Mario Vargas Llosa, autor de La ciudad y los perros.



En 1962, mientras la tensión entre los Estados Unidos y la Unión Soviética estaba a punto de pasar de una guerra fría a una guerra atómica (recuerden la crisis de los misiles), aparecieron en librerías La muerte de Artemio Cruz y Aura, de Carlos Fuentes; y La ciudad y los perros, de Vargas Llosa. Es difícil establecer hitos definidos y definitivos cuando se habla del surgimiento de un movimiento literario. Pero lo cierto es que ese año, por su cuádruple coincidencia, podría fijarse como el que dio a luz el boom latinoamericano. Al menos así lo ha decidido la Cátedra Vargas Llosa y Acción Cultural Española, que han organizado el Congreso Internacional El canon del boom , por el que desfilarán 46 escritores españoles y latinoamericanos, a lo largo del 5 al 10 de noviembre.



Corresponderá al propio Vargas Llosa inaugurarlo, el lunes a las 19.00 horas en la Casa de América, con una conferencia magistral en la que recapitulará sobre los orígenes del grupo, que tuvo en Barcelona su epicentro, sobre todo gracias al clima de apertura que se respiraba en la capital catalana por entonces, con una ebullición de editoriales y agentes (mención especial merece Carmen Balcells) que apostaron por primera vez por aquellos jóvenes valores que revolucionarían la historia de la literatura en español. En el congreso de la próxima semana se mezclarán autores de diversas edades, cada uno con su visión sobre aquel fenómeno. Estarán algunos consagrados, aparte del Nobel peruano, como Sergio Ramírez y Caballero Bonald (este último cerrará el ciclo el viernes).



Aunque en la nómina del congreso sobre todo abundan voces nuevas, o no tan nuevas pero que, por diversas razones, a pesar de tener ya una trayectoria notable, no son tan conocidos en España. Entre los primeros, J.J. Armas Marcelo, director de la Cátedra Vargas Llosa, destaca la presencia de Jeremías Gamboa y Pedro Félix Novoa, dos escritores limeños que ya van acumulando contratos de edición y traducciones en diversos países (al primero lo editará Mondadori en España). Entre los segundos, podría citarse al argentino Marcelo Birmajer y el venezolano José Balza. "A todos ellos", advierte el escritor canario, "les corresponde desterrar y rescatar nombres" de ese canon que, desde siempre, ha dado mucho que hablar. En ese "todos ellos" hay que incluir, además, Héctor Abad Faciolince, Iván Thays, Fernando Iwasaki, Fernando Savater, Luis Gotisolo, Carlos Franz...



Un libro clásico que intentó ofrecer una lista cerrada es Los nuestros (1966 y recién reeditado por Alfaguara), en el que el crítico e investigador Luis Harss reunió una serie de entrevistas a 10 escritores (Alejo Carpentier, Miguel Ángel Asturias, Jorge Luis Borges, Joao Guimaraes Rosa, Juan Carlos Onetti, Julio Cortázar, Juan Rulfo, Carlos Fuentes, Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa). El propio Harss reconoce hoy, no obstante, que las limitaciones de espacio, las muertes prematuras y su propio desconocimiento dejaron fuera plumas también capitales. El cónclave de la próxima semana, titulado no por casualidad El canon del boom, repasará esas nóminas canónicas para ponerlas al día. Armas Marcelo se acuerda (se quiere acordar, digamos) de Jorge Ibargüengoitia, "al que sólo leemos escritores", y de Roberto Arlt, "del que muchos dicen, y creo que con buenas razones, que fue el introductor de la novela moderna en Latinoamérica". Son dos, pero los autores que bailan en la frontera de la etiqueta boom son muchos.



Una de las características más llamativas del congreso es, por otra parte, su carácter descentralizado. La mayoría de las mesas redondas se celebrarán en la Casa de América. Pero los escritores se dividirán en grupos y se repartirán por diversas universidades españolas que han concedido el Doctorado Honoris Causa a Mario Vargas Llosa (la Universidad Europea de Madrid, la de La Rioja, Castilla-La Mancha, la de Valladolid, la de Granada, la de Murcia y la de Alicante).