La mano de Vargas Llosa firmó este fin de semana miles de ejemplares de sus novelas. Foto: Reuters
Una multitud de lectores, libro (o montón de libros) en mano rodea una jaima blanca en el Paseo de Coches de la Feria del Libro de Madrid en su segundo fin de semana. Bajo ella, como una estrella del rock, mejor, como un Premio Nobel, firma ejemplares un acalorado y siempre sonriente Mario Vargas Llosa, que este fin de semana ha estado en dos ocasiones en el parque firmando sus obras y charlando con sus lectores, que esperaban colas de horas para poder conocerlo en persona. En un flanco de la caseta, cientos de cámaras de fotos y de teléfonos móviles trataban de retratar al peruano.Curiosamente, la larga cola que ha convocado el escritor discurría a lo largo del Paseo del Perú del Retiro, como peruanos eran muchos de los que esperaban para que les firmara su ejemplar. Es el caso de su prima "lejana" Susana Patow, pertrechada con un gorro, un banco para descansar durante la espera, una maleta cargada de libros de Vargas Llosa y unos versos que quería entregarle. "Tengo 87 obras de él, incluido un cuentito que le leo a mi nieto", confesaba Patow, cuya bisabuela, Juanita Vargas y Silva, era tía segunda del novelista. Patow, como muchos de los presentes, fue una de las muchas personas que finalmente no pudo llegar este domingo hasta el Premio Nobel, pues cuando cortaron las firmas pasadas las 14 horas no podía distinguirse el final de la fila. "Me he quedado a una persona de firmar", se lamentaba uno de los visitantes, que había pasado tres horas al sol. Difícil conseguirlo: algunos seguidores habían estado esperando desde las 7 de la mañana. Entre los títulos que portaban sus seguidores figuraban desde su último libro, El sueño del celta, a ediciones sesenteras de La ciudad y los perros, su primera novela.
Muchos de sus paisanos de Perú, algunos portando pancartas que rezaban "No a Keiko Fujimori", le han preguntado estos dos días por las elecciones presidenciales que este domigo se celebraban en este país. El sábado, el escritor confesó que sería "un desastre" que la candidata Fujimori se hiciera con el poder, aunque confiaba, dijo, en que eso no sucediera. "Sería una pena que la democracia que tenemos desde hace 10 años y que ha traído muchos beneficios al Perú, no sólo por el progreso económico sino por las instituciones, que han sido reforzadas, retrocediese y volviéramos a un periodo de autoritarismo que fue de una enorme corrupción y muchísima violencia", admitió ante la prensa el novelista, que se enfrentó a Alberto Fujimori en 1990.
Sobre el frenético ritmo de firmas, Vargas Llosa bromeó confesando que se le había "secado la mano", pero celebró tener "lectores magníficos en Madrid". Entre esos lectores, también familias, niños, alumnos de un colegio y el periodista Iñaki Gabilondo, que consiguió pasar a saludarle, porque no dejaban acceder a nadie que no estuviera en la interminable fila. Ya cansado, según confesaban desde su editorial, el escritor se ha despedido este domingo de su primera Feria del Libro siendo Premio Nobel.