Los cuentos de Gómez Bárcena tienen algo de homenaje y de ensayo con público, sin por ello desmerecer en absoluto, como no desmerece Van Gogh cuando imita a Millet, o como Picasso no se rebaja al remedar a Velázquez. Nos encontramos ante una colección de textos en la estela de una amplísima tradición que va de las crónicas de indias a las sagas nórdicas, de los relatos legendarios a los cuentos de hadas, de la distopía huxleyana a los robots de Asimov. Todos dentro de lo que podríamos considerar literatura fantástica.
El autor destroza los tópicos generacionales al demostrar un vastísimo bagaje de lecturas y una mirada puramente literaria. Y más allá de los homenajes logra construir un mundo personal y en muchas ocasiones fascinante. Entre el buen nivel de los relatos, quisiera destacar tres: el que da título al libro, protagonizado por el iletrado guardián de un museo de momias y sus criaturas durmientes; "La espera", el relato de un robot a la espera del advenimiento de un mesías en un mundo poblado por androides y "Fábula del tiempo", la emocionante leyenda de una princesa que emprende por amor un particular y hermosísimo viaje en el tiempo. Léanlo.