Image: Dinero

Image: Dinero

Letras

Dinero

por Pablo García Casado

13 diciembre, 2007 01:00

Pablo García Casado

DVD Ediciones

SUMMERTIME

Fueron mis últimas vacaciones. Me habían encargado en exclusiva las ventas en la zona de Levante. Yo acudía a las citas con los clientes y tú me esperabas en el coche. éramos un equipo. Encendías la radio, te ponías mis gafas y mi gorra de Ferrariy movías el volante. Guardo cada minuto que pasamos juntos: el deseo de volver al hotel, de ponerme la nariz de payaso y buscar tu sonrisa.

Mamá necesitaba un descanso para rehacer su vida. Había conocido a un médico en el hospital y ensayaba cómo contarte que tenías un nuevo papá, una casa grande y bonita y unas hermanas nuevas. Tenemos que acabar con esta farsa, decía, tenemos que pensar en nuestra hija. Mamá te quiere mucho y Antonio es una buena persona. En cuanto a mí, quiero que sepas que fuiste el único amor de mi vida. Y que he vivido estos años sólo con la ilusión de volver otra vez a ese hotel, encontrarte dormida y acariciar tu pelo.

CONSTRUCCIONES LUQUE

Habíamos terminado la obra y hacíamos cola en la caseta. íbamos cobrando según lo convenido, ni un céntimo más, tú esperabas noticias pegada al teléfono. Luque llamó para invitarnos a una copa, hay que celebrarlo, y entramos en una de las casas que habíamos construido. Champán, coca por todas partes, putas bailando en la escalera. Rubén hizo amago de marcharse, me tengo que ir, me esperan en casa, pero Luque dijo, si te vas ahora no vuelvas a pedirme trabajo. Todos conocíamos a Luque y sabíamos que iba en serio.

Cuando llegué a casa te encontré durmiendo en el sofá con la tele encendida, los tacones de aguja esperaban vacíos en el dormitorio. Guardé el dinero en el cajón y me fui a la ducha. Luego, ya en la cama, me susurraste al oído, ¿trajiste el dinero?

TRAMPAS

Dice que no está, que se fue de viaje. Está nerviosa, me ofrece un café, no gracias, deben mucho dinero y yo he venido a cobrarlo. La hija mayor está viendo dibujos animados, El Rey León, a mi hijo le encanta, se sabe todas las canciones. Los niños aprenden rápido. El pequeño me mira desde la trona con la boca llena de papilla, muy serio, con los ojos azules de su padre. Mi marido es quien lleva las cuentas, dice, yo no sé nada de papeles. Le entrego un documento firmado por los dos, sí, ésta es mi firma, dice, él dijo que no me preocupara, que era bueno para los dos, bueno para los niños, que todo se arreglaría. él y su negocio de barcas de recreo. Lleva dos meses fuera, le he dejado mensajes al móvil, pero no responde. Los niños preguntan por su padre, dónde está papá, dónde está papá, y yo no sé qué decirles. Todo eso está muy bien, señora, pero ahora hablemos de dinero.

PRóDIGO

¿Has traído el dinero? Escribió la cantidad y mi nombre en el beneficiario, las manos le temblaban al firmar. Pienso devolverlo, dije sin convicción. Mi mujer esperaba en el coche con los niños, las maletas y todas nuestras cosas. ¿Cómo está mi madre?, le pregunté. Nos despedimos dándonos la mano como socios.

Al cobrar el cheque pensé en él, en lo que había trabajado para ganar ese dinero. Las horas extras, los domingos, aquellas reuniones hasta la madrugada. Pero también los viajes, largos viajes a lugares desconocidos, como aquella vez, cuando no volvió en toda la semana. No sabíamos nada de ti, mi madre no ha dejado de llorar, no vuelvas a marcharte de ese modo. Prometió que no volvería a pasar, y cumplió su palabra, pero algo dentro de mi madre se había roto para siempre.

Han pasado dos años desde entonces. Al principio llamábamos cada semana, mi mujer mediaba entre nosotros y los niños hacían su trabajo. Pero un día encontré un mensaje en el buzón de voz: tu madre está mal, nos hace falta el dinero, queremos llevarla a un médico, y ella por detrás, ¡cuelga, cuelga, qué estás haciendo, cuelga ese teléfono! Hace meses que no tengo noticias.