Letras

Genuino sabor americano

La búsqueda del best seller reinventa el oficio de editar en España

30 marzo, 2006 02:00

Blanca Rosa Roca, Ildefonso Falcones, Juan Gómez-Jurado, Claudia Casanova

Azotada por los balances de resultados y las modas a lo Dan Brown, la edición española se está haciendo cada vez más a la americana, de modo que los editores ya no se conforman sólo con cuadrar números a final de temporada sino que vuelven a aconsejar como antaño, pero ahora más preocupados por las tramas y los personajes que por la calidad excelsa del libro. No se trata tanto de lograr de un autor primerizo la obra maestra, como de cocinar entre autor, agente y editor un libro que venda, y venda bien. Hablamos , claro está, de best sellers, con crimen y misterio a lo Código da Vinci si es posible.

Tres debutantes en la novela explican mejor que ningún análisis metaliterario lo que está ocurriendo: en un país en el que las tiradas rondan los 2000 ejemplares y que el título que alcanza los 10.000 ya se adueña de las listas de los más vendidos, el 3 de marzo Grijalbo lanzó 80.000 copias de La catedral del mar, de un desconocido Ildefonso Falcones. Tres semanas después se han agotado también tres reediciones de 20.000, se han vendido los derechos de publicación a China, Alemania, Holanda, y se negocia la versión cinematográfica.

Poco antes, en febrero, Rocaeditorial lanzó 50.000 ejemplares de Espía de Dios, del también primerizo Juan Gómez-Jurado, y ya ha necesitado dos reediciones. Más aún, su agente, Antonia Kerrigan, "armada" con unos capítulos y la síntesis del libro, cerró en la feria de Francfort las ediciones italiana, holandesa y americana. Ahora está contratada en diecinueve países, y en Estados Unidos el sello Dutton pagó 175.000 dólares por el libro, inédito entonces en España. Y La dama y el león, de Claudia Casanova (Planeta), se mueve en cifras similares: una tirada inicial de 50.000 y varias reimpresiones, también en tiempo récord. En los tres casos los editores supieron descubrir las posibilidades de una novela de autor primerizo y para sacarle el máximo partido pusieron todo de su parte. Y todo es, en palabras de la editora de Falcones, Ana Liarás, "enamorarse del manuscrito, trabajarlo casi página a página, matizar personajes, y, una vez terminada esa labor, iniciar otra aún más esencial en este tipo de libros: la promoción. Lograr convencer al resto de la editorial de sus posibilidades, implicar en la ‘conspiración’ a los departamentos de márketing, hacer que los comerciales no se desanimasen ante las casi 700 páginas del libro y, ver su reacción tras enviarles los tres primeros capítulos. Y fue alentadora. Como la de los libreros, claro... de hecho su respuesta entusiasta fue lo que estableció la tirada inicial. Y no nos equivocamos".

Ahora Sandra Bruna, la agente que primero creyó en el libro, recuerda cómo tras leerla le pareció "buenísima, aunque necesitaba retoques. Nosotras le recomendamos recortar unas sesenta páginas y mejorar las partes en las que flojeaba. Su editora colaboró también con él perfilando algunos personajes, simplificando episodios. Y sí, todas las reescrituras han valido la pena".

Página a página
Ana Liarás, responsable editorial del libro, confirma esta labor conjunta "tan grata. ése es el camino, trabajar con el autor página a página para sacar el mayor partido de la trama, porque como editora sé lo que funciona. Lo hago siempre, no sólo con los noveles españoles, incluso he llegado a mandarles observaciones a autores extranjeros y me lo han agradecido". Quizá por eso defiende que es así, "a la americana", como "habría que editar siempre, aunque en España no es demasiado frecuente, porque aquí el editor tradicionalmente sólo negocia y lee, y no le resulta fácil ni romper la rutina ni implicarse personalmente con un libro y un autor".

¿Y éste, Ildefonso Falcones? Abogado de prestigio en Barcelona, "aficionado a leer y escribir desde siempre", es el más asombrado por el éxito, aunque sólo sea por el "calvario" padecido hasta que el libro vio la luz. Hace cuatro años comenzó a escribir la novela. "Primero la corregí en la Escuela de Escritura del Ateneo, y cuando ya me pareció que estaba bien la envié a seis editoriales, las mejores. Un despilfarro inútil en fotocopias pues sólo recibir alguna carta rechazando el libro. Total, que a través del amigo de un amigo el libro acabó en manos de Sandra, y a través de ella, a las de Ana, en Grijalbo. Como sabe, trabajamos mucho con el libro los tres, porque al recortar la extensión tuve que cambiar algo el argumento, di más empuje a algunos personajes, aunque sin alterar la trama". Hoy, en plena campaña de promoción, diceestar "muy malamente, porque no puedo escribir una línea, ni arañar alguna hora o algún fin de semana, como antes". A pesar de lo cual, ya ha firmado el contrato por esa segunda novela inexistente, por 60.000 euros.

Cambio de título, poco comercial
También ya tiene clara la idea de su segunda novela Juan Gómez-Jurado (Madrid, 1977). Ex periodista de ABC, Cope y Los 40 principales, dedicó tres años a Espía de Dios (Roca), la historia del asesinato de dos cardenales en vísperas del cónclave que iba a elegir al sucesor de Juan Pablo II. "Comencé a escribirla en 2003 y cuando ya estaba lista, el Papa se murió de verdad y tuve que reescribirla". No fue el único cambio. Como en el caso de Falcones, su agente y su editora le aconsejaron modificaciones. La primera, el título, "porque a la editora no le pareció suficientemente comercial. Me propusieron tres que no me gustaron y por consenso, elegimos éste. No tocamos la trama, pero sí me descubrieron algunos fallos e incoherencias que detectaron al primer vistazo". En realidad, todas las sugerencias fueron bienvenidas, entre otras cosas porque fue eso, "el cuidado personal del editor", lo que le hizo preferir la oferta de Roca "a las de las de los dos grandes grupos editoriales, más generosas económicamente pero que no nos garantizaban el mismo esfuerzo".

Por su parte Blanca Rosa Roca, que también se siente editora a la americana, aconseja pero no reescribe personalmente porque "soy economista. Por supuesto, en el equipo tenemos editores que sí trabajan codo con codo con los autores. No se trata de cambiar por cambiar sino de redondear, aprovechando nuestra experiencia del libro y del mercado. Intentamos que nuestras novedades conquisten a ese público que devora los libros de Dan Brown y que tal vez antes no leía demasiado. Libros con conspiraciones, crímenes y misterios históricos, pero escritos por autores españoles a menudo con más rigor y calidad que los americanos. No imponemos temas ni tramas, pero si recibimos una novela que toca alguno de los temas que ahora interesan a los lectores, y tiene calidad, apostamos por él con todos nuestros recursos."

Libros de aquí que influyen fuera
En el otro extremo de la balanza se encuentra Emili Rosales (Planeta), editor del mayor best seller español de los últimos tiempos: La sombra del viento, de Carlos Ruiz Zafón, y de La dama y el león, de Claudia Casanova. Para Rosales, "editor es el que se enamora de un original y se rompe los cuernos para que se publique de la mejor manera posible. Sin olvidar que el protagonista es el autor y su libro, su carrera literaria. Una buena relación entre autor y editor, una lectura atenta y crítica del original, pueden hacer que un libro se pula, mejore, ¡pero el protagonista debe seguir siendo el autor! Habiendo excelentes originales y excelentes autores, me parece un disparate que el editor presuma de ‘reescribir’ libros. Significa que se equivocó de libro y de autor".

Claro que para Rosales, "escribir sobre un tema de actualidad o de moda no tiene secreto, pero no garantiza que se escriba una buena novela o que esa novela tenga éxito. Cuando existe una relación fluida entre autor y editor naturalmente se contrastan temas y enfoques, pero el autor espera encontrar en el editor confirmación u opinión sobre algo en lo que ya trabaja, no un dictado". Y va más allá: a pesar de las modas exteriores, "lo novedoso es que los libros de aquí influyan fuera:Ruiz Zafón es ya una referencia en todo el mundo. Aunque, ahora que hablamos de modas, lo cierto es que los gustos no son inmutables, y los editores no tenemos la varita mágica. Y un buen libro es mucho más que un cálculo de probabilidades".

Claro que en el caso de Claudia Casanova, Rosales no tuvo problemas. La escritora no sólo ha trabajado como lectora y traductora sino que también es editora, así que no ha necesitado más reescrituras que las suyas: "Siempre he querido escribir, pero necesité la oportunidad, el tiempo y encontrar un tema que me fascinó. No me influyen las modas, pero el persinaje y la época se apoderaron de mí". Por eso ha trabajado con absoluta libertad aunque reconoce que, como editora de ensayo "sí aconsejo mucho a los autores para que sus libros sean más accesibles. Les descubro los problemas de sus textos, pero dejo que sean ellos quienes los solucionen".

En cambio Ana Rosa Semprún, responsable de Suma, la nueva editorial de best sellers del grupo Santillana, sí cree en un trabajo editorial más directo y en la importancia de las modas y la promoción: "Hay quien prefiere negarlo, pero el éxito de Dan Brown ha confirmado un cambio en los gustos de un público mayoritario y menos lector, que ha focalizado su interés en ese tipo de libros. Y ha transformado nuestro trabajo, exigiendo que nos impliquemos más, porque la competencia es despiadada". Por eso, "si los libros de autores españoles contratados tienen algún fallo hacemos todas las sugerencias necesarias, aun sin cambiar nada a las bravas. ¿A la americana? Tal vez y ojalá, al menos tenemos las ideas muy claras para que un título funcione. Y un editor que lo es de veras no puede renunciar a ello, está en el sueldo, por incómodo que resulte. Lo mejor es que, como éste es un negocio lleno de sorpresas, no podemos dar nada por hecho de antemano, nos queda todo por descubrir cada día. Apasionante, ¿no?".