Ramón Tamames. Foto: Mitxi

Turpial, 154 pp.

La mayoría nos preguntamos cuándo y cómo acabará la crisis, pero una reducida minoría, en la que figura Ramón Tamames (1933), se atreve a dar respuestas. El ex diputado y catedrático de Estructura Económica, Doctor Honoris Causa por cinco universidades, acaba de publicar ¿Cuándo y cómo acabará la crisis?, del que ofrecemos un fragmento a continuación.




Capítulo 4. Crisis económica en España: negaciones y dificultades



Al entrar ya en la consideración de la crisis en España, cabe decir que inicialmente no hubo ningún diagnóstico de la situación, ni tampoco se tomaron las medidas adecuadas para contener los efectos de la crisis desde su inicio, a pesar de propuestas, como las del autor de este libro, de que el Gobierno formara un Comité de Sabios con independencia suficiente para apreciar los problemas que iban acumulándose. En cierto modo, las más o menos eufóricas autoridades llegaron a pensar (entre 2000 y 2004 el PP y de 2004 a 2008 el PSOE), que la bonanza duraría indefinidamente, cuando es harto sabido que siempre estamos insertos en un ciclo, dentro del cual, inevitablemente, hay fases de auge y de recesión.



1. El boom de la construcción



El boom de la construcción 2000/2007 desbordó todas las previsiones, con una punta de actividad en 2006 en la que en España se alcanzó la cifra de 650.000 viviendas empezadas; más que en Reino Unido, Francia y Alemania juntas, no obstante tener esos tres países en conjunto una población 4,5 veces la de España. Ese esfuerzo constructor atrajo una amplia inmigración, que originó un fuerte crecimiento demográfico de España y del empleo, con una fuerte y duradera implantación inmigratoria. Y aunque hubo serias advertencias sobre el peligro del estallido de la burbuja inmobiliaria, y por consiguiente también de la financiera (por el endeudamiento de bancos y cajas de ahorro en los mercados de capitales exteriores), no se tomaron las medidas adecuadas para frenar el proceso, que generó el mayor volumen del subsiguiente desempleo, como puede apreciarse con cierto detalle en el anexo 2.



Como consecuencia de todo lo anterior, todavía hoy el mayor riesgo para las entidades financieras procede del crédito concedido a las empresas promotoras inmobiliarias para la adquisición de suelo. Como se concreta en un informe de la consultora RR de Acuña & Asociados: "Según estimaciones, ese crédito se encuentra en torno a los 143.000 millones de euros, y la superficie de suelo que adquirieron las inmobiliarias da para construir unos 2,8 millones de viviendas. Con la particularidad de que aproximadamente el 50 por 100 de tales viviendas no tendrán cabida en el mercado en los próximos diez años; por encontrarse en áreas regresivas desde el punto de vista de la estructura de su población". Y todo ello, con el paralelo fenómeno del estallido de la burbuja financiera y el endeudamiento de las entidades de crédito, de lo que dan una idea los pagos pendientes de realizar en 2011.



2. Sin reformas en tiempos de bonanza y tardanza ulterior



Ya se ha indicado antes que ni el gobierno del PP entre 2000 y 2004, ni el del PSOE entre 2004 y 2008 aprovecharon la larga fase de bonanza de las economías universal y española para realizar las reformas necesarias al objeto de disponer de una economía más dinámica, flexible y competitiva. No es extraño, pues, que luego fueran mayores las dificultades cuando dio comienzo la crisis y fue agravándose.



En ese sentido, los síntomas de gravedad se hicieron patentes con la caída de los ritmos de aumento de los precios de la vivienda. A lo que también contribuyó la escasa decisión institucional de la UE para afrontar la crisis con un enfoque comunitario desde el principio. Aunque la caída ha sido todavía insuficiente para acelerar ventas, debiendo subrayarse que si en 2010 crecieron las transacciones fue por la supresión, desde 2011, de las ventajas fiscales de la primera residencia salvo para las rentas menores de 24.000 euros al año.



Como también lucieron muy negativamente los crecientes déficit del sector exterior por cuenta corriente entre 2002 y 2007. En definitiva, la gestión del Gobierno español -y también de las CC.AA.- durante la crisis, fue, y sigue siendo, muy criticable en multitud de aspectos. No sólo por la referida tardanza en acometer reformas e introducir ajustes; sino también por haber obrado con no pocas improvisaciones por la falta de coordinación en pro de una economía más flexible y dinámica.



3. Ignorancia de la crisis y previsiones ilusorias del Gobierno



El Gobierno desoyó durante meses, e incluso por más de dos años, las recomendaciones sobre reformas que propusieron una serie de instituciones internacionales (UE, FMI, OCDE, etc.), así como las procedentes de los más diversos observatorios económicos como Banco de España (anexo 3), Funcas, Círculo de Economía, Círculo de Empresarios, Cámaras de Comercio, etc., y de economistas, entre los cuales se incluye el autor con su libro Para salir de la crisis global. Análisis y soluciones (Edaf, junio de 2009). En el mismo sentido, nunca se consideró la conveniencia de un gran pacto nacional (al estilo de los de La Moncloa de 1977) para afrontar una situación cada vez más difícil, advertencias, todas ellas, que cayeron en saco roto, predominando la molicie y el diletantismo gubernamentales. Se dio una visión temerariamente optimista, del estilo de que el "sistema financiero español está a salvo", "los servicios y la industria asumirían el relevo del empleo perdido en la construcción" o "nunca se llegará a los tres millones de parados". Ninguna de esas predicciones, nada verosímiles, se cumplió en la realidad.



Así las cosas, las débiles medidas adoptadas desde la primavera de 2008 sirvieron para bien poco, y significaron un serio derroche de recursos públicos por sus casi nulos efectos para mantener el nivel de actividad económica ante el fuerte impacto de la caída de la construcción, que se refleja en los gráficos 3 y 4. Debe subrayarse que en 2010 el número de viviendas iniciadas fue solamente el 9,4 por 100 de las que se comenzaron en 2006.



Por lo demás, en los anexos 4 y 5 se registran una serie de observaciones y previsiones hechas por el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y por su ministro de Economía y Hacienda, Pedro Solbes, desde 2007 a abril de 2008 (anexo 4); y después de las elecciones generales de marzo de 2009 (anexo 5). Es difícil comprender, retrospectivamente, cómo pudieron decirse semejantes sinsentidos; las autoridades se mostraron de lo más irresponsables.



Como podrá apreciarse, tales observaciones, en su primera fase, reflejaron una visión optimistoide que resultó particularmente nociva para los intereses generales. Después, y pasadas las elecciones de marzo de 2008, llegaron las lamentaciones sobre la crisis antes ignorada, con un falso espíritu de resistencia y de lucha contra un infortunio que sus elegidos habían querido ver.



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5. Creación de empleo versus financiación del paro



El gasto en subsidiar a los parados en 2010 llegó a 40.000 millones, para un 20 por 100 de la población activa en situación de desocupada. Sin que el Gobierno se planteara interconectar esos dos guarismos ni de plantear ninguna ingeniería presupuestaria/laboral ad hoc.



Entre otras cosas, por la ignorancia del funcionamiento del mercado de trabajo, en el que hay cientos de miles de sin papeles trabajando. Sucede lo mismo entre los oficialmente parados, que, teniendo prestaciones de desempleo, laboran en la economía sumergida. En el gráfico 5 se hace una comparativa de Alemania y España, con la muy diferente marcha de los costes laborales unitarios (CLU).



6. Hasta cuánto llegará el desempleo



A mediados de abril de 2011, esperando la encuesta de población activa del INE (EPA) para el primer trimestre de 2011, la vicepresidenta económica segunda del Gobierno, Elena Salgado, no creyó -en contra de lo dicho por el titular de Trabajo, Valeriano Gómez- que fuera a alcanzarse la cifra de los cinco millones de parados: "Si la población activa -es decir, el número de personas que tiene un empleo o busca uno de forma activa- sigue teniendo el comportamiento esperado, yo sigo diciendo que no llegaremos a los cinco millones de parados", dijo Salgado, el 16.IV.11, en una rueda de prensa, durante la reunión de primavera del FMI y del G-20.



Pero, al final, fue el ministro de Trabajo e Inmigración quien tuvo casi completa razón: la EPA del primer trimestre de 2011 arrojó una cifra de parados de 4.910.000, 203.000 más que en la EPA del cuarto trimestre de 2010; llegando así al 21,29 por 100 de la población activa (23,03 millones de personas), la plusmarca en toda la historia económica de España.



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10. Cómo se evitó el colapso financiero



La medida más positiva que se tomó al comienzo de la crisis consistió en elevar el nivel de garantía de cada cuenta bancaria de 20.000 a 100.000 euros depositados. Una decisión de gran trascendencia psicológica para evitar la retirada de dinero por ventanilla, y alejar así cualquier pánico bancario. Aunque también significó que, en lo sucesivo, las entidades crediticias no podrían quebrar por el enorme coste de devolver los depósitos al público al alto nivel que pasó a ser garantizado.



En cuanto a los demás instrumentos establecidos contra la crisis por el Gobierno durante 2011, -en línea con el Plan Paulson de EE.UU. bajo el mandato de Bush II-, ha de citarse el FAAF (Fondo de Adquisición de Activos Financieros) para la compra a la banca de paquetes de créditos hipotecarios dudosos; un mecanismo de eficacia insuficiente, por la falta de transparencia del sistema financiero.



Por otra parte, se estableció el aval del Estado para la emisión de deuda por las entidades bancarias, que sin él no podrían haber captado recursos en el mercado de capitales. En cuanto a la reforma del sistema financiero, se aplazó una y otra vez hasta que finalmente, en condiciones harto difíciles, se abordó el tema, de la forma que luego veremos, en 2011.



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13. ¿Cuánto stock de viviendas sin vender?



Con la ingente marcha de la construcción -unos cinco millones de viviendas construidas entre los años 2000 y 2008- no es extraño que, al llegar la crisis, el stock de viviendas recientemente construidas sin vender se cifrara entre 650.000 (enero de 2011, cifra dada por el secretario de Estado de Vivienda) y 1,2 millones.



En definitiva, teniendo en cuenta la situación financiera y laboral del país, harían falta por lo menos cinco años para reabsorber tal stock, lo que prolongaría la crisis del sector hasta después de 2016. Esa eventualidad también anuncia la caída de la construcción de viviendas de 665.000 en 2006 (ya lo vimos antes) a sólo 94.000 (el 9,4 por 100 de 2006) en 2010. Por lo demás, el Gobierno no imaginó ninguna clase de medida para acelerar la disolución del stock. Sin incentivos fiscales, con la demanda embalsada y con los tipos de interés apuntando al alza, sólo un mayor ajuste de los precios puede animar las ventas de vivienda. Al respecto, The Economist aseguró el 7.III.2011 que el precio de los pisos en España está un 43,7 por 100 por encima de su valor real, pese a la depreciación ya provocada por la crisis, descartando que el precio de los inmuebles haya tocado fondo en España. Los expertos domésticos apuntan a porcentajes parecidos de sobrevaloración de la vivienda: el consultor inmobiliario José Luis Ruiz, autor del libro Adiós, ladrillo, adiós, opina que el precio de los pisos aún deben caer un 30 por 100 adicional.



14. El drama de los hipotecados-embargados



La posibilidad de devolver la vivienda al banco para cancelar la hipoteca, es decir, la dación en pago plenamente liberatorio, está suscitando un acalorado debate en España; como consecuencia del gran número de embargos realizados, que van seguidos de desahucio23. En ese sentido, consiste en entregar las llaves para cancelar el préstamo. Es lo que dicen sindicatos, asociaciones de consumidores y varios partidos políticos (entre ellos ERC y IU) a fin de evitar que las deudas ahoguen a las familias de por vida.



Sin embargo, en España, el artículo 1911 del Código Civil establece que el ciudadano responde ante una deuda "con todos sus bienes presentes y futuros". Por tanto, cuando una persona no puede hacer frente al pago de la hipoteca, el banco le embarga su vivienda, que luego saca a pública subasta, y si no hay comprador, la entidad se adjudica el inmueble por el 50 por 100 del valor de tasación en ese momento. Así, el ciudadano, además de verse desahuciado, perdiendo su casa, debe seguir con el pago de la hipoteca.



Desde que estalló la crisis en 2007 hasta marzo de 2011 se han producido en España 271.000 ejecuciones hipotecarias, y se calcula que en los próximos cinco años se llevarán a cabo otras 350.000 (según el Consejo General del Poder Judicial). No obstante lo cual, el Gobierno, que prometió mucho, luego no hizo nada para paliar la situación así creada para tantos hipotecados.



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21. Sin proyecto de país



Hemos visto cómo el pleno empleo prometido por el Gobierno en 2004, y reiterado en 2008 (cierto que con todas las alteraciones de una fuerte crisis internacional), se transformó en el desempleo más voluminoso de todos los países avanzados, rondando los cinco millones de parados: el 21 por 100 de la población activa y el 43 por 100 de la que está en edad juvenil.



En tanto que las promesas hechas de que se mantendría el estado de bienestar y de que iría en ascenso se truncaron en reducción de salarios y congelación de las pensiones. Por lo demás, el derroche de recursos públicos y la economía subsidiada continuaron con toda clase de manifestaciones de estar fuera de control.



En resumen, en la época de bonanza no se hicieron las reformas necesarias, lo cual hubo que pagar después al no haberse tomado nota, a tiempo, de la gravedad de las perspectivas. Para luego, en los últimos doce meses, ir buscando, a toda prisa y con poca reflexión, soluciones que tendrían que haber sido preparadas con antelación, esbozándolas con mayor profundidad. En definitiva, se vio que no había proyecto de país: ni existe, ni se le espera.