De todo esto bebe, sin duda, este primer libro del madrileño David Ruiz (1975), que si sorprende por una ambientación que aquí había estado relegada a las novelas de serie B -con algunos cultivadores enmascarados como González Ledesma- lo hace más aún por la calidad que encontramos en sus páginas. Catorce cuentos que nos llevan al siglo XIX de los pioneros americanos, que revisan todos los tópicos pero saben traspasarlos, que prefieren mirar en el interior de los personajes que en el polvoriento paisaje que les sirve de escenario.
Los relatos son independientes, aunque algunos personajes reaparecen a lo largo del libro, tejiendo una delicada red argumental que hace más ricas las historias. Hay pistoleros, prostitutas, sheriffs, venganzas, robos y muchos muertos. Algunos relatos son estupendos, como "Nath Filth" o "Propiedad privada". Y, en resumen, se trata de un debut distinto, inusitado, simpático, que merece la pena atender.