Image: El son de Nicolás Guillén

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Letras

El son de Nicolás Guillén

El 10 de julio se celebra el centenario del poeta cubano del sóngoro y el canto

10 julio, 2002 02:00

Nicolás Guillén, por Grau Santos

El 10 de julio se celebra el centenario del nacimiento del poeta cubano Nicolás Guillén, cantor de la negritud y la revolución encendida. Al filo de la canción, su obra intentó cuajar el sentido del mestizaje que se da en la Isla, con poemas sonoros y calientes como "Sensemayá", "Mi patria es dulce por fuera...", "Negro bembón", y libros como el clásico Sóngoro Consongo de inconfundible cadencia. Sí, Caribe puro, negro y mestizo, los versos del considerado por muchos mejor poeta cubano del siglo, cuya trayectoria personal y literaria recorre Joaquín Marco.

"Me matan si no trabajo,/ y si trabajo me matan;/ siempre me matan, me matan,/ siempre me matan". Esta canción, convertida en popular, pocos saben, si no son cubanos, que fue obra del poeta negro Nicolás Guillén, nacido en Camagöey el 10 de julio de 1902, y parte ahora de su libro West Indies Ltd., de 1930, aunque publicado en 1934.

Nicolás Guillén había publicado su primer libro en La Habana en 1930, una plaquette de 12 páginas titulada Motivos de son. Pero fue al año siguiente cuando se convirtió en uno de los poetas característicos de la lírica afrocubana con su pequeño volumen (que posteriormente iría creciendo) Sóngoro Cosongo. Poemas mulatos. El poeta procedía de una familia de cierta raigambre intelectual y política. Su padre fue director del periódico "Las Dos Repúblicas" y formaba parte del Partido Nacional, de carácter liberal. Tras las elecciones que darán el triunfo al general José Miguel Gómez, del Partido Liberal, fue senador entre 1908 y 1912. En 1913 ganó las elecciones del Partido Conservador y el padre del poeta, en la oposición, pasó a dirigir el periódico "La Libertad", órgano del Partido. Su hijo empezó a trabajar como tipógrafo en los talleres del diario. Bebió, pues, sus primeras letras en el periodismo, que no abandonaría. Triunfadores de nuevo los conservadores, en 1917 se produce un levantamiento popular que se convertiría en una peculiar guerra civil que se conoce en la historia cubana como "La Chambelona". Como consecuencia de ella muere su padre asesinado en su finca de Camagöey. Nicolás Guillén seguirá trabajando como tipógrafo en el periódico, finalizará su Bachillerato, comenzará a publicar, dirigirá el suplemento literario de "Las Dos Repúblicas" e intentará cursar Derecho en la Universidad de La Habana, donde se trasladará por poco tiempo por problemas económicos, aunque en mayo de 1921 volverá a las aulas.

En 1922 reunió sus primeros poemas, de carácter modernista, en un libro, Cerebro y corazón, que no publicará hasta 1965, pero en 1923 se halla de nuevo en Camagöey, dirigiendo la revista "Lis", de la que aparecieron 18 números. En 1926 regresó a La Habana trabajando como mecanógrafo en el Departamento de Gobernación. Publica en revistas y en 1928 colabora en la página "Ideales de una raza" del prestigioso "Diario de la Marina". Allí aparecerán los Motivos del son. En 1931 gana su primer premio de poesía, que ha de permitirle comprar una casa para su madre en Camagöey. En 1934 Fulgencio Batista da un golpe militar. Guillén publica West Indies Ltd., al tiempo que trabaja como redactor del periódico "Información" y jefe de redacción del semanario humorístico "El Loco". En 1936, tras los contínuos vaivenes políticos en Cuba, Guillén forma parte del comité de redacción de carácter izquierdista de la revista "Mediodía". Es detenido , queda cesante de su trabajo en el ayuntamiento y pasa varios días en prisión preventiva. Al año siguiente, "Mediodía" se convertirá en una revista de información general, dirigida por el poeta.

Realiza su primera visita a México, donde publicará Cantos para soldados y sones para turistas, prologado por Juan Marinello, y en junio, España, poema en cuatro angustias y una esperanza. Coincidirá con su presencia en el II Congreso Internacional de Escritores que se celebrará en Barcelona, Valencia y Madrid, en plena guerra civil. Viajará a España desde México, acompañando a la delegación mexicana entre la que se encuentra Octavio Paz. Por estas fechas, en España, ingresa en el Partido Comunista Cubano. Regresará a su patria en mayo de 1938.

A partir de su retorno comienza una intensa actividad política y literaria en los países latinoame-
ricanos (Venezuela, Colombia, Argentina, Perú, Uruguay, Brasil, etc.) que entiende como propios. En 1942, Altolaguirre, ya en México, en su editorial La Verónica, publica Sóngoro Consongo y otros poemas, con prólogo de Unamuno. En 1947, la argentina Losada ofrece El son entero. Suma Poética. 1929-1946, con el prólogo de Unamuno y textos musicales. Al año siguiente, la Elegía a Jacques Roumain en el cielo de Haití. En 1949 colabora con una décima diaria en el periódico "Hoy", de inspiración comunista. A su paso por los Estados Unidos, camino de París, es confinado por el Departamento de Inmigración. Con Juan Marinello asistirá al Congreso del PC checoslovaco y más tarde viajará a la URSS. En 1958 verá la luz La paloma de vuelo popular, pero el poeta permanece en Europa, Venezuela le niega el visado de entrada al país y gracias a Alberti puede trasladarse a la Argentina. En todas partes recita, escribe, reúne antologías de su obra.

Retornará con la revolución castrista, en 1959, recitando para el Ejército Rebelde en Santiago de Cuba, a petición de Ché Guevara. En 1960 presidirá la delegación cultural enviada a la URSS por el nuevo régimen y, desde entonces, hasta su muerte se convierte en poeta oficial y presidente de la Unión de Escritores. En 1964 publica Tengo y Antología mayor; en 1967, El gran zoo; en 1972, La rueda dentada; en 1973, la Obra Poética, en dos volúmenes, a cargo de ángel Augier y se reúnen, asimismo, versos de circunstancias, discursos y artículos periodísticos.

Pero la obra de Nicolás Guillén más atractiva es la de su primera época, la de la etapa afrocubana, donde reescribe el "son" y utiliza la rítmica que influirá en la parte final de Poeta en Nueva York, de Lorca, que, de regreso a España desde los Estados Unidos pasó un corto tiempo en Cuba y se impregnó de este neopopularismo caribeño. Al filo de la canción, la obra de Guillén intenta cuajar el sentido del mestizaje que se da en la Isla. Consciente de ello, sus textos y sus prólogos de la primera etapa convierten su obra en una pieza fundamental del proceso poético hispanoamericano de la época, donde convive con el intelectualismo barroco de un José Lezama Lima. Dueño de una musicalidad peculiar, donde juegan un papel trascendental el paralelismo y las repeticiones, así como el sinsentido cacofónico, las formas dialectales a las que dota de valor poético; pero cuando se interna en el ámbito de la poesía política -como le sucedió a Alberti o a Neruda (salvo contadas excepciones)- trivializa (no faltará en su obra el poema dedicado a Stalin) y sus exploraciones se tornan mecánicas. Pero en sus poemas circunstanciales advertimos, además de su sentido del humor ("Al poeta español Rafael Alberti, entregándole un jamón"), la reivindicación de la "negritud" y su lucha contra el "imperialismo yanqui". Se sirve de una diversidad métrica que va de las formas más clásicas, el romance, la décima, el soneto o la elegía a las más libres, fruto acertado de una personal e interna musicalidad. Luchará contra tal facilidad manifestándose en un deliberado prosaísmo, como en algunos de sus "Poemas de amor", pero en este envite saldrá perdiendo su calidad poética.

Mi patria es dulce por fuera...
Mi patria es dulce por fuera,
y muy amarga por dentro;
mi patria es dulce por fuera,
con su verde primavera,
con su verde primavera,
y un sol de hiel en el centro.

¡Qué cielo de azul callado
mira impasible tu duelo!
¡Qué cielo de azul callado,
ay, Cuba, el que Dios te ha dado,
ay, Cuba, el que Dios te ha dado,
con ser tan azul tu cielo!

Un pájaro de madera
me trajo en su pico el canto;
un pájaro de madera.
¡Ay, Cuba, si te dijera,
yo que te conozco tanto,
ay, Cuba, si te dijera,
que es de sangre tu palmera,
que es de sangre tu palmera,
y que tu mar es de llanto!

Bajo tu risa ligera,
yo, que te conozco tanto,
miro la sangre y el llanto,
bajo tu risa ligera.

Sangre y llanto
bajo tu risa ligera;
sangre y llanto
bajo tu risa ligera.
Sangre y llanto.

El hombre de tierra adentro
está en un hoyo metido,
muerto sin haber nacido,
el hombre de tierra adentro.
Y el hombre de la ciudad,
ay, Cuba, es un pordiosero:
Anda hambriento y sin dinero,
pidiendo por caridad,
aunque se ponga sombrero
y baile en la sociedad.
(Lo digo en mi son entero,
porque es la pura verdad.)

Hoy yanqui, ayer española,
sí, señor,
la tierra que nos tocó
siempre el pobre la encontró
si hoy yanqui, ayer española,
¡cómo no!
¡Qué sola la tierra sola,
la tierra que nos tocó!

La mano que no se afloja
hay que estrecharla en seguida;
la mano que no se afloja,
china, negra, blanca o roja,
china, negra, blanca o roja,
con nuestra mano tendida.

Un marino americano,
bien,
en el restaurant del puerto,
bien,
un marino americano,
me quiso dar con la mano,
me quiso dar con la mano,
pero allí se quedó muerto,
bien,
pero allí se quedó muerto,
el marino americano
que en el restaurant del puerto
me quiso dar con la mano,
¡bien!

Nicolás Guillén, 1947