Letras

Agustín Fernández Mallo

"Gran parte de lo que se edita en España es demasiado convencional. Y yo con Nocilla Dream he ido a tumba abierta"

4 enero, 2007 01:00

Agustín Fernández Mallo. Foto: A.F.M

Ni Falcones ni mares: la gran sorpresa literaria de 2006 ha sido Nocilla Dream (Candaya), la primera novela de Agustín Fernández Mallo (La Coruña, 1967). Elegida por los críticos de El Cultural como una de las diez mejores del año, apenas lleva dos meses en la calle, los mismos en los que circula con fervor entre los letraheridos más informados esta docuficción en la que conviven poesía, internet y un árbol en mitad de la nada con zapatos en sus ramas; desiertos y micronaciones; ancianos surferos chinos, Falconetti o el Che...

Como si de una de las historias de Nocilla Dream se tratara, un atropello y Tailandia tuvieron mucho que ver con el libro... Agustín Fernández Mallo había comenzado a escribir lo que aún no sabía que sería una novela en julio de 2004, pero meses después no tuvo más remedio que terminarla: se fue de vacaciones a Tailandia y el mismo día de su llegada le atropelló una moto que le rompió la cadera. Pasó los veintidós días restantes del viaje varado en la habitación del hotel, sin más compañía que la televisión y esos cuadernitos de papel en blanco junto al teléfono "que jamás había sabido para qué sirven"dice ahora, y en los que escribió la novela prácticamente entera, con referencia "a lo que estaba viendo en la televisión, zappineando, en idiomas que generalmente no entendía. Se juntó todo, fue una explosión extraña en la que escribí bajo el influjo de muchas de las cosas que allí me pasaron", confiesa.

La poesía de la ciencia
Poeta antes que científico, Fernández Mallo es un licenciado en Física que trabaja en la aplicación práctica de las radiaciones con fines médicos ("por favor, aunque aparezca en muchos sitios no diga que soy físico nuclear, que los colegas luego se descojonan") y que ahora reconoce que sí, que "el primer impulso poético lo descubrí gracias a las ciencias, en parte porque en ellas veía una estética que me llevaba a la emoción del poema. Comencé a darle vueltas para ver si podía relacionar esa emoción con la poesía tradicional". De ahí surgieron poemarios como Yo siempre regreso a los pezones y al punto 7 del Tractatus (2001), Creta lateral Travelling (I premio Café Mon, 2004) o Joan Fontaine Odisea (Mi deconstrucción) (2005), así como Carne de Píxel y el experimento narrativo El hacedor (de Borges) Remake, aún inéditos.

-En realidad, siempre he escrito poesía, pero cuando comencé Nocilla Dream en 2004 me di cuenta de que no tenía nada que ver con lo que había hecho hasta entonces, porque había una unidad narrativa y de personajes. En mi cabeza era como un gran poema, pero había que ponerle un nombre y encajaba mejor el de novela que otra cosa. Eran fragmentos, pero íntimamente relacionados; había personajes, unidos a veces a pesar de sí mismos, y traté de verlos sin afectación ni adjetivos, con frialdad, como en un documental, aunque luego sepamos que también los documentales son mentira, porque hay un montaje y una manipulación. He tratado de sacar a la luz historias de la vida real que tenían interés por sí mismas, y que al relacionarlas cobraban nuevo interés. ¿Poema en prosa, novela, un blog? Si tuviera que definirlo sería como "docuficción", cine y narrativa, un documento o una ficción con tintes de documental, pero muy poético.

-¿Y qué es lo que más puede desconcertar al lector?
-Sin duda alguna, la estructura, porque no son capítulos hilados. También puede sorprender que haya historias que parezcan que no terminan, y que son como el inicio de muchas novelas ensambladas con un hilo conductor. O las páginas sobre tecnología, que pueden parecer que no vienen a cuento pero que crean una atmósfera que le viene al relato perfectamente.

La verdad de Nocilla Proyect
-La novela es la primera parte de una trilogía, Nocilla Proyect. ¿Qué nos puede adelantar de las otras dos partes, Nocilla Experience y Nocilla Lab?
-Bueno, ya están escritas las tres... Nocilla Experience es una novela en la misma línea, con la misma estructura y el mismo tipo de aliento que Nocilla Dream, aunque en lugar de desiertos se sitúa en zonas de nieves perpetuas, y con personajes también atípicos. En cambio, Nocilla Lab es totalmente diferente, ahí la forma de narrar es como un salto mortal. Es una especie de road movie con un monólogo interior en el que voy rememorando cómo se hicieron las otras dos, cómo empecé a escribir... Es una mezcla de géneros, con algo de autobiografía y algo de ficción, que cambia del relato gótico al de aventuras. Y con la idea de que mientras conduces tienes ante ti todo un mundo de posibilidades y esperanzas, pero siempre dejas algo atrás.

-Asegura que decir "ciencia ficción" es una redundancia porque toda ciencia es ficción. ¿La poesía es una ciencia aplicada y la narración, una forma de poética?
-A ver, yo no diría que la poesía es una ciencia aplicada, ahora bien, la narrativa es una forma de poética... En realidad, yo lo veo al revés, creo que la poesía es todo, y que la ciencia tiene un discurso poético y está sujeta a veces a una estética, y que la narrativa puede tener un aliento poético...

-"Para escribir como en el siglo XX siempre estaremos a tiempo", dijo en un artículo.... ¿esta novela es una buena muestra de lo que puede ser la narrativa del XXI?
-Hombre, me gustaría que fuese así pero suena demasiado pretencioso, porque en todo caso lo tienen que decir los que de verdad saben de novela, los críticos.

-Sin embargo, Ricardo Senabre, en su artículo-balance sobre la narrativa española de 2006 de la semana pasada, lo relacionaba con las vanguardias del siglo pasado...
-Sí, y quizá tenga razón, porque las vanguardias ya ensayaron este desapego a la realidad, pero con otro contenido, porque intentaban cambiar el mundo, mientras que hoy, en esta posmodernidad tardía, existen técnicas vanguardistas pero despojadas de utopías, menos afectadas y más desengañadas. Y yo intento dar un salto más allá.

Historias como performances
-¿Cuáles serían sus referencias?
-Verá, yo he leído muy poca narrativa, así que me he guiado por el instinto, un instinto que bebe de Borges, de Thomas Bernhardt y de Wittgenstein, pero también muchísimo del cine, y de las ciencias, y del arte conceptual. Muchas de las cosas que les pasan a mis personajes son como performances que entroncan con el arte conceptual, que me apasiona, y que bebe sobre todo de Duchamp.

-Hace algún tiempo tiempo aseguraba que el 99% de la novela que se publica en España son copias de género, ¿Nocilla Dream pertenece al uno restante?
-La verdad es que no recuerdo haberlo dicho de manera tan tajante, pero sí creo que una parte muy amplia de lo que se publica en España es demasiado manierista y convencional y no hay audacia por romper, que es algo que me enseñaron en Ciencia, donde, si algo no funciona tienes que arriesgar, incluso dar saltos al vacío, y en poesía y en narrativa no veo tanta audacia. Quizá por eso cuando escribí Nocilla Dream iba a tumba abierta.

-A pesar de lo cual su novela ha sido elegida por El Cultural como uno de las mejores del año, y por la revista "Quimera" como la mejor . ¿Se equivocan los jóvenes escritores que denuncian que a la critica actual le faltan referencias para poder juzgar con equidad sus libros?
-Me temo que no, aunque yo personalmente no me puedo quejar porque me han tratado muy bien. Verá, hay críticos y críticos, algunos excelentes, pero la mayoría todavía no ha descubierto la crítica posmoderna que ya tiene 20 ó 30 años, y sigue manejando referencias de hace cincuenta años para juzgar libros muy actuales. Como decía Vicente Luis Mora, aún hay muchos críticos que intentan explicar la poesía más posmoderna refiriéndose a Machado...

-De Nocilla Dream se ha escrito que está llena "de habitantes de fronteras". ¿Cuáles serían los límites de Fernández Mallo?
-Ninguno, porque la poesía puede estar en todas partes y como decía Borges, en estado de gracia puedes ver poesía en cualquier cosa, en un cenicero, en una ventana... Ahora mismo no veo ningún límite, quiero descubrir hasta dónde puede llegar mi capacidad de comprender y de sentir el mundo.