Letras

Parpadeos

Eloy Tizón

15 junio, 2006 02:00

Eloy Tizón

Anagrama. Barcelona, 2006. 144 páginas, 12 euros

En los resúmenes panorámicos de la narrativa española aparece siempre destacado Eloy Tizón (Madrid, 1964) como uno de los valores actuales con mayor prestigio. Es autor de tres novelas que merecieron, sobre todo La voz cantante (2004), la más favorable recepción crítica.Su brillante carrera literaria empieza en 1992 con Velocidad de los jardines, seleccionado en la encuesta de la revista "Quimera" como uno de los mejores libros de cuentos del siglo XX.

Casi tres lustros después, la inventiva literaria de Tizón brilla de nuevo, con elegancia y originalidad, en las narraciones incluidas en Parpadeos, cuya lectura no defraudará a los lectores más exigentes. Son trece cuentos con elementos comunes que dan unidad al conjunto. Están agrupados en dos partes. En la primera, "Animales de casa", se incluyen 6, y en la segunda, "Parpadeos", 7. Todos narran historias de la vida diaria enriquecidas con la revelación de algo misterioso o fantástico imaginado o entrevisto en los pliegues de la existencia cotidiana. La realidad nunca se abandona. Basta con desplazar de su lugar ciertos elementos de lo real para que lo imaginario o lo fantástico iluminen dicha realidad y descubran ocultos significados que constituyen variaciones de problemas humanos de siempre. Así, entre los relatos de "Animales en casa" podemos sorprendernos con pájaros que lloran ("Pájaro llanto", el más lírico); o con peces que vuelan, en "Pez volador", lírico también, donde se concentra una visión agridulce de la pérdida de la inocencia en la niñez. Más realistas parecen "El inspector de equipajes" y "Palabras textuales". Fantástico y nacido de la literatura infantil es "Los invasores", de clara estirpe cortazariana.

Los "parpadeos" de la segunda parte ofrecen textos de muy alto mé-rito literario, sin desfallecimientos ni estridencias en sus intuiciones de lo fantástico como revelaciones del absurdo de la existencia humana atrapada en el tiempo y en la inexorabilidad de la muerte. Así lo expresa "Sobremesa o el fin del mundo", microrrelato en dos líneas. El vacío existencial se encarna en el absurdo hacedor de agujeros en "Teoría del hueco". La ciencia ficción está detrás de las historias de amor y muerte contadas en "Estrellas, estrellas" y en "Retrato robot". De la literatura infantil procede también "Cimas blancas contra el cielo azul". Y el broche final viene dado en "Parpadeos", que da título al conjunto y orienta su significado, con problemas reales de cada día (y escritores reales homenajeados, como Longares y Martín Gaite), afrontados en las postrimerías del siglo XX, en espacios madrileños reconocibles, donde toda fantasía, mito y poesía perecen catapultados bajo el peso uniformador del progreso en nuestro tiempo de barbarie. El "parpadeo" resulta ser, al cabo, una metáfora de la fugacidad de la vida, perdida en la contradicción y el absurdo, sometida al paso del tiempo y la meta segura de la muerte, auténtico tema recurrente en estas narraciones. Y en perfecto acorde estilístico los "parpadeos" impregnan la concisión y elegancia de una prosa construida con sintaxis entrecortada y llena de matices que incluyen el humor y la poesía.