Bailarines en una actuación en el Festival de Jerash.

Parece que en las calles de Ammán, ajenas a esa primavera árabe que revoluciona otras capitales de Oriente Medio (las de Libia, Egipto, Siria o Túnez, sin ir más lejos), el protagonista del verano es la cultura. No hay manifestaciones ni algaradas que exijan derechos humanos ni libertades políticas. Todo es tranquilo, inmutable, varado en el tiempo, casi de arena, como las ruinas de Petra. Hoy, aquí, en Jordania, se habla de arte, de danza y teatro.



Se habla, sobre todo, del Festival de Jerash, la antigua ciudad romana fundada hace 6.500 años, que acoge desde el 15 de julio y hasta el día 31 ballets y exposiciones de arte y artesanía, de múltiples nacionalidades, para erigirse como nexo cultural entre oriente y occidente.



En esta edición participan compañías de ballet procedentes de China (Shanghai University dancing Group), Turquía (Turqkey Galata Mvelevi Ensemble), Alemania así como grupos palestinos, egipcios y jordanos. Y un invitado español, el Ballet de Murcia de Carmen y Matilde Rubio, dedicado a difundir lo mejor del flamenco, que actúó el viernes 22.



Inaugurado en 1981 por la Reina Noor Al Hussein, el Festival de Jerash forma parte, en la actualidad, de la programación cultural de la Fundación de la Reina Noor Al Hussein y se ha convertido en un interesante escaparate de la obra de los artistas jordanos y árabes pertenecientes a todas las disciplinas: hay conciertos, recitales de poesía, representaciones teatrales, ballets clásicos y folclóricos, se declama a Shakespeare y a Omar Jayam.



Cuatro son los teatros que acogen cada día los espectáculos, a partir de las 20.30 horas; justo el momento en el que la noche cae sobre la ciudad romana. Asimismo, uno de los teatros (Sound and Light Theatre) estará reservado para representaciones de obras árabes dirigidas al público infantil.



Lo mejor, con todo, es el marco: la ciudad romana de Gerasa ha permanecido enterrada en la arena hasta hace menos de un siglo, lo que ha permitido un estado de conservación excelente, que garantiza, además, que la mayor parte del área arqueológica descubierta sea una mínima parte de lo que aún se oculta.