Gianrico Carofiglio. Foto: Begoña Rivas.
En los cuentos de No existe sabiduría (La Esfera de los Libros) los personajes delineados por Gianrico Carofiglio van perdiendo a lo largo de las páginas su consistencia humana. Pasan a ser seres evanescentes en aeropuertos, estaciones, gasolineras... No lugares, que diría Augé. Ese es el efecto que el miedo y la ansiedad provocan en los urbanitas contemporáneos. Pero la literatura del autor italiano, un fenómeno de ventas en su país, ex fiscal antimafia y actual senador de las cortes italianas por el Partido Democrático, no se queda en la entrega de esa metáfora. Va más allá. Al fondo del vacío luce la esperanza. Los encuentros entre estos seres desconcertados acaban llenando de sentido esos espacios "carentes de alma". Hoy se encuentra en Madrid para presentar el libro y protagonizar una mesa redonda en el festival Getafe Negro junto al escritor Lorenzo Silva y la periodista Mavi Doñate.Pregunta.- ¿Hay un propósito común bajo estos diez relatos?
Respuesta.- La verdad es que no había de entrada un tema común porque fueron escritos en diversas épocas. No los escribí con el fin de compilarlos en un volumen. De hecho, nueve de ellos ya habían sido publicados antes y he añadido uno inédito, El maestro del bastón. Pero el hilo conductor lo he descubierto después, cuando ya estaban todos juntos. Creo que es lo que yo llamo la apuesta por los personajes. Es decir, conseguir que el lector se apasione y se enamore con el personaje en el espacio corto de un cuento. Que termine echándole de menos aunque el relato termine cuatro páginas después.
P.- Las mujeres son protagonistas de casi todos los cuentos. En general, los hombres aparecen como satélites que giran en torno a ellas. ¿Como escritor, le estimula más meterse en la piel de personajes femeninos que masculinos?
R.- Sí, porque digamos que es un juego más complicado y, entre comillas, más peligroso. Normalmente me siento más atraído por personajes femeninos. Una de los elogios que más me ha enorgullecido sobre este libro es el que me dijo una escritora y periodista italiana que dijo que los relatos parecían estar escritos por una mujer.
P.- Muchos de los personajes, femeninos y masculinos, se desvanecen, pierden su consistencia humana a lo largo de las narraciones. ¿Es una metáfora la incidencia del miedo y la ansiedad en la sociedad contemporánea?
R.- Es cierto, pero añadiría que también son metáfora de la superación de las dificultades trágicas. Es un de los temas clave en mi obra: la resurrección tras la caída. Esa sensación de evanescencia se debe también a la ambientación. Me interesa mucho ubicar mis historias en lo que Marca Augé denominaba no lugares, como aeropuertos, salas de esperas, gasolineras... Me gusta que estos lugares privados de alma sean llenados de emociones y sentimientos por el encuentro casual de los personajes.
P.- Decían algunos críticos italianos que con el relato Entrevista a Tex Willer [un héroe de cómic muy popular en Italia] usted ha inventado l'ipotesto. ¿En qué consiste este género?
R.- Es algo que provocó bastante debate. El personaje explica al entrevistador, o sea, a mí, si sé qué es lo que hay en el hueco entre en las viñetas. Le dice que ahí está la vida que no está contada, la que, voluntaria o involuntariamente, no queremos recordar y se olvidará primero.
P.- ¿Y a esos huecos le concede mucha importancia como escritor?
R.- Esos huecos demuestran que la vida de una persona, su experiencia vital, es un territorio ingobernable. Y de ahí la importancia de las historias y de las técnicas y habilidades para contarlas, porque sólo a través de ellas se puede poner un poco de orden en ese caos incontrolable. La literatura sirve para dar sentido a este caos.
P.- En pocos días sale en Italia su última novela, El silencio de la ola, que llegará a España a principios de 2012. ¿Qué nos puede adelantar de ella?
R.- Es el primero que ambiento totalmente en Roma, aunque hay una pequeña parte de dos páginas que sucede en Madrid, porque el protagonista va a ver el Guernika de Picasso. Es de nuevo una historia sobre la posibilidad de reinventarse y de renacer tras la tragedia. Mis libros, aunque no son optimistas en sentido estricto, si dan la idea de que se puede recuperar la confianza cuando se cree que se han perdido o han quedado dañadas para siempre.
P.- ¿Y eso en la Italia de Berlusconi es todavía posible?
R.- Creo que sí. A pesar de los pesares, Italia es un vivero de energía, de fantasía, de cultura y, lo más importante, de ganas de cambiar y de mejorar.