Image: Antonio Soler

Image: Antonio Soler

Letras

Antonio Soler

"Era un loco encerrado en un piso perdido de Málaga que había quemado un año de su vida"

8 noviembre, 2007 01:00

Antonio Soler. Foto: Jesús Domínguez

No tuve, en mis inicios como escritor, esa experiencia habitual de manuscritos devueltos y negativas de editoriales que luego se tiraron a mis pies. Y sin embargo, sí padecí mucha ansiedad a causa de mi primera novela. Fue una novela breve titulada La noche, y creo que para entender cómo fue publicada tendría que explicar cómo fue escrita.

La escritura de esa novela me llevó 9 ó 10 meses. Avanzaba en su redacción con prudencia, temiendo que de pronto aquel cascarón narrativo naufragara y yo me ahogase con él. Porque, al contrario de lo que tal vez ordenase la sensatez, a mis 28 años, no simultaneaba la escritura con un trabajo más o menos decente, sino que había decidido jugar a fondo todas mis cartas para intentar ser escritor, no a tiempo parcial ni de modo tangencial, sino como una auténtica forma de estar en el mundo y relacionarme con él. El resultado de aquella apuesta fueron meses de absoluta precariedad económica, preguntas inquisitoriales, sospechas sobre mi solvencia mental, aliento materno y una incertidumbre corrosiva que irrumpía en mi sueño y lo destrozaba.

A pesar de todo, cada día, poco después del amanecer, continuaba mi manuscrito con letra de hormiga. Y poco a poco, aquella incertidumbre empezó a combinarse con un sentimiento nuevo, había una compensación en el esfuerzo continuado, una compensación que no venía del exterior, sino que se generaba en la propia escritura. La novela iba cuajando, y a medida que esto ocurría, yo iba encontrando mi lugar en el mundo. Era una cuestión íntima, de equilibrio interior.

Por otro lado, el final de la novela encerraba otro factor de ansiedad. Qué iba a hacer cuando la acabase. Vivía al margen de cualquier relación editorial y literaria. Era un loco encerrado en un piso perdido de Málaga que había quemado un año de su vida y que mientras la gente de su edad empezaba a prosperar, él escribía la historia de un enano enamorado y con instintos asesinos. En mi cabeza resonaban nombres maravillosos pero demasiado lejanos, Anagrama, Seix Barral, y a la vez manoseaba las bases de un premio de novela corta. Ateneo de Valladolid. 500.000 pesetas de la época, el fin momentáneo de la miseria. ése, por inmediato, fue el camino elegido.

Unos meses después tenía el dinero en el bolsillo, y 3 ó 4 años más adelante, cuando gracias a esa novelita andaba haciendo guiones para televisión y escribiendo mi primera novela larga, tuve mi primer contacto con un editor verdadero. Fue él quien llamó a mi puerta. Un milagro. Horacio Vázquez Rial le había calentado la cabeza con La noche a Jordi Nadal, director de Edhasa. Nadal la leyó y me llamó diciéndome que quería ser mi editor. Como no tenía nada inédito y Jordi quería publicarme inmediatamente, reunimos La noche con unos relatos que en ese intervalo me había editado Muñoz Molina en una mínima editorial granadina y con otros que escribí expresamente. A aquellas obras completas les dimos el título de Extranjeros en la noche. Fue el inicio de una larga amistad con Nadal y con el mundo editorial. Después, sí, vendría Anagrama, Jorge Herralde, uno de los mejores editores europeos de los últimos treinta años. Un fugaz rencuentro con Nadal en Círculo de Lectores. Espasa, Destino. Curiosamente, estas editoriales también estuvieron relacionadas con aquella novelita del tormento y el éxtasis. Extranjeros en la noche fue publicado en Círculo y en Espasa, hasta que en 2005, Joaquim Palau y Malcolm Otero decidieron publicar en Destino La noche de modo independiente, tal como fue concebida. La travesía había durado casi veinte años.

Ver todos los artículos de la 'Primera memoria'

DESDE ENTONCES

Antonio Soler (Málaga, 1956) se ha consolidado como uno de los grandes narradores de su generación gracias a Modelo de pasión (premio Andalucía 1993); Los héroes de la frontera (premio Andalucía de la Crítica 1995); Las bailarinas muertas (premio Herralde 1996, y premio de la Crítica), El nombre que ahora digo (premio Primavera, 1999) o El camino de los ingleses, premio Nadal 2004, llevada al cine por Antonio Banderas. Su último libro ha sido Lausana (2010)