Geoffrey Parker. Foto: F.D.Q.
Hace un año, Geoffrey Parker vino a España para presentar un nuevo libro sobre Felipe II. En aquella ocasión, anunció su "divorcio" del monarca, tras 45 años dedicados al estudio tanto de su figura como de la España de los siglos XVI y XVII. Pero hoy, el renombrado hispanista ha quebrantado públicamente su propósito, al presentar en el Museo Naval de Madrid la segunda edición de La Gran Armada. La mayor flota jamás vista desde la creación del mundo, escrito junto al prestigioso arqueólogo submarino Colin Martin, amigo y colega desde hace cuatro décadas.Esta versión del libro dobla en número de páginas a la primera, que se publicó en 1988 coincidiendo con la conmemoración del cuarto centenario de la gran contienda entre Felipe II de España e Isabel II de Inglaterra. El nuevo volumen incluye los últimos descubrimientos sobre la flota de 127 barcos dirigida por el duque de Medina-Sidonia y su frustrada misión, que consistía en unirse a las tropas del duque de Parma en Flandes para invadir Inglaterra y devolverla al catolicismo.
Los nuevos datos corroboran la tesis principal del libro: la derrota -o más bien fracaso- se debió a las innovaciones inglesas en artillería y al mal tiempo. Una de estas pruebas nació gracias a Alan Ereira, el productor de la exitosa serie documental sobre la Gran Armada que se emitió en la BBC y en TVE tras la primera publicación del libro, y en la que Parker y Martin ejercieron de consejeros técnicos. "Nosotros habíamos argumentado que en 1588 los barcos españoles tardaban el doble que sus enemigos en recargar su artillería pesada. Alan usó los inmensos recursos de la BBC para fabricar modelos a escala real de los cañones de cada flota y a un equipo de artilleros profesionales para demostrar empíricamente nuestra teoría".
Nicholas Roger es el responsable de otra novedad incluida en la segunda edición de La armada invencible. Este archivero londinense informó a Parker de la existencia de documentos ingleses que los autores no conocían y que se asemejaban a otros españoles que sí habían tenido en cuenta: "Tomé el siguiente avión a Londres y comprobé que estaba en lo cierto. Los oficiales ingleses habían contado cada barril de pólvora, cada bala de cañón suministrada, empleada y devuelta. Pasé varias semanas en el Public Record Office transcribiendo los documentos y además encontré las instrucciones de Isabel I para el almirante Howard sobre cómo derrotar a la armada, si es que podía encontrarla, pues la reina reconocía que no tenía ni idea de la estrategia de Felipe II", reconoce Parker.
La imposibilidad de los espías ingleses para determinar la estrategia de Felipe II, afirma el autor, se debió al carácter indeciso del monarca español, que cada poco tiempo cambiaba de planes. Esto jugó a favor de la Armada española, pero otro rasgo del monarca fue uno de los motivos del fracaso de la misión, según el historiador: "Felipe II confió la suerte de la expedición a los designios de Dios, convencido de que enviaría buen tiempo. Al principio fue así, pues la flota alcanzó el canal de la Mancha en sólo diez días, todo un récord para la época de la navegación a vela. Pero eso pronto cambió".
La Historia da lecciones para quien sabe leerlas, pero los errores se repiten en el tiempo. "Con la guerra de Irak pasó lo mismo. Bush confió su empresa a Dios, y al principio le fue bien -asegura Parker-. En tres semanas llegaron a Bagdad, la capital de un país con el tamaño de California y 25 millones de habitantes. Pero desde ese momento, todo se complicó".
El tercer "culpable" de las actualizaciones del libro fue el historiador Fernando Bouza, que comunicó a Parker que había encontrado cuatro legajos en la sección "Órdenes Militares" del Archivo Histórico Nacional, bajo el título "Archivos curiosos". Allí encontró documentos enviados al rey por Juan Martínez de Recalde, almirante general y segundo de abordo del duque de Medina Sidonia. Él y su pariente Alonso Martínez de Leiva, que había sido designado por el rey para sustituir al duque en caso de fallecimiento de éste, eran los veteranos de más rango de la expedición, y los documentos muestran la frustración de ambos ante las decisiones de Medina Sidonia, como la de circunnavegar Escocia e Irlanda para volver a la Península. Esta opción se demostró errónea, ya que provocó numerosos naufragios entre los navíos españoles, debidos al mal tiempo y el carácter abrupto de las costas irlandesas.
Por último, a Ereira, Roger y Bouza se suma un cuarto culpable del nacimiento de este nuevo libro: el hijo pequeño de Parker. "Me indicó que, dado que Felipe II y yo nunca habíamos llegado a consumar nuestro matrimonio, no necesitábamos un divorcio sino tan solo una anulación. Así que Felipito continua a mi lado", bromea Parker, dispuesto a continuar su idilio con el monarca, sin las ataduras de la vida conyugal.