Image: El tesoro del San José. Muerte en el mar durante la Guerra de Secesión española

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Letras

El tesoro del San José. Muerte en el mar durante la Guerra de Secesión española

Carla Rahn Phillips

23 julio, 2010 02:00

Action off Cartagena, May 28 1708, de Samuel Scott, Museo Nacional de londres

Trad. Eva García Ortiz. Editorial Marcial Pons. 342 páginas, 23 euros


Los pecios o restos de un naufragio son uno de los señuelos más atractivos para la imaginación colectiva. Grandes tesoros, habitualmente exagerados por la fantasía, se esconden en fondos marinos aún no localizados, lo que alimenta poderosamente la leyenda del barco hundido y el deseo de encontrarle. Es lo que ha sucedido en Colombia con el San José, galeón español desaparecido en 1708 cerca de Cartagena de Indias, cuya evocación legendaria aparece en El amor en los tiempos del cólera de Gabriel García Márquez. El afán por conocer la verdad de lo ocurrido y la entidad de las riquezas que transportaba ha llevado a la autora a una profunda y detallada investigación.

Carla Rahn Phillips, profesora de la Universidad de Minnesota, es una destacada especialista en la historia naval de la Edad Moderna y la carrera de Indias, que hace años publicó un conocido libro titulado Seis galeones para el rey de España. La defensa imperial a principios del siglo XVII (Alianza Editorial, 1991). En la obra que ahora nos presenta sigue unos planteamientos muy similares en torno al San José, nave capitana de la flota de Tierra Firme, una de las dos -junto a la de Nueva España- que realizaban la carrera de Indias; es decir, el sistema anual de conexión mercantil entre España y América, a través del cual venían a la Península plata, oro, y diversas mercancías.

El barco es el protagonista y el centro de la historia, que arranca de él -sus orígenes- y concluye con su desaparición en el mar. Analiza así, sucesivamente, su construcción y la de la nave almiranta y casi gemela, el San Joaquín, la personalidad y trayectoria de los comandantes de la flota, y los escasos datos existentes sobre los marineros y gentes embarcadas en el San José; se ocupa también de las diversas autoridades de la América española que tuvieron que ver con el galeón y la dinámica de las relaciones entre unos y otros durante el último viaje de éste. Carla Rahn Phillips pasa, por tanto, del barco al entorno, para centrarse finalmente en la descripción del hundimiento, la cuantificación de las pérdidas y el análisis de las consecuencias que pudieron derivarse de ellas. Aporta numerosos datos sobre la construcción naval, la carrera de Indias, el comercio con América o el gobierno del virreinato del Perú. Apenas analiza, en cambio, las repercusiones de la guerra de Sucesión en América, que sirven para explicar el ataque de la flotilla inglesa causante del naufragio del San José, el cual transportaba, en su viaje de regreso a España, la mitad aproximada de los tesoros destinados a la metrópoli, entre los que se incluía una fuerte cantidad de plata y oro para la corona. Su pérdida -según la autora- afectaría duramente al desarrollo de la guerra.

Estamos ante una investigación minuciosa, en algunos casos tal vez excesivamente detallista, cuya aportación fundamental es la que se refiere al ámbito estrictamente naval, desde la construcción al mando y funcionamiento de los buques, un capítulo muy técnico que hubiera requerido, no obstante, algún que otro plano o elemento gráfico capaz de aclarar para el lector no entendido determinados aspectos de la construcción naval, así como un breve glosario de los términos más técnicos. Como ocurre frecuentemente con los historiadores anglosajones, Carla Rahn Phillips muestra un escaso conocimiento de la bibliografía española, sobre todo la no específicamente dedicada a temas navales o relacionados con el tráfico y la carrera de Indias. Su preocupación por conocer la historiografía decrece también a medida que se aleja de las cuestiones que centran su atención.

El rigor de su libro se resiente así cuando habla de materias como la política general, la guerra, la hacienda o la religión. Valga como ejemplo su clamoroso desconocimiento de la importancia que tuvo en la Iglesia Católica y en la España moderna el debate sobre la inmaculada concepción de la Virgen. Al resumir la trayectoria del virrey de Perú marqués de Castelldosrius, último embajador de Carlos II ante Luis XIV, señala que una de las misiones que se le habían encomendado en Versalles era el intentar que se revisara la condena por la Sorbona de los escritos de sor María de Jesús de Ágreda, así como la promoción del inmaculadismo. Pero da a entender que el hecho de que dicho dogma no fuera declarado hasta mediados del siglo XIX prueba lo fuera de lugar que estaba tal política. Un uso mayor de la abundante bibliografía existente le hubiera permitido entender mejor la importancia y el significado de tales propuestas en el marco de la cultura político-religiosa de la época, en lugar de despacharlas de forma despectiva.

Con todo, es indudable que el libro aporta una luz definitiva sobre el San José y su hundimiento. Su autora es enormemente rigurosa y exhaustiva en el manejo de las fuentes sobre el mismo, obsesionada por conocer hasta donde los documentos lo permiten todos los datos posibles sobre las gentes y los tesoros que se hundieron con él. El mito de sus riquezas continuará estimulando la imaginación de las gentes pero, a partir de ahora, además de la leyenda podremos recurrir a la historia.

Tesoros escondidos

Bajo los mares, o incluso los cimientos del World Trade Center de Nueva York, des-cansan miles de galeones cargados en ocasiones de tesoros. Sólo entre Ayamonte, Tarifa y Gibraltar podría haber riquezas valoradas en casi 120.000 millones de eu-ros. Los del San José pueden superar los 5.000 millones de dólares, y reposan a 210 metros de profundidad, cer-ca de Cartagena de Indias. En 1982 la Sea Search Arma-da aseguró haber localizado sus restos. Empezaba así un largo litigio con las autoridades colombianas, que no autorizaron el rescate hasta garantizarse al menos un 50 por ciento del tesoro. Sin embargo, en 1996 la empresa cazatesoros, Columbus Exploration Inc, tras explorar con satélites la zona señalada por la SSA, aseguró que allí no se halla-ba el barco, alimentando la teoría de que ésta había dado datos falsos y saqueado el navío impunemente. S. L.