Letras

¡Cómo vuelven los clásicos!

Escritores de hoy reinventan Mio Cid, el Lazarillo, las Leyendas de Bécquer

10 mayo, 2007 02:00

De izda a dcha, y de arriba a abajo, Francisco Casavella; Lorenzo Silva; Mercedes Abad y Antonio Orejudo

El Café Gijón acoge hoy la presentación de una de las apuestas editoriales más osadas de los últimos tiempos, la colección 451: Re, en la que un puñado de narradores, de Antonio Orejudo a Lorenzo Silva, pasando por Mercedes Abad o Martín Casariego, revisita a los clásicos, actualizándolos. Los primeros títulos son Mio Cid, Lazarillo de Tormes y Leyendas de Bécquer, a los que seguirán Las mil y una noches, las Tragedias de Shakespeare o los artículos de Larra.

El culpable de esta idea, Javier Azpeitia (responsable de la recién nacida editorial 451), confiesa ahora que el germen de la colección es "tan viejo como el oficio de escribir. Porque aunque haya quien se escandalice con nuestros libros, todo está inventado desde los griegos, y a lo largo de la historia todos han versionado a todos... Don Juan Manuel no creó un solo cuento original, Garcilaso reinventaba los poemas de Petrarca... Lo que pretendemos con 451: Re es ofrecer los clásicos de una manera distinta, actualizando textos que hoy mucha gente no puede leer sin notas a pie de página. No se trata de profanarlos, sino de hacerlos accesibles".

Negociaciones con Shakespeare
Una vez clara la idea de la colección, lo siguiente era elegir títulos y autores, y casar a los primeros con los segundos tras una negociación que no siempre resultaba fácil. "Por ejemplo -recuerda Azpeitia-, para el volumen de las Comedias de Shakespeare le propusimos a Irene Gracia La fierecilla domada y a Jesús Ferrero, El sueño de una noche de verano, y prefirieron intercambiarlos. Otras veces hubo quien no se sentía cómodo con el Cid, y, en cambio, sí le apetecía otro título..." La tercera parte del proceso, apasionante según editor y autores, es cómo acercarse al clásico. Según Azpeitia, "a los narradores les pedimos dos cosas, que hagan una obra suya y que sea una versión del clásico original. Y a partir de ahí, tienen libertad absoluta para ser fieles o no a la trama original. Han podido reinventarla, situarla en nuestros días, adaptarla, ceñirse a ella o no, desde una visión de nuestros días, con un lenguaje moderno o no, haciendola crecer con su homenaje, su parodia o su remake".

Es lo que han intentado los narradores implicados en los tres primeros títulos: Mío Cid (Antonio Orejudo, Luisgé Martín y Rafael Reig); Lazarillo de Tormes (Martín Casariego, Nicolás Casariego, Marta Rivera de la Cruz, Marcos Giralt Torrente y Francisco Casavella), y Leyendas de Bécquer (Lorenzo Silva, Elia Barceló, Juan Bonilla, Carlos Castán, Fernando Marías, Marta Sanz, Juan Bas y Mercedes Abad).

La colección nace con una tirada inicial de 5000 ejemplares, y ya están en marcha los títulos siguientes: Tragedias griegas, Artículos de Larra, Las mil y una noches,Tragedias y Comedias de Shakespeare, Comedias de Lope de Vega... Y un dato curioso: de manera casi inconsciente casi todos los narradores "cómplices" de la colección pertenecen a una misma generación, ya que casi todos han nacido en la década de los 60, quizá porque comparten una misma lectura y una formación y sensibilidad similares.

Antonio Orejudo, que inaugura 451:Re con "El Cantar Primero. El destierro" de Mío Cid, ejemplifica bien la osadía de este empeño. Para empezar, a Rodrigo Díaz de Vivar le ha cambiado la armadura por una escafandra: "Pese a las aparencias, he sido escrupulosamente fiel al Cantar, que es mal leído porque está contaminado por una épica casposa. Los compañeros del Cid en el destierro no son héroes sino mercenarios, que se mueven sólo por dinero y no por patriotismo. Y los moros de entonces ahora serían marcianos... Me gustaría que llegara a esos lectores que le tienen miedo a los clásicos, porque, aunque mi texto parezca desquiciado, es muy fiel" Eso sí, no le importa nada que haya quien se sienta ofendido por esta nueva lectura. Todo lo contrario: "¡Ojalá, porque eso significaría que tratamos un terreno que no está del todo muerto, y que todavía es capaz de irritar!", remata Orejudo.

El making off del Lazarillo
En la misma línea, Martín Casariego, que abre Lazarillo de Tormes, comparte entusiasmo, porque "es un reto necesario que nos permite reinterpretar algo casi sagrado pero con respeto. En mi caso no es una adaptación a nuestros días, sino una reescritura en la que hemos completado algunas cosas que quedaban pendientes, como, por ejemplo, cómo aprendió Lázaro a leer o por qué alguien tan humilde escribe tan bien. En realidad, el libro es un homenaje, y, aunque soy consciente de mi atrevimiento, porque los clásicos parecen intocables, creo que he mejorado algunas lagunas de la obra original, y que hemos suprimido repeticiones, arcaísmos, hemos enriquecido el vocabulario... ¿Una locura? Tal vez, pero creo que todo es mejorable. Yo, por ejemplo, admiro profundamente Moby Dick, pero creo que incluso ese libro extraordinario es perfeccionable. Y a lo mejor nuestro libro sirve para que los que tienen olvidado el original, vuelvan a él y comprueben qué hemos hecho".

Quien se acerque a este título se quedará asombrado también con la colaboración de Francisco Casavella. Le habían encargado el episodio de Lázaro y el escudero, pero al narrador catalán le parecía inmejorable así que decidió hacer el making off del libro en "De esta guisa hízose". "En realidad me sumé al proyecto por la gente que participaba en él -recuerda Casavella-. Me parecía que Lazarillo de Tormes no se podía mejorar, pero que sí era posible jugar con las dudas sobre el autor, que siguen aún vigentes y que durante siglos han sido motivo de debate constante. Y eso es lo que he hecho, porque creo que a los clásicos se les tiene excesivo respeto o lejanía, y que cuando se leen sin aparato académico, como si fuesen contemporáneos, mondos y lirondos, se disfrutan mucho, porque siguen vigentes y plantean cuestiones en el fondo tan vivas y esenciales como en el momento en que se escribieron."

Quizá por eso, para Lorenzo Silva, que colabora en Leyendas de Bécquer, "la prueba de fuego" de un clásico podría ser este experimento "apasionante como escritor y como lector, de tomar un relato clásico y contarlo desde la sensibilidad actual y ver cómo funciona. Por eso no hemos pretendido suplantarlos sino recuperarlos y homenajearlos". Y por eso eligió la leyenda de "Los ojos verdes" de Bécquer. Por eso y por que "quería romper el escepticismo hacia los clásicos con un relato con un potencial enorme, que tiene elementos como el misterio, el lenguaje, la emoción, que funcionan muy bien entre los jóvenes".

Pero si la versión de Silva se atiene al original, Mercedes Abad ha hecho una reinterpretación "bastante libre" de "La corza blanca" de Bécquer: "abordé esta nueva versión para llevar el relato a la actualidad y acercarlo al lector contemporáneo, porque además ‘La corza blanca’ aborda temas tabúes de su época y yo he llevado la trama a los de la nuestra. El relato original me pareció un buen punto de partida, porque aunque el lenguaje puede parecer a veces arcaico, las ideas están absolutamente vigentes y creo que sería una injusticia que no las conocieran, o que, mientras las rimas siguen siendo leídas, las leyendas becquerianas acabaran perdiéndose en la desmemoria".

Por esas mismas razones, Lola Beccaria y David Torres han acabado enredados en el siguiente volumen, aún inédito, dedicado a las Tragedias griegas. Beccaria versiona Medea, "ciñéndome a la historia porque si no, no tenía sentido. Me interesaba mucho resaltar la vigencia de esta tragedia en la actualidad, si podía decirnos algo desde parámetros actuales. Y no temo las críticas, estoy segura de que los especialistas que amen estos textos celebrarán que se desempolven y vuelvan al candelero, y que disfrutarán además con la actulización de mi Medea, un personaje tradicionalmente maltratado al que he convertido en feminista".

Delirios psicóticos de Prometeo
Por su parte, Torres versiona nada menos que Prometeo encadenado, de Esquilo, porque "además de entusiasmarme la obra, su autor es uno de los grandes. Parece mentira que un escritor primitivo logre emocionar de tal manera al hombre del siglo XXI. Esta obra, en concreto, me permite profundizar en el sentido de la catástrofe, por no mencionar las posibilidades de los buitres... Bromas aparte, los mitos siempre funcionan. Yo sitúo la obra en un hospital; mi Prometeo es un tipo con un delirio psicótico, y por los pasillos te encuentras a Zeus, Io.... La gente no se da cuenta de que todo lo que lee nace de Grecia. Borges decía que en realidad cuatro son las historias y siempre las repetimos. Tal vez sean más, pero quizá esta colección sirva para que los lectores inexpertos descubran que una novela sobre la recaída en las drogas es un descenso a los infiernos. Hay mucho en juego. Porque si olvidamos a los clásicos, perdemos las claves de la civilización".