Emili Teixidor. Foto: Antonio Moreno

Maestro y licenciado en derecho, letras y periodismo, Emili Teixidor (1933) acaba de morir en su casa de Barcelona, en el barrio de Sarrià, víctima de un cáncer contra el que llevaba luchando los últimos años. Nacido en el mismo pueblo que el poeta Miquel Martí i Pol, coincidió con él en el colegio y mantuvieron una larga amistad. Se dice que eran compañeros de escuela y pupitre, y que Teixidor se felicitaba porque él pudo continuar estudiando hasta los 16 años, en tanto que el futuro poeta tuvo que abandonar el colegio a los 12 años. Parte de esa experiencia, la de un niño que pertenece al bando que ha perdido la guerra y con un padre encarcelado por rojo, cristalizó en Pa negre.



Teixidor fue, hasta hace una década, uno de los lectores más leídos e ignorados a un tiempo de nuestra literatura. ¿La razón? Se dedicaba a la literatura infantil y juvenil. Por eso, aunque obtuvo el Premio Joaquim Ruyra de narrativa juvenil por Les rates malaltes (Las ratas enfermas), en 1967, así como los de la Generalitat de Cataluña, el de la Crítica de Serra d'Or o el Premio Nacional de literatura infantil y juvenil, en 1997, por L'amiga més amiga de la formiga Piga (La amiga más amiga de la hormiga Piga), fue un libro para adultos, Pan negro (Seix barral, 2004) el que le hizo popular en toda España. Esta novela, llevada al cine en 2010 por Agustí Villaronga, obtuvo además, los premios Lletra d'Or, Joan Crexells y Premio Nacional de Literatura de la Generalidad de Cataluña en 2004. En 2010 publicó Els convidats (Los invitados).



Sin embargo, jamás olvidaba a su público más querido, el infantil y juvenil, y cuando le preguntaban los trucos para hacer que se "engancharan" a la lectura, solía decir: "Lo que habría que hacer es acostumbrar a los niños desde pequeños al hábito y al esfuerzo de la lectura. Antes, en las escuelas se leía una hora diaria, desde los siete a los doce años, eso son muchas horas de lectura. Ésta es una buena idea que logra crear el hábito lector. Contagiar el deseo de leer sólo se puede lograr por contacto, imitación o seducción. Se trata de buscar una manera de interesar al lector. No se puede hacer leer a un niño con sermones. Lo mejor es un método indirecto, despertar aunque sea con trucos la curiosidad de las personas".



El éxito de Pan negro le desbordó, aunque, como confesó en una entrevista para El Cultural, no tenía duda:



-Imaginación y memoria: ¿cuál de las dos es más fiable?

-La memoria cava, la imaginación florece.



-¿Incluso en la infancia más terrible hay un paraíso?

-Sí. ¿Cómo podrían vivir sin ese reducto los miles de niños que carecen de casi todo? Un aforismo dice que quien quiere hacer un paraíso con su pan, lo que consigue es un infierno con su hambre.



-¿Y los paraísos adultos?

-Algunos son artificiales, como es sabido. Como dice un buen amigo, de todos los paraísos hay que emigrar, pero nunca ser expulsado.



-Los adultos ¿se entienden entre ellos?

-No, a la vista está. Sólo hay que abrir el diario. Pero hay que intentarlo. Un adulto, a veces, no es más que un niño sin esperanza.