Ilustraciones de Desde el más allá y otras historias, de Erick Kriek (La Cúpula).
El ardid de H. P Lovecraft para contagiar de terror a sus lectores era la sublimación de la atmósfera y el desarrollo pegajoso de sus -en su mayoría- cortos relatos. Descripciones sin final y pasajes oníricos enredando las mentes de los atónitos espectadores con sus finales nihilistas, grumosos, que horrorizan por su dimensión cósmica o por su capacidad para desbocar la autoconsciencia del ser humano ante su minúscula importancia frente a lo desconocido.El singular autor de Providence pasó su vida como un Copérnico frustrado en su defensa del miedo: la visualización de sus monstruos no fue más que la materialización de sus fobias y temores. El pescado y los moluscos o incluso los inmigrantes de su país no eran más que fuentes con las que diseñaba sus viscosos y tentaculares protagonistas, menú principal de lo que se describe a veces como "Lovecraftiano".
Nunca la producción de un autor ha generado tanta ficción posterior, al menos literaria. Cientos de obras basadas en sus mitologías se confunden con obras del propio autor, cuyo club de "amigos del Pulp" creaba sus propios relatos conforme a su universo, lugares y sucesos. Entre ellos, por ejemplo, los creadores de Psicosis (Robert Bloch) y Conan el Bárbaro (Robert E.Howard). Sin embargo, el cine nunca ha tenido empatía por sus textos y la mayoría de sus traslaciones a la imagen en movimiento han sido fracasos muy poco certeros con el espíritu del escritor. Incluso nuevos proyectos de adaptación por parte de popes consolidados como Guillermo del Toro y James Cameron se han visto convertidos en quijotescos intentos frente a un Hollywood que aún niega abrir sus arcas para dignificar al clásico en celuloide.
Sin embargo, los videojuegos, el rol, incluso el mundo de la ilustración han rescatado el universo del autor de la amnesia y han renovado el interés por su figura. Un interés que el mundo del cómic nunca ha denegado. Desde las adaptaciones de la mítica escudería Warren en los 70, pasando por las prestigiosas revisiones de Alberto Breccia o la dedicación de nombres como Richard Corben, Alan Moore o indirectamente Mike Mignola, con las variaciones neogóticas en su Hellboy.
Desde el más allá y otras historias, que firma el ilustrador holandés Erick Kriek y que ahora publica La Cúpula, no es una formulación más para los incondicionales del autor, de aquellas que requieren un "gusto adquirido" previo para sumergirse en sus viñetas. La sintaxis que emplea es la de un cómic universal, con una narración veloz y escogida que adapta fielmente y sin desviaciones absurdas una interesante selección de algunos de los más importantes relatos del autor.
Sus ilustraciones en blanco y negro, convenientemente lóbregas y cuidadas, se combinan con un estilo sólido y potente, muy cinematográfico, que no descuida la claridad, pese a estar plagado de detalles. Una corrección del estilo EC Cómics con cierto deje caricaturesco post-Crumb, que nunca intenta otra cosa que dar vida las descripciones de los originales de la manera más parecida a cómo el lector las evocaría al leerlas.