Ilustración de la portada de 'Cuaderno', editado por Blackie Books.

Blackie Books lanza la pesadilla veraniega de todo estudiante de primaria, pero esta vez para adultos. Nada que ver con los ejercicios de gramática o las cuentas matemáticas que acompañan a los alumnos durante los meses de calor para no olvidar lo aprendido durante el curso. Cuaderno es un libro de "ejercicios, pasatiempos y otros quehaceres eruditos para la reforestación cultural y la desoxidación mental de nuestro país", como anuncia en su portada.



Cuaderno abarca música, cine y ciencia, además de temas menos "sesudos", como un recortable que permite vestir a una pareja con prendas bastante anacrónicas. La crisis también tiene su propia sección, por supuesto, camuflada en el apartado "España, el nuevo Mordor". Con altas dosis de humor e ingenio, y una gran carga de nostalgia por los años 80 y 90, este primer volumen pretende despertar el intelecto y conseguir que los lectores, al menos, aprendan algo. Su declaración de principios, recogida en el "Manifiesto cuadernista", afirma que cuanto más ignorante es una persona, menos maravilloso le resulta el mundo.



Los que se consideren especialistas en alguno de los temas que propone Cuaderno descubrirán que cada ejercicio está preparado para poner a prueba sus conocimientos y su imaginación. La creatividad es otra de las grandes apuestas de este pasatiempo, que ofrece la posibilidad de componer canciones del verano propias o de reescribir los guiones de algunos clásicos de la gran pantalla. Para dar un respiro al veraneante y permitirle algo de relajación, cada sección se cierra con una historia extraordinaria, un breve reportaje sobre una personalidad destacada de esa disciplina.



Los ejercicios beben de los rompecabezas tradicionales: sopas de letras, crucigramas, unir los puntos y test multirrespuesta. Sin embargo, algunos exigen más material que un boli: la añoranza de la infancia que destila Cuaderno se refleja en los experimentos que propone, ya sea la fabricación de un periscopio o de una bomba de humo con pelotas de ping-pong.



El libro tiene en cuenta cada detalle práctico, e incluye sugerencias sobre los lugares idóneos para disfrutarlo, desde el metro hasta esperando para pasar la ITV. Incluso apunta la cantidad de calorías que se consumirán al acabar de resolverlo. Las soluciones, por si acaso, se adjuntan en las últimas páginas.