Christopher Hitchens. Foto: Reuters
El periodista y filósofo Christopher Hitchens murió ayer a la edad de 62 años en Houston (Texas, Estados Unidos), a causa de una neumonía derivada del cáncer de esófago que padecía. Fumador y bebedor empedernido, Hitchens tuvo que interrumpir el año pasado la gira promocional de sus memorias Hitch 22 para recibir tratamiento de quimioterapia.Como periodista, corresponsal de guerra y crítico literario, Hitchens se labró una reputación por su inteligencia, su mordacidad y sus críticas corrosivas hacia figuras públicas. En su libro de 2007 Dios no es bueno. Alegato contra la religión, Hitchens arremetió contra las principales religiones con su incisivo ateísmo. Argumentaba que la religión es la fuente de toda tiranía y que muchas de las barbaries se han cometido en nombre de la religión.
Hijo de un oficial de la marina británica, Hitchens estudió en la Universidad de Oxford y trabajó como crítico literario para la revista londinense New Statesman antes de trasladarse a Nueva York para ejercer como periodista en 1981. Se estableció en Washington al año siguiente, inicialmente como corresponsal para la revista de izquierdas The Nation. En 2007 obtuvo la ciudadanía estadounidense.
Hitchens era conocido por no andarse con rodeos a la hora de expresar su opinión. En su libro sobre Bill Clinton No one left to lie to, llamó al expresidente de EE.UU. "violador" y "estafador". Una vez se refirió a la madre Teresa de Calcuta como "una fanática enana albana".
Autor de 25 libros, incluyendo obras sobre Thomas Jefferson, Thomas Paine, George Orwell y Henry Kissinger, e incontables artículos y columnas -en una de sus últimas críticas lapidaba a David Mamet-, Hitchens nunca perdió su cáustico humor. "Soy un miembro de la élite del cáncer. Miro por encima del hombro a los que padecen tumores menos graves que el mío", dijo en una entrevista para la CBS en marzo de este año.
En una entrevista de 2010 para Reuters, Hitchens desestimó las críticas por su traslado ideológico de la izquierda a la derecha y por ayudar al expresidente George W. Bush a vender la guerra de Irak al público americano. "Saddam era un enemigo del mundo civilizado y debería haber sido eliminado hace mucho tiempo", dijo Hitchens sobre Hussein. "No me arrepiento de ello en absoluto". Los ataques del 11-S hicieron a Hitchens aún más crítico sobre el poder de la religión en el mundo, y un convencido defensor de la democracia estadounidense.