Image: Los últimos percances

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Letras

Los últimos percances

Hipólito G. Navarro

16 junio, 2005 02:00

Hipólito G. Navarro. Foto: Eduardo Abad

Seix Barral. Barcelona, 2005. 448 páginas, 20 euros

Hipólito G. Navarro es bien conocido como cultivador de cuentos. Lo acreditan cuatro volúmenes de relatos breves publicados entre 1990 y 2000, así como la creación y el mantenimiento, a lo largo de seis años, de la excelente revista "Sin embargo", dedicada esencialmente al cuento literario.

El presente volumen recoge dos libros de relatos ya publicados -El aburrimiento, Lester (1996) y Los tigres albinos (2000)-, a los que se añade uno nuevo, que da título al conjunto. Se escamotean con ello las dos primeras recopilaciones cuentísticas del autor, que aquí no aparecen representadas. A pesar de ello, el conjunto ofrece una muestra amplia de este notable escritor de cuentos, cuya obra se caracteriza sobre todo por la extraordinaria variedad de enfoques y modelos narrativos que contiene. Se diría que el autor onubense ha pretendido con sus relatos mostrar la infinita plasticidad del discurso narrativo que denominamos cuento para albergar toda clase de estructuras formales, desde la historia abreviada hasta el esquemático microrrelato, desde el relato elusivo de una existencia gris hasta la narración que bordea los límites del poema en prosa, desde la reproducción magnetofónica del discurso oral ("El melómano") hasta la creación de un lenguaje inventado ("Gadir, Gades..."). El cuento es, en manos de Hipólito G. Navarro, un campo de continua experimentación, lleno de tentativas diversas, muchas veces sorprendentes, y un ejemplo contundente de que lo artísticamente decisivo no es lo que se cuenta, sino el modo de contarlo.

En Los últimos percances, el nuevo libro incluido en este volumen, el autor parece haberse desasido por completo de las huellas de autores que, como Cortázar, eran aún perceptibles en los primeros títulos. Es admirable la libertad creativa con que el narrador afronta cada relato, empezando por el que da título al conjunto, espléndida muestra del uso de la alusión en el relato breve, que en casos como éste exige del lector una lectura atentísima de cada palabra, de cada información, por irrelevante que parezca, porque será el mismo lector el encargado de completar una historia sólo sugerida con extremada sutileza. Es habilísima la mezcla de tiempos en el discurso de "27/45" -uno de esos cuentos desoladores que encierran, comprimida, toda una existencia-, mientras que otros, como "La cabeza nevada" o "Meditación del vampiro", juegan con la incógnita del narrador para provocar la sorpresa en las últimas líneas.

La misma técnica constructiva se aplica, con mayor complejidad, a otro relato excelente, titulado "Que salga el del salami". Un simple jugueteo lingöístico, como una de las bromas poemáticas de Jacques Prévert, lo constituyen las tres líneas de "Isósceles", de igual modo que la función puramente lúdica del lenguaje está ya presente en el título "La mar se yesa".

En resumen: una buena ocasión para atisbar algunas de las direcciones del cuento español, bien representado por la obra de Hipólito G. Navarro, en los últimos tres lustros.