletas.

Por una vez crecí como la gente
desde el genoma hasta mi yo más mío,
por una vez, sirva de precedente,
no hice bromas al borde del hastío.

Por una vez, al fin de la jornada,
me atreví a tutear a la almohada
con solvencia de experto cirujano,

por una vez no se me vio el plumero
y ejercí de oficial y caballero,
como quien doma un corazón villano.

A Sabicas

Ese gitano de faca y sombrero,
esa vitola de rey en lo suyo,
esos arcanos de tonadillero,
ese remanso en mitad del barullo.

Ese que pisa quintas avenidas
con los caireles de un dios en barbecho,
sin la quincalla de las despedidas,
con los papeles que nunca le han hecho.

Ese despecho de etrusco de Marte,
ese bastón para andar por derecho,
ese pedrusco en el dedo meñique.

Ese que guarda el secreto del arte,
en la botica más jonda del pecho,
ese Sabicas tocándole a Enrique.

Bajo los puentes
(Para Luisito y Almudena)

Se trata de vivir por accidente,
se trata de exiliarse en las batuecas,
se trata de nacerse de repente,
se trata de vendarse las muñecas.

Se trata de llorar en los desfiles,
se trata de agitar el esqueleto,
se trata de mearse en los fusiles,
se trata de ciscarse en lo concreto.

Se trata de indultar al asesino,
se trata de insultar a los parientes,
se trata de llamarle pan al vino.

Se trata de dormir bajo los puentes,
se trata de colarse en el casino,
se trata de engañar a los creyentes.

El primogénito del comisario
(Para Antonio Muñoz Molina)

El primogénito del comisario
Florencio Pérez, pulcramente gana
su jornal de curtido funcionario
y el benjamín nos ha salido rana.

Mágina los subleva y los anida,
la vida los abreva y los destrona,
los hijos crecen, uno por herida,
octubre escuece porque no perdona.

¿Raíces? si te he visto no me acuerdo,
¿familia? bien, quitadme las esposas,
¿nostalgia? de las uvas que me pierdo,

¿cansancio? de quererte y no quererte,
¿adicción? a las curvas peligrosas,
¿ganas? de lo contrario de la muerte.

"A la gente le gusta que te mates"

Lo primero que dijo Sabina al salir del hospital es que estaba "vivo y coleando, bien de las tres piernas y las dos manos". Irónico y provocador. Como siempre. Como cuando, siendo niño, escribía sonetos a las niñas del colegio de las Ursulinas que estaba frente al suyo, el de los Salesianos de Granada. A los doce años se sabía escritor. Luego, mientras estudiaba Filología, puso una bomba en la sucursal de un banco para protestar por el proceso de Burgos, y huyó a Londres. Siguió escribiendo y empezó a cantar. Ahora, treinta años y cientos de miles de discos vendidos después, recupera al sonetista que fue, que siempre ha sido.

-¿Por qué, y por qué ahora? ¿Cómo surgió la idea de publicar estos cien sonetos?
-Hacía tiempo que venía escribiéndolos sin darles la menor importancia y sin demasiado rigor. Eran sonetos para bodas, banquetes y bautizos. Cuando tuve cien, me decidí a echarlos a volar. Ojalá no tenga que arrepentirme.

Los sonetos siempre acaban mal

-Pero, ¿por qué sólo sonetos?
-Porque duran lo justo, porque son perfectos, porque son fáciles, porque son difíciles, porque siempre acaban mal, porque siempre acaban bien, porque son la perla de la corona de la lírica. Resumiendo: porque me da la gana.

Una gana en la que han tenido mucho que ver tres cómplices de altura, amigos de Sabina desde hace años, como son Luis García Montero, Benjamín Prado y el editor Chus Visor.

-Sin Luis García Montero no habría libro. él me animó, hace ya unos cuantos años, a publicar De lo cantado y sus márgenes, mi primera entrega de poesía. Esta vez, además de escribir el hermosísimo prólogo, se encargó de la edición y me apadrinó ante Chus. Benjamín fue el más generoso y cómplice de los correctores, sin olvidar a álvaro Salvador.

-En ese prólogo, García Montero distingue nítidamente al poeta y al cantante. Pero, ¿en qué se diferencian sus sonetos de sus canciones?
-En que las canciones son canciones y los sonetos son sonetos. En mis habituales paranoias autocríticas pienso que hay más poesía en las primeras que en los segundos.

-¿Cuándo comenzó a escribir los que reune en este libro?
-El más antiguo debe ser de allá por el año 69 (tú no habías nacido, muñeca), el último, de mañana mismo.

-Son, pues, más de treinta años de alejandrinos. Por eso, la selección ha sido muy difícil, pero implacable.
-La verdad es que sí, porque tenía almacenados unos ciento veinte. Naturalmente, quité los que me parecían más prescindibles o más compartibles o menos detestables.

A pesar de todo, no resulta difícil imaginarlo tras el escenario, pergeñando un poema, tal vez recitando con su voz rota, rodeado de humo (ya no, desde el último susto, no) y amigos, y alcohol. él lo confirma, cuando se le pregunta cómo escribe. ¿Puede hacerlo en medio de una gira, prefiere la noche, después de un concierto quizá?
-En cualquier lugar, en cualquier papel, con cualquier bolígrafo, pero de noche. Suelo tardar una hora en hacer la primera versión y un siglo en corregirla.

San César Vallejo y San Pablo Neruda

- ¿A qué poetas admira más, quiénes le acaban acompañando siempre?
-Soy de la cofradía de San César Vallejo, de San Pablo Neruda, de San Rubén Darío, de San Garcilaso de la Vega, de San Jaime Gil de Biedma, de San Luis García Montero (¡toma ya coba!).

- De sus primeras lecturas, de esas influencias constantes que menciona, ¿a quién prefiere, a Fray Luis o a Quevedo? ¿A Hierro o Gil de Biedma?
-¿Por qué elegir entre pera y manzana? Los dos son santos. No me parece aconsejable enfrentar a poetas tal si fueran gallos de pelea. La poesía y las olimpiadas no son cosas compatibles.

- Mucha gente le considera el Dylan español ¿qué le parece?
-Bien, gracias, ¿y la familia? Qué más quisiera uno. Sigo aprendiendo mucho del viejo Bob.

-¿Por qué los cantantes parecen tener peor prensa en medios académicos que los escritores o poetas? ¿Por qué no los defiende?
-Porque hay mucha envidia, porque ganamos más, porque follamos más, porque salimos en la tele. ¡Que se jodan los medios académicos!

-¿Cómo se imagina que hubiese sido su vida si no se hubiese exiliado en Londres? ¿Se ve como poeta local, como profesor de Literatura tal vez?
-¿Por qué no atracador de bancos? La verdad es que siempre me vi a mí mismo enseñando literatura en un instituto de provincias y escribiendo libros que nadie leería. Todo lo que me ha pasado en la canción ni lo soñé, ni lo busqué, ni he conseguido creérmelo aún. La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida.

-¿Qué libro de poemas le recomendaría entonces a esos alumnos virtuales?
-Obviamente Ciento volando (hay que anunciarse).

-¿ Y a la princesa de sus canciones?
-Que le dé calabazas al príncipe Felipe, que es muy aburrido.

Más trabajo que sexo , drogas y rock

-¿Por qué resulta tan seductor, creativamente, caminar al borde del abismo?
-¿Resulta seductor? Será porque a la gente le gusta que te mates. El caso es que la historia de la novela, del cine, de la pintura, etc, y no sólo de mis canciones, ha sido siempre la historia del límite, del margen, del abismo, etc. No hay demasiado que contar en las vidas cotidianas de la gente de orden, qué le vamos a hacer. Pero le aseguro que en cien sonetos, ciento sesenta conciertos al año y tropecientos discos, hay más trabajo que sexo, drogas y rock and roll.

- Dice en uno de los sonetos ser adicto "a las curvas peligrosas". ¿No es peligroso ser esclavo de nada? ¿Las drogas, el alcohol no han dejado a demasiados por el camino?
-Me refería a los culos y las tetas. ¿No ha oído usted hablar de la metáfora? Por cierto, me ha quitado el médico de todo, menos de las metáforas. Ahora gasto mi fortuna en medicinas.

-¿Sigue siendo la poesía un arma cargada de futuro?
-Sigue siendo el mejor amigo, la mejor novia, el mejor hombro para llorar.