Cuadernos de todo
Carmen Martín Gaite
21 noviembre, 2002 01:00Carmen Martín Gaite. Foto: Mercedes Rodríguez
La niña Marta, la hija de Carmen Martín Gaite y Rafael Sánchez Ferlosio fallecida en plena juventud, veía la afición de su madre a tomar notas y escribir en libretas y le dio como regalo de cumpleaños un bloc en el que puso con su todavía titubeante caligrafía el rótulo Cuadernos de todo.Desde entonces, 1961, la autora de Entre visillos fue sumando a éste otros muchos cuadernos, más de medio centenar. Como prevé la leyenda infantil, en ellos hay de todo, desde la cita con un médico hasta un recordatorio doméstico. También cuentan con abundantes ilustraciones, dibujos o collages. Y muchas páginas con escritos que oscilan entre lo ensayístico y lo creativo.
De estos cuadernos había dado noticia la propia autora en varios escritos suyos, y uno de sus libros más originales, El cuento de nunca acabar, se forja y desarrolla en ellos. Con todo, la mayor parte de su rico contenido estaba inédito. Este volumen desvela una buena porción gracias al minucioso buceo de Vittoria Calvi en millares de páginas manuscritas.
Esta profesora italiana ha hecho un trabajo impecable para extraer la sustancia valiosa y significativa de esos cuadernos y ha tomado la decisión que parece más acertada para editarlos. Una materia tan variada parecía pedir su ordenación según un criterio temático, pero habría desvirtuado el origen y esencia de una escritura azarosa y guadianesca. Calvi prefiere ofrecerlos en su intencionada mezcolanza, la cual resulta muy acertada por su efecto de vivacidad. La esmerada labor de Calvi se acompaña de un rasgo editorial cada día más infrecuente y por ello digno de aplaudirse: el cuidado material de la edición, con finos detalles gráficos, con ilustraciones representativas que complementan el texto y con una tipografía limpia y un papel de calidad. Todo ello hace el libro por sí mismo hermoso, de buen gusto y sin excesos del lujo. Sólo se echa en falta un índice de asuntos que facilitase la lectura transversal.
Los motivos de Cuadernos de todo son muy variados, pero tampoco se trata de un cajón de sastre. La propia Martín Gaite advirtió que este género encierra el peligro de dar demasiada importancia a lo cotidiano. Guiada por esa alerta hace unos diarios singulares, libres de la obligatoriedad de la anotación cotidiana. De este planteamiento flexible se sigue una atractiva mezcla de tonos y perspectivas: al lado del registro del "murmullo del vivir cotidiano", como dice Calvi, están duras peripecias vitales, lecturas comentadas, reflexiones morales, apuntes de técnica narrativa, detalles reveladores del "taller del escritor" y algún iné-dito narrativo tan excelente como El otoño de Poughkeepsie. De modo que, en una perspectiva global, encontramos un elevado número de inquietudes, aunque una corriente subterránea unifica la mayor parte de las páginas: la conciencia alerta de alguien que se sabe escritora y mira alrededor con los ojos del creador fundiendo en una única experiencia vida y literatura. La vida pasa con el pleno valor de experiencias individuales y concretas, dichas con sencillez y hondura, pero a la vez en estrecha conexión con la actividad creadora. Ello se nota muy bien en las anotaciones relativas a una de sus frecuentes preocupaciones, el transcurso y vivencia del tiempo, un tema genuino de la literatura de siempre y también de Martín Gaite.
Uno de los mayores encantos de los Cuadernos reside en que en ellos tenemos una auténtica novela de la vida, que es simultáneamente la vida de un novelista, que abarca su sentir íntimo frente a la vida y su actitud reflexiva ante la literatura y la cultura. Semejantes mimbres no aseguran el acierto en el empeño. Si se logra, como sucede, se debe a una afortunada conjunción de factores: a la sinceridad de una escritura privada, pero no secreta, pues no esconde una cierta condición pública; a un tratamiento de la privacidad con un pudor que huye del exhibicionismo; a su valor como documento humano y de época. Estos rasgos convierten los Cuadernos de todo en una de las muestras más originales, valiosas e interesantes del dietarismo español. Por su carga emocional y por su hondura intelectual. En sus últimos tiempos, los de su éxito y popularidad, la autora salmantina había acentuado la vertiente comunicativa de sus novelas, que siempre convivió, aunque pareciera como disimulado, con un serio propósito de conocimiento y análisis de la realidad. Esta escritura sin concesiones a la galería, independiente, culta y cálida, la de la mejor Carmen Martín Gaite, es la de sus Cuadernos de todo.