Eduardo Berti
De ahí pasaremos a la ruda convivencia de dos hombres aislados durante meses en una cantera ("Nadie les había explicado con qué fin juntaban las piedras") y a su locura creciente en torno a una carta codiciada. Misterio que, al desvelarse, explota ante el lector con la medida potencia de los relatos con pegada. A veces la inverosimilitud se estira tanto como en la amnesia musical de "Formas de olvido", la culta dentadura parlante de "Lo inolvidable" o los mendigos mutantes de "Salvar a la Gioconda", pero siguen siendo historias fecundas y de buena atmósfera. El enigma de un collar falso en "La mentira o la verdad" deviene metáfora del juego en que consisten las ficciones. Una mención especial habría que hacer a "Retrospectiva de Bernabé Lofeudo", donde, al hilo de las cintas de este director argentino de cine mudo de los años 20, experto en el "melodrama erótico", se va desgranando la relación que el cineasta mantuvo con su actriz favorita y, de paso, con la culpa y las aristas de la moral de su tiempo. "Volver" es, finalmente, otro relato destacado, con ese viaje en avión de regreso al país natal. Las dificultades del retorno del protagonista hacen recordar ese otro fantasmal "regreso" de A. Manguel. Aquí Berti apuesta por el rápido flash de una novela contenida, sin desplegar. Hay intensidad en ese personaje enfermo en un baño de aeropuerto, "una rodilla en tierra como si le rezase a medias a ese país reencontrado".